La empresa viene implementando un plan de expansión de sus redes de telecomunicaciones fijas y móviles en todas las regiones del país. (Foto: USI)
La empresa viene implementando un plan de expansión de sus redes de telecomunicaciones fijas y móviles en todas las regiones del país. (Foto: USI)
Marcela Mendoza Riofrío

Transformación es una palabra que se ha repetido mucho a lo largo del 2018 y que estará muy presente en el 2019, como una aliada de la recuperación financiera. En el caso de las ‘telcos’, los analistas coinciden en que la receta de reconversión para la recuperación es idónea.

Tras las dificultades financieras experimentadas en el 2018, a raíz de la intensa guerra de precios, surge la necesidad de rediseñar estrategias. Carlos Huamán, director de DN Consultores, explica que, dada la sofisticación competitiva, se requiere una evolución y buscar nuevas fuentes de ingresos.

Los operadores telecom, afirma, deberán convertirse en “operadores tecnológicos o digitales”. Eso quiere decir que serán proveedores de servicios “no telecom”, que no están sujetos a la regulación telco, tal como ocurre con Google cuando apunta a los servicios financieros.

Se habla de transformación del negocio y no solo de nuevas estrategias de venta. Es cierto que deberán innovar en la oferta y la calidad para atender mejor las exigencias de sus clientes, pero eso no basta, añade el consultor Alejandro Jiménez.

Volverse digital en telecomunicaciones implica una evolución no solo en sistemas, sino en los procesos y los recursos humanos, conllevando un incremento en la eficiencia organizacional que mejora la experiencia del cliente, explica Daniel Ode, vicepresidente de Servicios Digitales de Ericsson Sudamérica.

Este cambio, agrega Ode, no es una opción: solo queda hacerlo de la mejor manera para lograr optimizaciones en la eficiencia operativa (reducir el OPEX). Su adecuada implementación permitirá además, dice, ganar flexibilidad y velocidad para responder ante la competencia y generar nuevos negocios.

En paralelo, las ‘telcos’ no podrán olvidarse de su exigencia de renovación tecnológica, lo cual implicará fuertes inversiones en infraestructura, recalca Jiménez.

De acuerdo con el Osiptel, al año se vienen invirtiendo unos US$1.000 millones en optimizar las redes y se esperan montos similares en los próximos años. Este ritmo permitió, por ejemplo, elevar en un 431% la cobertura 4G el 2017. Pero eso no basta, pues solo el 31% de los usuarios utilizan 4G. Además, quedan en el campo 2,5 millones totalmente desconectados.

En las zonas urbanas sí hay cobertura, pero la demanda de datos se triplica de un año a otro y exige inversiones fuertes en infraestructura para atenderla, señala Jiménez. A esa mayor demanda humana se sumará pronto el consumo de los objetos interconectados (IoT) y hará falta más inversión para soportarla vía la siguiente generación móvil (5G).

LOS PRIMEROS PASOS
En telefonía móvil, se migra de tecnología cada 8-10 años, mejorando velocidad y latencia de la red. La primera generación (1984) permitía trasmitir 1,9 Kb por segundo, para 4G ya se logra 1Gb por segundo y 5G será diez veces más, aunque se habla de hasta 35 gigas por segundo, es decir, descargarse una película de dos horas en Full HD en menos de un minuto.

Para adecuarse a cada nueva generación se requiere cambiar las celdas de las antenas, los equipos de red y los celulares, además de reservar el espectro radioeléctrico por donde circulará la señal. Ahora el cambio será un poco más exigente, advierte Fernando Casafranca, de Pacífico Business School, quien no descarta una tendencia a la concentración (menos jugadores) para el 2025.

Iván Chumo, gerente general de Optical Networks, añade que 5G requerirá mayor cantidad de antenas por kilómetro. Los operadores, explica, no solo tendrán que reemplazar o sumar celdas para 5G sino invertir en montar más torres en postes y edificios, con una media de una torre cada dos cuadras.

Pero antes de las antenas se necesitará tener el espectro asignado. José Otero, director regional de 5G Américas, refiere que la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) ha establecido un mínimo requerido en cada país para poder operar el 2020: 1.340 MHz. En la región la media asignada es cerca de 400 MHz (Perú va 394,4 MHz); sin embargo, hoy solo se usa entre 20% y 30% de dicho espectro.

¿Vamos rezagados? 5G será pronto una oferta comercial. Ya se montaron redes de prueba en varias ciudades de Estados Unidos, Corea, Japón y China. Además, la prensa refiere que Samsung lanzará en febrero del 2019 su primer móvil apto para 5G, y no será el único.

Para nuestro Bicentenario, Europa ya estará migrando, pero Perú está lejos, según Chumo, porque primero tiene que migrar sus redes 2G y 3G a 4G. Para el 2025, los analistas calculan que la región ya esté con 8% de 5G y 60% de 4G. El Perú está en la media regional, pero no puede darse el lujo de tomarse un año para recuperar ganancias olvidando 5G. Por eso, el MTC inició en el 2018 un proceso de reordenamiento del espectro que implicará licitar dos bandas (2,3 GHz y 2,5 GHz) en el 2019 y reordenar la banda ideal para 5G (3,5 GHz) en el 2019 o máximo el 2020. Para participar en dichos concursos los operadores necesitarán capital extra al presupuesto habitual: entre US$100 millones y US$300 millones que, según los analistas consultados, es inevitable asumir.

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