El Capitán Futuro tiene pasado
Las canciones de los dibujos animados que más te gustaron cuando fuiste niño. Un recuento veloz con el anuncio del concierto de esta noche de Capitán Memo y un aviso parroquial extra
Mi memoria es como un disco de vinilo interminable que gira en movimiento de traslación sobre los ejes de mi galaxia personal. Hago de la música una brújula cómplice que me orienta hacia los espacios que siempre deseo volver. “¿Por qué no escribes sobre Capitán Futuro?”, me dijeron hace una semana y quise responder con honestidad brutal, cediendo a la más insana tentación del fracaso. Quise decir que no recordaba casi nada de ese dibujo animado japonés. Solo recuerdo al protagonista [tanto así que llamé Capitán Futuro durante diez años al padre Juan Carlos, hombre que me confesaba con paciencia y a veces con compasión], recuerdo a sus amigos, a la nave interespacial, a la vestimenta, pero, sobre todo, recuerdo la canción de presentación. Es raro, o rarísimo, pero el argumento se me escapa de las manos. En cambio cuando escucho la canción de Capitán Memo es como si el Capitán no solo fuera Futuro sino también de todos los tiempos.
No recuerdo mucho del Capitán Futuro, también, porque yo veía al Vengador, que se transforma en un robot. De toda esa colección matinal de dibujos robotizados yo prefería la historia de Febo y su padre muerto. Veía al Vengador más atormentado, enfermo de rebeldía, con una moto como amante fiel para saltar desde cualquier abismo. Tenía 8 años y quería ser como él. Hoy tengo 30 años, me he caído de todas las motos de Lima hasta resignarme a viajar en el Metropolitano. Ya no soy tan rebelde, mis urgencias tomaron calmantes, pero si en algún lugar vuelvo a escuchar la canción del Vengador podría correr sin sentimiento de culpa, saltar hacia el vacío y cambiar mi cuerpo a metal.
Escucho la canción de He-Man y regreso a esa esquina de la avenida Brasil, cerca al Chifa que siempre estuvo allí, aquel 25 de diciembre de 1987 cuando se estrenó la película de “Los amos del universo” con participación especial de She-Ra. Esa vez debí denunciar que se practicaron sobre mí las más dolorosas torturas debido a un desacuerdo familiar. Mis hermanos mayores no se ponían de acuerdo a la hora de tomar el taxi para regresar a casa y me jalonearon cual Túpac Amaru durante más de diez minutos. Fue vergonzoso y tan espeluznante como la entrada del Castillo Greyskull. Pero sobreviví. Ahora escucho la canción de He-Man y celebro que 20 años después al fin tengo el poder.
“Si me buscas tú a mí me podrás encontrar”. Quizá sea un trastorno personal, una degeneración de mis percepciones pero nunca he escuchado esta canción de Candy con la ingenuidad de una novicia del Hogar de Pony. Nada de eso. Lo que siempre he encontrado en esas estrofas libidinosas es una invitación al “puede ser”. Un homenaje animado al “habla vas”. Candy nunca me inspiró confianza. Las niñas buenas nunca fueron para mí de fiar. Menos si lloran mucho sin cerrar la puerta. Hay que cerrar la puerta. Candy jamás lo hizo.
Le cambio de lado al cassette marca Maxell de 90 minutos y cargo con orgullo retro mi minicomponente Sony. Me imagino rodeando calles y dejar el ruido del pasado por las paredes reinventadas de los nuevos tiempos. Quiero compartir más canciones de infancia pero antes aprieto ‘pausa’. Acaba de sonar: “los guardianes del universo al triunfar el mal…” y siento que en tantos años podrán culparme de todo menos de no ser un caballero. Yo sería Capricornio y aunque mi armadura está en el rincón de un armario imposible nadie vulneraría mi honor. No conocería el daño. Y si no fuera del Zodiaco, sigue sonando la cinta magnetofónica, sería uno de la mesa redonda que acompañe a algún Rey Arturo.
Este es un post tardío, no una fábula del verde bosque. Pero el disco infinito sigue avanzando con trote maratónico y me reinvento en medio de árboles con animales bondadosos o en algún pueblo muy lejano diciéndole a mi madre que no se vaya. Hace un año y medio fui testigo de cómo una discoteca limeña podía convertirse en la más oportuna máquina del tiempo. El Capitán Futuro siempre tuvo pasado y se llamaba Memo, ese cantante chileno que tiene la voz de los más importantes dibujos animados de nuestras vidas. Fueron miles en ese concierto de mayo del 2009 y hoy (a las 9 p.m. en Vocé) tendrán que ser muchos más. Porque muy pocos placeres son tan felizmente impunes como manejar en reversa hasta colisionar con el niño que olvidaste ser.
Le escribo un correo a mi amigo Capitán Memo y le digo que sus canciones son para mí el sonido de un sábado por la mañana. Melodías de la despreocupación y de la feliz inutilidad del tiempo. Le hice una pregunta también en tiempo futuro (con el fondo musical de Capitán Futuro). Más que una pregunta fue una invitación a que forme parte del club nostálgico dentro de unos meses. Yo quería un valor agregado para mi sueño 2011 y Memo respondió que sí. Habrá un proyecto juntos y eso me pone muy contento. Desde ese momento he decidido que ahora toca postear como loco. Como si fuera un robot formidable.
¿Cuál es la canción de dibujos animados que más recuerdas? ¿Qué recuerdos tienes con estas canciones? ¿Van al concierto nostálgico de Capitán Memo?}
La palabra es de ustedes (vamos todavía)
Mi ránking de las mejores canciones de dibujos de todos los tiempos
1. [Festival de Robots]
2. [Los Caballeros del Zodiaco]
3. [Capitán Futuro]
4. [Candy Candy]
5. [Angel la Niña de las Flores]
6. [He Man]
7. [Thundercats]
A LOS NOSTÁLGICOS (o el mea culpa)
Es impresionante el cariño y fidelidad que este espacio mantiene a pesar de que en los últimos meses la frecuencia se ha visto golpeada por mis nuevas obligaciones. Este espacio cierra el año como el blog de autor más leído de esta web y a mí solo me queda redimirme con hechos. No haré spots de disculpas como una compañía de teléfonos ni tampoco haré discursos donde las excusas pueden caer pesadas. Solo diré que no esperaba cerrar el 2010 con el blog intacto y con la gente de siempre siguiéndolo. Si te gusta la nostalgia y el estilo ochentero y noventero de este espacio te cuento que habrá muchas novedades en el 2011. De momento, este blogger prepara un buen cierre de año reencontrándome con este refugio que ya se va por su tercera temporada. Tomaré impulso para recuperar la constancia en el próximo año. Temas hay y ustedes también lo saben. Como escribió Bayly, para mí este año también fue una montaña rusa incansable. Pero ya aterricé. ¿Seguimos entonces?
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