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Elecciones 2022: el día que Lima volvió a votar por su alcalde tras casi 40 años de autoridades a dedo | FOTOS
El 15 de diciembre de 1963, más de 2 millones de personas se dirigieron a las mesas de sufragio para elegir a las nuevas autoridades ediles. Era la primera elección municipal que se realizaba en todo el país después de varias décadas de nombramientos a dedo. En Lima, ganó Luis Bedoya Reyes.
A 24 horas de nuevos comicios para elegir al alcalde de Lima Metropolitana, así como a las autoridades ediles de los distritos y provincias del Perú -a los que se suman los gobiernos regionales-, es interesante recordar aquel regreso al sufragio popular luego de 41 años sin poder elegir. La última vez que los peruanos habían ido a las ánforas municipales fue en 1922. Fue el retorno de la democracia municipal en el Perú.
Fue un hecho histórico lo que sucedió ese domingo 15 de diciembre de 1963. Esa vez fueron dos los postulantes con más opciones para acceder al sillón municipal: Luis Bedoya Reyes, de la Alianza Acción Popular-Democracia Cristiana (AP-DC), y María Delgado de Odría, de la Coalición Partido Aprista Peruano-Unión Nacional Odriísta (APRA-UNO).
Ambas coaliciones partidarias controlaban el Poder Legislativo, en tiempos del gobierno democrático recién electo del arquitecto Fernando Belaunde Terry. Ello generó una inevitable polarización de la campaña municipal.
DOS DUROS RIVALES EN CAMPAÑA
María Delgado de Odría, esposa del general Manuel A. Odría, el dictador del país entre 1948 y 1956, fue la primera mujer que compitió por alcanzar la alcaldía limeña. Era una mujer conservadora, pero se hizo muy popular no solo por ser la pareja matrimonial de un ex presidente, sino especialmente por su destacada labor social en las conocidas “barriadas limeñas”, desde la década de 1950. Es por ello que le decían por aquellos días la ‘Evita Perón peruana’.
Doña María tuvo el olfato político para acercarse de una forma asistencialista a estos nuevos pobladores, y allí fue que obtuvo un fuerte apoyo electoral; sin embargo, no le fue insuficiente. Ella no superó el voto popular de su ocasional rival, quien sería luego el fundador del Partido Popular Cristiano (PPC), el doctor Luis Bedoya Reyes.
Conocido popularmente como ‘El Tucán’, Bedoya fue un político sagaz y vigoroso, que venía de las filas de la Democracia Cristiana y que había sido, además, secretario del ex presidente José Luis Bustamante y Rivero. Gracias a sus dotes de orador y a su gran habilidad para polemizar, Bedoya pudo calar mejor en las preferencias del electorado.
Tres días antes de que se realizaran los comicios, el jueves 12 de diciembre de 1963, el candidato de la Alianza AP-DC cerró con destreza su campaña: aprovechó las cámaras de joven televisión peruana para exponer sus propuestas programáticas, e instó a los limeños a votar de manera consciente. Sus discursos fueron seguidos con interés por miles de personas.
Ese fin de semana, el 15 de diciembre de 1963, ‘El Tucán’ Luis Bedoya Reyes alcanzó el 49% de los votos (180 mil, aprox.); mientras la candidata de la oposición, María Delgado obtuvo el 44% (120 mil, aprox.).
El Comercio, en su edición del lunes 16 de diciembre, un día después de las elecciones, tituló en su portada: “Bedoya es virtual Alcalde de Lima”. La noticia describía el sentimiento y la angustia que se vivió durante el escrutinio de los resultados: “El ambiente de expectativa que ayer se dejó notar en las primeras horas de la mañana y que llegó a su clímax al iniciarse los cómputos, se tradujo, casi de inmediato, en un clima de confianza para la Alianza y de desazón para la Coalición Apra-Uno”, reseñaban.
EL SUCESO ELECTORAL FUE UNA FIESTA DEMOCRÁTICA
En su editorial de ese día después de las elecciones, el diario decano calificó los comicios municipales como de “ejemplar lección cívica”. Y esto fue así por el evidente compromiso de los votantes peruanos, en general, que asistieron masivamente a las urnas.
Desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde, como lo había dispuesto el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), los ciudadanos llegaron a sus respectivas mesas de sufragio para ejercer ese derecho que les había sido arrebatado por el ‘oncenio’ de Leguía (1919-1930), presidente que mantuvo el sufragio popular municipal solo hasta 1922. Para 1924, cuando debió haber nuevamente elecciones ediles, ya no las hubo. Los “decretos de nombramiento” abundaron hasta ese año del triunfo de Bedoya.
Aquella vez, la Policía mantuvo el orden en Lima y en las numerosas ciudades del país; por eso nadie dudó de la limpieza del proceso electoral. El presidente del JNE de entonces, Eleodoro Romero Romaña, tuvo a su disposición “una flota de aviones, de vehículos terrestres y un sistema modernísimo de comunicaciones para subsanar las deficiencias que pudieran presentarse en cualquier punto del territorio nacional”.
Poco antes de su victoria en las urnas, el doctor Bedoya tuvo la grandeza de pedir a todos los electores del país, que “decidan por encima de las consignas y las dádivas, el futuro del Perú”. Un gesto que difícilmente podremos ver en estos tiempos electorales.
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