El fútbol, pródigo como es, no solo destila poesía cuando ocurre. En su asombrosa generosidad permite que el aficionado rememore eventos antiguos y, aún más, recree en la imaginación, cuando los necesite, sucesos que pueda que no acontezcan nunca. Así de amplio e increíble es su espectro.
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Es curioso, por ejemplo, que todavía en ninguna de las veintiún copas del mundo que se han disputado, Brasil y Argentina, dos de las mejores selecciones de la historia, no hayan paladeado la gloria del título a expensas del clásico rival. Se han visto las caras, por supuesto, pero nunca en el partido decisivo. El historial en mundiales favorece al Scratch con dos victorias, un empate y una derrota (la asistencia de Maradona a Caniggia en Italia 90) en cuatro encuentros. Ilusiona la posibilidad de ver a Messi y Neymar, muy cercanos fuera de la cancha, capitaneando a sus respectivos países en un encuentro así. Para que pueda darse, y ambos participen, tendría que ser en Qatar 2022.
Otra final soñada, pero en la Liga de Campeones sería el Real Madrid enfrentando al Barcelona. El triunfo para alguno de los dos clubes, visceralmente opuestos en política e idiosincrasia institucional, significaría el inmediato oprobio del otro. De momento, por desgracia o por fortuna, y pese a dominar el siglo levantando 5 y 4 Orejonas respectivamente, los dos colosos españoles se han repartido una victoria por lado desde que el torneo presenta este formato. Ambas han sido en semifinales de ida y vuelta. En el 2001, el Madrid de Vicente del Bosque sortearía el escollo catalán para luego con el golazo de volea de Zidane consagrarse en la final contra el Leverkusen. El reverso de la medalla ocurrió el 2011 cuando con un doblete espléndido de un Messi, en modo alienígena, el Barza de Guardiola despacharía a los albos de Mourinho.
A propósito de Lio, es curioso también que ‘La Pulga’, quíntuple ganador del Balón de Oro, no haya podido ser campeón de América con Argentina. El máximo goleador de la selección albiceleste ha competido en 28 partidos durante 5 torneos continentales sin poder beber de la copa nunca. Lo paradójico es que si uno deja de lado las definiciones por penales (las dos ante Chile y la que cayó ante Uruguay en casa) solo habría perdido 3 veces contra 7 empates y 18 victorias. Sus estadísticas son bastante buenas, pero ha fracasado, hasta ahora, en ayudar a su equipo a culminar las campañas con el puño en alto. A Messi, como antes al ‘Rey’ Pelé y a Diego Armando Maradona, parece habérseles negado la elusiva Copa América. El próximo año Lio, quizás por última vez, lo intentará de nuevo.
Otro que también intentará revertir su mala fortuna es el Fluminense de Fernando Pacheco. El Fluzao es el único poderoso de Brasil que no ha podido conquistar la Libertadores. El caso es que disfrutamos fantaseando situaciones futbolísticas que posiblemente jamás se materialicen. Hay un placer extraño en ese goce probabilístico. Es como si imaginándolas, esperásemos que su resplandor nos ilumine.
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