VAR: ¿Avance tecnológico o negocio?
Un árbitro, dos líneas, cuatro jueces de raya, tres asistentes de video. En total diez sujetos para determinar juicios sobre una acción polémica en un partido de fútbol. ¿No es mucho? Caramba, uno siempre pidió la llegada de la tecnología al juego, pero esto ya parece un mitin. Demasiado. Lo ideal es modernizar, hacer ás justo al fútbol, pero no ‘burocratizarlo’ como si fuera un ministerio. Cualquier día vamos a pillar a uno de esos de la videocámara durmiendo sobre la mesa. Total, hay dos más al costadito para hacer su trabajo.
Lo primero que debo decir es que estoy de acuerdo con que la tecnología sea, al fin, parte del deporte más popular de la Tierra. De seguro le quitará emoción, pero lo hará más justo. No sigamos con esa tontería de que el fútbol tiene que ser polémico “porque es fútbol, pues”. Eso está como los jugadores que dicen que “el cebiche pide siempre cervecita, sino, ‘no es’”. Hasta ahí, vamos ‘a muerte’ con la Fifa, pero lo que han establecido como procedimiento es una cosa monstruosa que parece concebida, precisamente, como para desanimar a los que queríamos ‘justicia’ en la cancha: Hay un gol dudoso y el juez se comunica con los ‘videoasistentes’, ellos miran las imágenes una y otra vez, deliberan un rato y luego responden. A esa cosa inventada, le llaman VAR (‘Vas, Almuerzas y Regresas’, sin apuro nomás, porque por las puras es). Mientras tanto, los narradores que gritaron el gol entienden que hicieron el ridículo de su vida, se sienten como Chemo luego de jurar que Cristal era su casa. Los hinchas en tribuna, entretanto, fueron y volvieron del baño, los árbitros se la pasaron diciendo 20 veces a través de un audífono: “¡hellö, hellö, please, please!”. Y los jugadores de ambos equipos piden ungüento para frotación porque esperando a que se decidan ‘los de arriba’, esos músculos ya están más fríos que butaca de estadio ruso. ¿Se puede concebir tan mal un sistema de justicia pelotera? En el tenis, el ‘challenge’ no demora más de 10 segundos. La tecnología se creó para aligerar las soluciones, no para hacerla mas lentas.
La pregunta es: ¿Por qué sumar más gente al show mediático y no darle al árbitro central los elementos que la tecnología ofrece para que decida él solo? Denle un aparato, un celular convencional por último -para eso hay un bolsillo- y que ante una duda, lo saque y revise allí las imágenes, tengan por seguro que se va a demorar menos en resolver el tema.
Claro, la suspicacia siempre va a dar vueltas sobre nuestras cabezas si de la buena intención de los dirigentes de fútbol se trata. Blatter, Leoz y sus compinches ‘fueron’. Entonces, pensar ya en los derechos de televisación como instrumento de delito, ‘no corre’. Pero: ¿por qué no creer que estos nuevos aparatos que servirán de apoyo a los ‘videoasistentes’ no pueden ser un atractivo negocio? Porque está claro que tambien el de las canchas sintéticas con empresas recomendadas para obtener los contratos en todo el mundo con licencias expedidas por Fifa, ‘murió’. ‘Recomendar’ líneas aéreas, tampoco es aconsejable luego que se les cayó un avión hace poco en Colombia. Entonces…. Ah, eso es: Las videocámaras, pues. Cuando se apruebe el experimento este, las federaciones de todo el mundo tendrán que adquirirlas por docenas para implementar todos sus estadios. Y tengan por seguro que habrá un proveedor oficial, claro, ‘sugerido’ por…. ¿por quién más, pues? Por Fifa.
Tiempo efectivo ¡ya!
Igualito va a ocurrir si se aprueba la idea en estudio de que los partidos tengan ya no 90 minutos, sino 60’ de tiempo efectivo, medido como en el básquet, por ejemplo. Ahí, se requerirán más aparatitos, tableros electrónicos con cronómetros en todas las canchas. Quizá la Fifa no está atravesando como muchos pensaron por una ‘purificación’ de sus actos, sino por una recomposición de la ‘familia’, de sus viejas expectativas y ambiciones. Está claro, por ejemplo, que los mundiales con 48 equipos son aprobados no precisamente para darle alegría a los paises en lo futbolístico menesterosos como Perú, sino para mejorar los ingresos.
Aclaro que yo estoy de acuerdo con eso de medir solo tiempo efectivo de juego. Me pongo a pensar en esos jugadores que se echan una y otra vez en el pasto buscando hacer tiempo cuando van sacando el resultado deseado, en esos árbitros que solo dan 3 minutos adicionales porque la idea es solo cumplir, cobrar honorarios sin importar no hacer justicia. Y entonces, ‘atraco al toque’ la propuesta que hoy se estudia. Porque algunos piensan que el ‘Fair Play’ es solo tirar la pelota afuera cuando se lesiona un rival, y es mucho más que eso, es jugar con lealtad.. Claro, no se aplica en la práctica, en nuestro medio, menos. El promedio aquí es 30 minutos de juego efectivo por partido. Si es en altura, menos. En el fútbol en general, el que va ganando, siempre juega sucio con el tiempo, y los campeones no siempre son los que mejor juegan sino los que más saben ‘hacer hora’ cuando van arriba en el marcador. Insisto, este tema del conteo de tiempo efectivo, no me desagrada pese a todo, servirá para modernizar viejas prácticas hoy renovadas por los nuevos dirigentes futboleros, eso seguro. Pero igual, al menos, harán obra.
Fútbol y política son muy parecidos….!