El tema con las reseñas
Sí, Renzo. Yo también creo que sería genial si lo pudiera probar. Pero son varios los aspectos involucrados en el “simple” hecho de realizar una reseña: ¿Qué aparatos se consiguen? ¿Cómo se consiguen? ¿Son prestados o uno mismo los tiene que comprar? ¿Los dispositivos que recién se lanzan en EE.UU. o Europa se pueden conseguir rápidamente en el Perú? Hummm… Entonces la cosa se va poniendo cada vez más complicada.
Me animé a escribir este post luego de la reseña que publiqué sobre el Google Chromecast, la cual fue distribuida a través las cuentas de medios sociales (Facebook y Twitter) del diario. Por supuesto, muchos comentaristas nos (me) criticaron señalando que el artículo analizado no era novedoso, que ya tenía un cierto tiempo en el mercado, que en EE.UU. costaba más barato…
Veamos…
1. Sobre los productos. El 98% de los productos que son reseñados en el diario llegan a mi en calidad de préstamo. Eso no significa que la reseña deba ser necesariamente positiva hacia la empresa que está realizando el préstamo. Si hay algo que no funciona o que es difícil o complicado de ejecutar, se consigna en la nota. Si en los temas subjetivos (diseño, precio, alguna función especifica, etc.) hay algo en lo que no esté de acuerdo, también lo consigno. Sin embargo, a estas alturas del partido todos sabemos que los aparatos tecnológicos tienen la valla bien alta y que es muy difícil que alguno (a menos que sea un dispositivo de entrada) no cumpla con los requerimientos mínimos de calidad. No obstante ello, cuando han llegado a mis manos equipos sumamente malos he preferido no hacer la reseña.
¿Y qué pasa con el 2% restante? Esos equipos son los que -de acuerdo a mis recursos, circunstancias y necesidades- puedo comprar. Para ponerles un ejemplo, en los casos del Apple TV y el Google Chromecast los tuve que comprar por mi cuenta. Por eso es que esas reseñas no aparecieron a los días de su lanzamiento, si no recién después que los conseguí y los probé. Espero sepan comprender.
Ah, eso sí: por cada aparato que recibo en calidad de préstamo firmo un papel en el que me comprometo a devolverlo en óptimas condiciones, salvo el desgaste normal por el uso. Si le pasa algo (si me lo roban, se rompe o se pierde) yo asumo el costo total.