Recordando a los circos de ayer, hoy y siempre
En el Perú los meses de julio y diciembre son sinónimos de festividades, alegría y vacaciones. Precisamente con la proximidad de las Fiestas Patrias (28 y 29 de julio), Huellas Digitales recuerda uno de los espectáculos más rimbombantes y coloridos de estas fechas: la magia de los circos.
En nuestro país los circos surgen hace dos siglos. A mediados de 1800 la compañía italiana “Unión” llegó a Lima con su mundo de ilusiones, montando un espectáculo que duraba apenas 30 minutos, en los que combinaba actuaciones de malabaristas, trapecistas y magos.
En 1900 se establecieron los circos de manufactura nacional, dejando de lado a los extranjeros. La aventura multicolor de carpas, payasos, ilusionistas, que combinaban diversas artes como el teatro, danza, malabarismo, entre otras atracciones, comenzó en Lima, Piura e Ica.
Tras las celebraciones del centenario de la Independencia del Perú, en 1921, la instalación y funciones circenses se hicieron tradicionales en el mes de julio.
La edad de oro
Cuentan las crónicas periodísticas que la época de apogeo del circo en el país se da en la década del 60 y 70. Durante estos años las presentaciones ponían en riesgo la vida de sus artistas con diversos actos como: lanza cuchillos, aros de fuego, equilibrio en cuerdas e interacción con animales feroces.
Sin embargo, los reportes también señalan a los ochenta como la década prodigiosa para los circos en Lima. Las nuevas infraestructuras y los avances tecnológicos contribuyeron a su desarrollo.
Si la memoria no me falla, los cárteles y marquesinas, que anunciaban a los más fastuosos circos del momento, pertenecían a las compañías artísticas de Rusia, Italia, China, Estados Unidos y la cuota latina venía de México, con los hermanos Fuentes Gasca.
Ambos circos extranjeros y nacionales, que recién levantaban sus carpas, causaron furor y alimentaron las fantasías de grandes y pequeños.
Del apogeo a la decadencia
En los años noventa, el Perú padecía las secuelas de una crisis ecónomica heredada de años anteriores, sumado al terrorismo, que se trasladó de la sierra a la capital, hizo que la oferta de diversión en Fiestas Patrias o en cualquier otra celebración disminuyera.
Las compañías circenses realizaban giras en el país. Sus atracciones no eran las mismas. Algunas se valían de la imagen de los personajes famosos, como los de la ‘Vecindad del Chavo’, para captar la atención del público. Así llegaron los circos de ‘Don Ramón’, ‘Quico’, ‘La Chilindrina’, por mencionar algunos.
Sin embargo, el apogeo de antaño se había perdido. Las producciones eran de baja calidad artística. En este punto, vale mencionar a los circos de barrio, que con menos presupuesto intentaban crear ilusión para los de condición más humilde. Pero la crisis afectó a todos por igual.
Mirando hacia el futuro
Al superar la crisis política y económica, las ofertas circenses fueron diferentes. La modernidad trajo consigo novedades en el rubro. Los empresarios peruanos apostaron por personajes carismáticos de nuestra popular caja boba como imagen de una nueva era en el mundo del circo.
Pero si debemos rescatar algunos de estos shows modernos. ‘La Tarumba’ es la opción nacional más completa. Este grupo de artistas unidos en 1984, combina en sus presentaciones lo mejor del teatro, la danza y la magia del circo de antaño.
Esa magia que los nostálgicos siempre añorarán. Ese mundo de ilusión que lo ha convertido en el pasatiempo casi obligado de Fiestas Patrias. No obstante, para las nuevas generaciones, el significado es diferente, pues es una alternativa más para pasar los feriados.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio