La hermanastra fea
2025
Cine
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"La hermana fea" se estrena en todos los cines de Perú este jueves 9 de octubre. (Foto: BF)
"La hermana fea" se estrena en todos los cines de Perú este jueves 9 de octubre. (Foto: BF)

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“La hermanastra fea”: lo nuevo del ‘body horror’ tras “La sustancia”
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“La hermanastra fea”: lo nuevo del ‘body horror’ tras “La sustancia”

“La hermanastra fea”: lo nuevo del ‘body horror’ tras “La sustancia”

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La cineasta noruega Emilie Blichfeldt debuta con (The Ugly Stepsister), una película que desmonta el mito de Cenicienta de los Hermanos Grimm para sumergirse en un universo de horror corporal, sátira social y tragedia femenina. Aquí no hay vestidos mágicos ni hadas madrinas, sino agujas, bisturís y gusanos que devoran la carne.

En Saltar Intro de El Comercio ya hemos podido ver la tan nombrada película y aquí te contamos qué nos pareció.

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Alfonso Rivadeneyra

Un cuento de hadas convertido en pesadilla corporal

La protagonista es Elvira (Lea Myren), una de las temidas “hermanastras” del clásico cuento. Sin embargo, esta vez ella ocupa el centro de la historia, convertida en una joven obsesionada con alcanzar los estándares de belleza impuestos por una sociedad que solo valora lo que brilla por fuera. Su madre, la calculadora Rebekka (Ane Dahl Torp), la empuja sin descanso a transformarse para conquistar al Príncipe Julian (Isac Calmroth), quien busca esposa entre las vírgenes del reino.

Desde su inicio, Blichfeldt deja claro que el camino de Elvira será una tortura. En la primera escena, la joven explota un grano frente al espejo en un primer plano tan grotesco como simbólico: el cuerpo femenino reducido a su imperfección, expuesto y violentado. A partir de ahí, el filme se adentra en una pesadilla quirúrgica en la que la búsqueda de la belleza se convierte literalmente en un acto de mutilación.

Lea Myren es la protagonista de "La hermana fea". (Foto: BF)
Lea Myren es la protagonista de "La hermana fea". (Foto: BF)
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El sacrificio del cuerpo y el mito de la perfección

Elvira se somete a una serie de procedimientos tan dolorosos como absurdos. Su madre le rompe y reacomoda la nariz, le arranca los brackets sin anestesia, le cose pestañas falsas a los párpados y, como toque final, la obliga a tragar un huevo de tenia para mantenerse delgada.

Blichfeldt convierte estos rituales de embellecimiento en una danza de horror digna de Cronenberg. Cada escena es una crítica feroz a las presiones estéticas contemporáneas, amplificadas hasta el extremo del ‘body horror’. Los sonidos de huesos quebrados, la piel desgarrada y los zumbidos de moscas acompañan la lenta degradación física y mental de Elvira, que aún cree que el sufrimiento la llevará al amor.

La película nunca busca una moraleja inspiradora. No hay empoderamiento ni lección final sobre “amarte como eres”. Por el contrario, “La hermanastra fea” expone con brutal franqueza cómo la obsesión colectiva por la apariencia termina devorando el alma. Es una cinta sobre la locura del ideal estético, un espejo deformante que nos devuelve una imagen demasiado reconocible.

Un cuento de hadas de pesadilla

Ambientada en un reino ficticio llamado Swedlandia, la historia mezcla el estilo gótico europeo con una estética de fábula enfermiza. Las secuencias parecen extraídas de un grabado del siglo XIX, gracias a la fotografía del reconocido Marcel Zyskind, que combina luces frías con interiores sombríos y escenarios boscosos bañados en neblina.

Los vestuarios diseñados por Manon Rasmussen acentúan el contraste entre lo bello y lo grotesco. Los vestidos de satén, los corsés y las flores bordadas en los pechos de las damas conviven con instrumentos de tortura cosmética: agujas curvas, hilos quirúrgicos, prótesis improvisadas. Todo parece hermoso a primera vista, pero cada elemento tiene un filo oculto.

La dirección de arte convierte cada rincón en un reflejo del deterioro interior de Elvira. Mientras su cuerpo se descompone, la casa familiar también se pudre: la madre se niega a enterrar a su marido, el cadáver se desintegra entre moscas y los gusanos invaden las paredes. Es una alegoría visual del precio de negar la decadencia natural del cuerpo.

La hermana fea (2025)
La hermana fea (2025)

La interpretación de Lea Myren: entrega total al horror

En el corazón de esta espiral autodestructiva está Lea Myren, cuya actuación es una de las más intensas y valientes del cine de terror europeo reciente. Myren se entrega al papel con una mezcla de vulnerabilidad y locura. Su Elvira es patética y tierna a la vez, una figura trágica que sueña con amor mientras se autodestruye frente al espejo.

Elvira cree de verdad que el sufrimiento la hará merecedora del afecto del príncipe, y en esa ingenuidad radica la crueldad del relato. Su hermana menor, Alma (Flo Fagerli), representa la única voz de cordura: una joven que observa con horror cómo su madre y su hermana se consumen en el altar de la belleza. Pero su resistencia no basta. En este reino, el culto a la perfección es religión y su disidencia, una blasfemia.

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Comparación: “La hermanastra fea” vs. “La sustancia”

Tanto “La hermanastra fea” como “La sustancia” de Coralie Fargeat exploran el cuerpo femenino como campo de batalla, pero lo hacen desde perspectivas diferentes.

En “La sustancia”, la historia gira en torno a una actriz envejecida que utiliza un producto milagroso para recuperar la juventud, dividiendo su ser entre dos cuerpos. Fargeat construye una crítica al capitalismo del cuerpo y la obsesión por la juventud eterna a través de una estética pop, estilizada y ferozmente contemporánea.

Blichfeldt, en cambio, opta por la decadencia medieval y el tono de fábula grotesca. Mientras Fargeat usa el exceso visual para ironizar sobre la cultura de consumo, Blichfeldt emplea el horror físico más crudo para denunciar la mutilación simbólica que implica la belleza normativa.

Ambas películas coinciden en su mirada feminista y en su denuncia de la autoexplotación femenina frente a un ideal imposible. Pero “La hermanastra fea” es más visceral, más primitiva, una versión barroca y sangrienta de la misma pregunta: ¿Hasta qué punto el deseo de ser amada pasa por el sacrificio del propio cuerpo?

Si “La sustancia” disecciona la cultura de la imagen con bisturí de precisión, “La hermanastra fea” lo hace con un hacha, sin sutilezas ni filtros. Su tono es más nihilista, más desesperado, y su conclusión menos esperanzadora. Donde Fargeat deja abierta una posibilidad de rebelión, Blichfeldt solo ofrece ruina, enfermedad y carne.

Un debut perturbador que reinventa el mito

Con “La hermanastra fea”, Emilie Blichfeldt firma un debut brutal, visionario y profundamente incómodo. Su mezcla de estética gótica, violencia física y humor negro recuerda tanto al cine de David Cronenberg como a los mundos retorcidos de Angela Carter.

El filme desmonta la fantasía infantil de Cenicienta para revelar su raíz más oscura: un cuento sobre el deseo, la envidia y la mutilación del yo. Blichfeldt no busca redención ni belleza interior; su película es un grito desesperado contra un sistema que exige dolor a cambio de aceptación.

Al final, “La hermanastra fea” nos deja con una certeza escalofriante:en el reino de la belleza, todos somos víctimas, y nadie sale limpio.

La película se estrena este jueves 9 de octubre en cines de Perú.

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