En Europa, las nuevas normas buscan garantizar que cada perro y gato viva en condiciones de bienestar, trazabilidad y protección, sin importar el país donde nazcan o sean adoptados. ( Imagen generada con IA)
En Europa, las nuevas normas buscan garantizar que cada perro y gato viva en condiciones de bienestar, trazabilidad y protección, sin importar el país donde nazcan o sean adoptados. ( Imagen generada con IA)

La Unión Europea acaba de aprobar la primera ley comunitaria dedicada exclusivamente al bienestar de perros y gatos, una regulación que promete cambiar por completo la forma en que se crían, venden y protegen estos animales. Se trata de un paso histórico que, más allá de marcar un precedente global, abre un debate necesario en países como el Perú: ¿estamos preparados para un cambio similar?

Una ley que redefine la protección de perros y gatos

La nueva normativa europea establece por primera vez estándares uniformes para los 27 países de la Unión. Con ella, todos deberán asegurar condiciones dignas para los animales, combatir la cría clandestina y garantizar la trazabilidad desde su nacimiento hasta su adopción o venta. La ley introduce la identificación obligatoria mediante microchip, regula estrictamente la cría, incluyendo límites en el número de camadas y periodos de descanso entre gestaciones y prohíbe prácticas que comprometan la salud, como la reproducción dirigida a obtener rasgos físicos exagerados. También establece normas específicas para criadores, vendedores y refugios, además de prohibir métodos de entrenamiento considerados crueles. Los países tendrán entre cuatro y quince años para adaptarse por completo, dependiendo del rol y del tipo de tenencia.

Con este marco, la UE busca ordenar un mercado que mueve miles de millones de euros al año, pero que en muchos casos opera sin suficiente supervisión, favoreciendo el maltrato, la explotación y el comercio ilegal.

El caso peruano: avances, pero todavía sin una estructura integral

En el Perú, los últimos años han traído normas importantes que demuestran un creciente interés por el bienestar animal. La Ley 30407 reconoce a los animales como seres sensibles y sanciona el maltrato; la Ley 31311, conocida como “Ley 4 Patas”, prioriza la esterilización como política pública; y la Ley 31807 impulsa el uso de tecnologías como el microchip para identificar y rastrear mascotas. A nivel local, varias municipalidades han emitido ordenanzas que regulan el registro y la tenencia responsable.

Sin embargo, estas iniciativas todavía funcionan de manera fragmentada. El país no cuenta con un registro nacional único ni con estándares uniformes para criadores, vendedores o albergues. Tampoco existe una regulación detallada sobre la cría comercial, los límites reproductivos, el comercio digital o el uso de prácticas dañinas. En la práctica, la aplicación depende de cada distrito, lo que genera desigualdades profundas y dificulta combatir la informalidad y el abandono.

¿Qué significaría para el Perú adoptar un modelo como el europeo?

Una ley similar permitiría ordenar el ecosistema de protección animal con mayor eficacia. La identificación masiva podría reducir considerablemente el abandono, al tiempo que facilitaría la fiscalización y la reunificación de animales perdidos. Un marco regulatorio claro para la cría ayudaría a combatir los criaderos clandestinos y a prevenir prácticas que ponen en riesgo la salud de los animales. Además, establecer estándares de bienestar para vendedores y refugios beneficiaría directamente la calidad de vida de miles de perros y gatos.

No obstante, avanzar hacia ese modelo implicaría desafíos importantes: inversión en sistemas de registro y fiscalización, campañas educativas sostenidas y una coordinación articulada entre municipios, veterinarias, ministerios y organizaciones civiles.

Un debate que ya no puede esperar

La decisión europea marca un antes y un después en el bienestar animal a nivel mundial. Y aunque el contexto peruano es distinto, la experiencia de la UE ofrece una ruta clara: trazabilidad, estándares uniformes, controles efectivos y una visión de los animales como seres que merecen protección integral.

El Perú ha avanzado, pero aún tiene la oportunidad y la responsabilidad de modernizar su marco legal para enfrentar el abandono, la cría informal y el comercio irresponsable. Mirar lo que está ocurriendo en Europa no es solo observar un ejemplo; es reconocer que el bienestar animal ya forma parte de las conversaciones globales que no podemos seguir postergando.

Si queremos un país donde perros y gatos vivan con dignidad, este es el momento de abrir el debate, construir consensos y dar los próximos pasos.

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