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La biomedicina descubre formas de abordar las enfermedades que en ocasiones resulta difícil de creer.
Es el caso de lo que podría ser un hito en la historia médica para tratar el cáncer en una forma más segura. En síntesis es el uso de robots diminutos que se inyectan en el torrente sanguíneo para que localicen el tejido neoplásico y ataquen a las células dañadas sin tocar las células sanas. Terminada la misión, estas máquinas inteligentes se desintegran en la sangre.
Conocidos como los nanobots, solo miden 50 nanómetros de largo y tienen un grosor 2.000 veces más delgado que un cabello humano. Detrás de este procedimiento, que ya ha sido probado en insectos vivos, presentado en ponencias y publicado en la revista “Nature”, se encuentra el equipo liderado por el joven doctor Ido Bachelet, experto en nanotecnología del ADN, PhD de la Universidad Hebrea de Jerusalén, con una beca posdoctoral del Instituto Tecnológico de Massachusetts y otra en la Universidad de Harvard.
Actualmente trabaja en el laboratorio de Biodiseño de la Universidad Bar Ilan, en Israel y se dedica a inventar formas más eficientes de entregar la medicina en el organismo humano.
En el caso del cáncer, el doctor Bachelet explica que sus investigaciones no están orientadas a buscar una nueva droga, sino a controlar cómo se distribuyen los fármacos existentes para que estos robots entrenados identifiquen las células cancerosas y depositen en ellas la medicación, evitando que la toxicidad de las mismas afecte las células sanas, algo que la ciencia intenta evitar especialmente en el tratamiento del cáncer, pues los fármacos estándar atacan a todas las células, buenas y malas.
“Entrenamos a los soldados para usar esas armas correctamente”, dice Bachelet en referencia a los nanobots, a los que describe como “computadoras del tamaño de moléculas que interactúan con moléculas”.
Recientemente se anunció el inicio de la fase clínica de las inyecciones de millones de nanorrobots para intentar salvar la vida de un paciente con leucemia en etapa avanzada. Se espera también que en dos años se pueda lograr la reparación de médula en estudios preclínicos.
INTERRUPTORES PROGRAMADOS
Los nanobots están construidos con moléculas de ADN y se pueden cargar con distintos materiales: proteínas, medicamentos, proteínas, etc, según el tipo de terapia y la enfermedad que se quiera tratar. Su versatilidad es tal que el doctor Bachelet ha logrado programar a los nanobots con una especie de interruptor para que se activen solo cuando se cruzan a su paso las células malignas y se apaguen cuando estén frente a las células sanas.
También creó un sistema para que trabajen al igual que las colonias de los insectos. Esto servirá para que en terapias combinadas (cocteles de fármacos), la interacción entre ellas no genere efectos secundarios en el paciente pues trabajarán al mismo tiempo pero sin colisionar.
EL DATO
Los nanobots en cucarachas mostraron la precisión de un sistema informático.