Mientras escribo estas líneas yo estoy en Miraflores, pero no sé bien en qué coordenadas latitudinales se encuentra Zara (su nombre nada tiene que ver con la ultraconocida marca de ropa; por eso sus locales llevan su apellido). Acaba de volver de Barcelona –ni bien bajó del avión, corrió para supervisar estas fotos– y estoy casi segura de que hoy está en Cusco. Su nueva obsesión es explorar el cacao nativo para tener su propio chocolate (bean to bar, o del grano a la barra, es como se conoce este concepto) y compartirlo con amigos y especialistas que suelen visitarla de Europa.
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Zara Alanya estudió repostería en una universidad local, pero al terminar la carrera logró conseguir un cupo en la prestigiosa escuela de hostelería Hofmann, en Barcelona. Con una hija pequeña esperándola en Lima, y un sueño por delante, Zara partió a España a descubrir técnicas, sabores y posibilidades que le dieron un vuelco a su mundo. Casi 20 años más tarde aún mantiene lazos por allá, y suele viajar con bastante frecuencia.
Sus ideas y creatividad se nutren de una lista de influencias que van del Mediterráneo hasta los países nórdicos, pasando por supuesto por las tres regiones de nuestro país y los clásicos más famosos de la pastelería: del pie de limón a los bombones.
El local principal de Alanya –fue el segundo que abrió; el primero aún se mantiene en Chacarilla, aunque está próximo a tener una gran remodelación– se encuentra en una de las calles gastronómicas más interesantes de Barranco: el jirón Domeyer, hogar de Isolina, Siete y Awicha, por nombrar algunos de los espacios que acaban de poner mesas en sus terrazas, incluida ella.
Lo que Zara ofrece en sus vitrinas –hay más de 20 variedades de croissants rellenos y pasteles tan bonitos que casi se siente un pecado morderlos– se ha expandido a un menú que incluye distintos panes y ensaladas, pizzas, pastas y cocteles, todo hecho en su taller y con cada detalle perfectamente vigilado. No podría recomendar más este espacio, perfecto para visitar a cualquiera hora del día e idóneo para satisfacer el antojo que sea. El cielo es el límite aquí. //
La historia de Zara Alanya no es distinta de la de muchas mujeres valientes y empoderadas: salió embarazada muy joven, pero decidió apostar por un rubro en el cual creía a ciegas, aunque representaba un reto enorme: la repostería de autor. se formó en barcelona con enormes sacrificios personales, pero al volver a lima su vida cambió radicalmente.
Al inicio, el mercado no estaba listo para lo que zara ha convertido hoy en su sello: la pastelería de vanguardia (al menos no fuera del circuito de restaurantes). Hace unos 15 años el público no salía de los clásicos y era difícil encontrar un balance. Poco a poco, Zara fue ganándose la confianza de sus comensales y en la pandemia –gracias al delivery– terminó de conquistar su rubro. hoy tiene dos locales de alanya (Barranco y Chacarilla) y alista uno nuevo en Miraflores.
Dirección: Jr. Domeyer 233, Barranco.
987-399131
@alanyareposteria
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