Elizabeth Taylor: los ojos que movieron el mundo
Espectacular, ese puede ser el adjetivo que mejor describa el paso de Elizabeth Rosemond Taylor por este mundo, desde el exotismo de sus ojos violeta hasta su incomprensible gusto por ser desposada. La Taylor nació un 27 de febrero de 1932 predestinada a dejar una estela imborrable.
Hija de un par de inmigrantes estadounidenses que llegaron a Londres a buscar nuevos horizontes en los años treinta, la pequeña Liz heredó el gusto por el arte que tenían sus padres: un comerciante y una actriz.
Los azotes de la Segunda Guerra mundial devolvieron a los Rosemond Taylor a los Estados Unidos, esto cambiaría la vida de la diva para siempre.
El cine en su habitat
Un amigo de su familia vería el potencial más allá de la belleza de los ojos violeta de la eterna Taylor y la animaría a ir a su primera audición en Hollywood, ese solo sería el primer peldaño en su camino hacia la cima; su primera aparición en el ecran fue 1942, solo unos minutos en la cinta There’s One Born Every Minute, llamarían la atención de los directores de la fábrica de sueños estadounidense, esos dioses que le darían su bendición en 1944 al darle un papel más relevante en National Velvet, Liz se había convertido en estrella.
En la década de 1950 el talento de Elizabeth le daría la gloria, prueba de esto fue su primera nominación al Oscar como mejor actriz por su interpretación en el film Raintre Country en 1958, pasaron 3 años para que en 1961 se llevara a casa la estatuilla por su papel en Butterfield 8, repetiría el plato en 1967 por su actuación en ¿Quién teme a Virginia Wolf?
Sin embargo un capítulo aparte en la carrera de Liz merece su gloriosa participación en Cleopatra, en 1963, este film marca un hito no sólo en su trayectoria como actriz sino en el mundo del entretenimiento. Los 44 millones de dólares invertidos por la Fox, para lograr la monumentalidad de los escenarios, el movimiento de miles de extras y el lujoso vestuario que la Taylor utiliza en cada escena la convirtieron en una de las películas más caras de la historia, sin embargo los entendidos en el negocio del cine dicen que no se trata de un filme exitoso, puesto que necesitó más de tres años para recuperar la inversión.
Aún así Cleopatra sirvió a la Taylor para posicionarse en el mundo no como la emperatriz de Egipto, sino como la del celuloide, se había convertido en un ícono de la cultura de medios y meterse en la piel de la mítica soberana egipcia no hizo más que acentuar su fama de eterna enamorada, amante implacable y esposa fugaz; en el rodaje de Cleopatra Liz comparte roles con Richard Burton, el hombre con el que se casaría dos veces, sin embargo la vida amorosa de Elizabeth no solo se remite a este actor, hay mucho más que contar antes y después de él.
Matrimonios Taylor
Fueron ocho las veces que Elizabeth Taylor estuvo casada, Conrad Nicholas Hilton, el fundador de una de la cadena de hoteles más grandes del mundo fue el primero en desposarla cuando Liz tenía solo 18 años, la tierna edad de la diva o las constantes ocupaciones del magnate fueron motivos suficientes para que el matrimonio durara solo diez meses.
03/02/1957. Elizabeth Taylor y el productor Mike Todd contraen matrimonio civil en Acapulco, México. Acompañan a la pareja el popular Mario Moreno `Cantinflas´.
La incansable búsqueda de Elizabeth por el amor la llevaron a los brazos de Michael Wilding con quien se casó en 1952, antes de divorciarse -cinco años después- la actriz tendría dos hijos con Wilding, Christopher y Michael Jr.
El amor y la tragedia llegarían a la vida de Taylor con Mike Todd, el productor de cine con el que se casó solo una semana después de divorciarse de Wilding. Esta vez no fue un divorcio el que la separaría prematuramente de su esposo, sólo un año después de su matrimonio con Todd este falleció en un accidente aéreo.
A Todd le seguiría en la lista sentimental de Taylor el cantante Eddie Fisher, con el que se relacionó cuando este aún estaba casado con una de sus mejores amigas, Debbie Reynolds, sin importarle el escándalo decidió hacerlo suyo y se casó con él.
Esta unión que duró media década y trajo cierta paz y sosiego a la vida de Taylor, encontró fecha de expiración en 1963, cuando el set de filmación de Cleopatra serviría para que se cocinara uno de los romances más celebrados en Hollywood, el de Richard Burton y la diva, el carácter fuerte de ambos y la atracción que transmitían en cada escena era percibida incluso por el director del filme, Joseph Mankiewicz, quien llegó a decir: que filmar con ellos era como estar encerrado en una jaula con dos tigres.
Con Burton se casó por primera vez en 1964, sus apariciones públicas eran aclamadas y propiciadas por la prensa del corazón, sin embargo una suerte de saturación de la pareja parecía ensombrecer la carrera de Elizabeth, su porte de diva y el glamour que la envolvía era contrario a los tiempos de cambio que vivía el mundo a finales de los sesenta e inicios de la década del setenta. La imagen de Liz parecía divorciada de la época.
En 1974 su matrimonio con Burton acabó y aunque se volvieron a casar solo un año después, la pareja estaba destinada a separarse definitivamente. El último romance y matrimonio memorable de la Taylor se dio en 1976 cuando contrajo nupcias con el congresista estadounidense John Warner, unos años después el amor volvería a romperse.
El punto final en la larga lista de maridos de Elizabeth Taylor fue Fortensky Larry, un modesto trabajador dedicado a la construcción con el que se casó en 1991 en la mansión de su inseparable amigo Michael Jackson. Cinco años después Liz se divorció de este hombre que tenía veinte años menos que ella.
Hoy Larry se encuentra solo y en bancarrota, ha gastado el millón de dólares que recibió de Liz al firmar el divorcio y se niega a hablar de su experiencia como marido de una de las divas más grandes de la historia del cine, ha preferido atesorar los buenos recuerdos.
El 23 de marzo de 2011, cuando tenía 79 años Elizabeth Taylor murió rodeada por sus hijos y nietos, dejando en la memoria no sólo su paso por el mundo del entretenimiento sino su activismo por causas tan loables como la lucha contra el avance del VIH, razón por la cual fundó el Elizabeth Taylor HIV/AIDS Foundation.
Grandiosa e inagotable, Liz sabía lo que generaba e incluso el halo de eternidad que la precedería, por eso en 2006, en una de sus últimas entrevistas, se despidió diciendo “A cierta audiencia, allá afuera, le encanta el escándalo, si quieren escuchar que estoy muerta, lo siento amigos, no lo estoy y no cuenten con ello”.
(Dick Cáceres Navarro)
Fotos: Agencia