Gallinazo de cabeza negra: siete datos que quizá no conocías de la característica ave de Lima | FOTOS
Viste de negro, pero pocos se atreverían a decir que es elegante. Denostado dueño de las alturas limeñas, el gallinazo (Coragyps atratus), cabeza descubierta y mirada vigilante, lleva sobre su lomo una injusta fama de poco bello, que su condición de carroñero y asiduo a los basurales terminaron por perfilar. Un estigma que, si bien parece no mellar en su cotidiano despliegue por plazas, techos e iglesias, desvía la mirada de su silencioso aporte a la ciudad. [Todas las fotografías son de Fernando Sangama]
Presente en casi toda América, se le conoce en otros países con los nombres de jote, zopilote, chulo, entre otros. Negro de las patas a la cabeza, con ligeras manchas blancas hacia el final de las alas, el gallinazo de cabeza negra mide en promedio 65 cm. de altura. Destaca de su apariencia la cabeza desprovista de plumas, que muestra su piel negra y arrugada, así como su cola corta y redondeada.
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Los más limpios del basural
Es carroñero, pero también se alimenta de desperdicios orgánicos. Por lo que suele frecuentar los basurales en busca de animales muertos y alimentos en descomposición. De esta forma, es aliado en la reducción de estos residuos en la ciudad.
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La hora del baño
Al contrario de lo que muchos piensan, se trata de un ave que valora la limpieza. Para saciar su sed buscan agua limpia, al igual que para acicalarse, y se toman su tiempo en dejar su plumaje en buenas condiciones para el vuelo. Por eso es común verlas en piletas y fuentes.
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Amigo gallinazo
Suelen volar acompañados y por lo general son pacíficos, ya que no tienen enemigos naturales. De pichones son juguetones, asegura la jefa del Departamento de Ornitología de la UNMSM, Letty Salinas, además de muy observadores y memoriosos, cualidad que les permite guiarse y retornar a los lugares donde crecieron o vivieron.
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Fieles y buenos padres
En el amor, son fieles; como padres, modelos a seguir. El gallinazo macho llenará de regalos y atenciones a la hembra para ganarse su corazón; si ella accede al cortejo, permanecerán juntos para toda la vida, señalan los especialistas de la UNMSM. A sus pichones los cuidan por alrededor de seis meses y comparten las tareas que exige una adecuada alimentación para sus pequeños.
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Imaginario limeño
El historiador Jorge Lossio cuenta en su libro “Acequias y gallinazos” que en el siglo XIX la negra ave era vista por los limeños y las autoridades como un “mal necesario”, ya que facilitaba la eliminación de animales muertos que eran abandonados en las calles. Su numerosa población, señala el autor, era indicador de las condiciones ambientales e higiénicas de la época.
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En la letras y artes plásticas
En la literatura, “Los gallinazos sin plumas” de Julio Ramón Ribeyro, así como el cuento para niños “El señor gallinazo vuelve a Lima” de Sebastián Salazar Bondy son dos muestras de su permanente presencia en el paisaje limeño. De igual forma que, desde las artes plásticas, lo hiciera la escultora Cristina Planas con su obra “San Francisco de Lima y su gallinazo” que por mucho tiempo estuvo ubicada en el techo de la Gran Biblioteca Pública de Lima.
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Fuentes:
- Las aves más comunes de Lima y alrededores (1998) - Óscar Gonzales, Editorial Santillana
- Acequias y gallinazos: salud ambiental en Lima del siglo XIX (2003) - Jorge Lossio, IEP Ediciones
- En defensa de los gallinazos de Lima: los mitos detrás de esta incomprendida ave (18/02/2020) - María del Carmen Yrigoyen, El Comercio
- Corbidi