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La cantidad de ciclistas en Lima y Callao se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años. Desde el inicio de la pandemia, a nivel mundial, la bicicleta pasó a ser un medio de transporte eficaz para evitar contagios e impedir la propagación del COVID-19. La gente buscó “escapar” del aislamiento de una manera relativamente segura.
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Como respuesta, las ciudades de todo el mundo empezaron a desarrollar con apremio más ciclovías desde el 2020. El Perú no fue ajeno a esta situación, en un principio se diseñaron e implementaron estas vías en diversos distritos. Sin embargo, esta medida no duró mucho.
En el último tiempo, viene ocurriendo una situación contradictoria en Lima y el Callao: pese a existir cada vez una mayor cantidad de ciclistas, están disminuyendo las ciclovías en la ciudad. Asimismo, algunas de las que permanecen, tienen tramos que lucen en mal estado, abandonados y sin los implementos de seguridad necesarios. Este panorama alcanza también al resto del país.
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De acuerdo al Instituto Catastral de Lima, hasta el año pasado había cerca de 70 ciclovías habilitadas en Lima y Callao, las cuales se expandían a lo largo de 300 kilómetros aproximadamente y atravesaban 14 distritos. Cabe mencionar que muy pocas de ellas fueron construidas de manera articulada.
Sin embargo, El Comercio logró verificar que al menos 40 kilómetros de ciclovía han desaparecido, lucen abandonados y en mal estado.
Principales ciclovías afectadas
A través de fotos y videos en redes sociales, colectivos de ciclistas, expertos en temas urbanos y ciudadanos en general han reportado y puesto en evidencia esta problemática. El Comercio recorrió varios de estos puntos y pudo comprobar que efectivamente se han tomado medidas que parecen destinadas a promover más el uso de autos por sobre la micromovilidad (bicicleta, patines, scooter y otros).
Uno de los ejemplos más emblemáticos es el retiro de la famosa y muy transitada ciclovía de la avenida 28 de Julio, en el distrito de Miraflores. Esta es una de las últimas vías para ciclistas en ser eliminada (mayo 2023) tras un acuerdo entre las municipalidades de Miraflores y Lima Metropolitana.
Según el municipio miraflorino, esta decisión se debe a que la “ciclovía representaba un peligro constante para los usuarios y generaba reiterados accidentes por no cumplir con los requisitos técnicos adecuados”. Precisó que tenía una medida de tan solo 80 centímetros de ancho, siendo lo mínimo indispensable un metro. Detalló que será reemplazada por una nueva ciclovía en la calle San Martín, donde hay menor flujo vehicular.
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Vale decir que esta ciclovía se conectaba, entre otras, con la ciclovía de la avenida Reducto, la cual también fue eliminada, aunque el año pasado. En total son 12 cuadras (1,7 kilómetros) donde una franja de pintura negra intenta ocultar lo que antes era una ciclovía. Pese a ello, personas a bordo de bicicletas, scooters y motos eléctricas siguen pasando por esta ruta, colándose entre los autos y buses, que ahora ocupan todo el ancho de la vía, arriesgándose a ser atropellados.
Similar panorama ha ocurrido en ciclovías que estaban ubicadas en San Miguel, como en las avenidas los Patriotas e Insurgentes. La primera de ellas fue borrada, mientras que en la segunda se han retirado los bolardos. Se trata de 2,5 kilómetros de las vías afectadas desde abril pasado. En tanto, más de 4 kilómetros de ciclovía fueron retirados de las avenidas Mariano Cornejo y Colombia, en Pueblo Libre. Esto sucedió en 2021.
Además, ciclistas y transeúntes reportaron un presunto retiro de la ciclovía que recorre las avenidas Angamos y Primavera, en los distritos de Surquillo y Surco. Este Diario llegó hasta el lugar y pudo notar que la ciclovía aún existe, sin embargo, un tramo comprendido entre las avenidas Aviación y Caminos del Inca parece haber sido borrado. Este espacio es ocupado por autos y buses que transitan por el lugar e incluso es utilizado como parqueo.
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Además, metros más adelante, la ciclovía es invadida por vehículos ya que algunos bolardos han sido retirados. Esto ocasiona que en hora punta todo el ancho de la vía sea ocupado sin que se respete la segregación.
Igual situación se observa en la avenida San Borja Norte, donde vecinos han denunciado el retiro de parte de la ciclovía que hay en el lugar, con dirección a la avenida Velasco Astete. En algunos sitios se han eliminado los bolardos y la señalización no es lo suficientemente notoria para distinguirse de la zona destinada a los vehículos. A esta medida tomada por el municipio se suma la eliminación de estacionamientos para bicicletas.
Al igual que en San Borja, las nuevas gestiones municipales en otros distritos han decidido eliminar, restringir o modificar las ciclovías. En esa línea, en Magdalena y Lince, al inicio de año, se decidió retirar bolardos de varias calles, dándole prioridad al flujo vehicular y reduciendo al mismo tiempo los espacios destinados a ciclovías y de uso peatonal.
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Por otro lado, El Comercio pudo constatar el estado de abandono de algunas ciclovías de Lima y Callao. Ese es el caso, por ejemplo, de un tramo ubicado en la avenida Huaylas, cerca de ‘La Curva de Chorrillos’, donde al retirar los bolardos de la ciclovía se han dejado expuestos fierros retorcidos y otros elementos que pueden ocasionar un accidente. Lo mismo se repite en tramos ubicados a lo largo de las avenidas Canadá y La Marina, donde, además, las ciclovías carecen del adecuado mantenimiento, pues lucen despintadas y con exceso de basura.
El origen de esta medida
Juan Carlos Silva, vicepresidente de la Asociación de Ciclistas del Perú (Aciper), comentó que existen dos razones principales para la disminución y afectación de las ciclovías: actos de vandalismo y medidas municipales. Como consecuencia, indicó que desaparecen los elementos de demarcación, de seguridad y no se brinda el debido mantenimiento.
“Entonces, finalmente el inmobiliario urbano y los elementos que lo conforman sencillamente dejan de existir. Con el cambio de gestión en los municipios muchas autoridades han optado por tomar estas medidas”, expresó.
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Asimismo, el especialista detalló que las obras de infraestructura, a nivel de proyecto, tienen un apartado acerca de su mantenimiento y costo. Este muchas veces no se ejecuta porque tal vez se desconoce el presupuesto público para dicho fin. Al no llevarse a cabo el mantenimiento, la infraestructura se va deteriorando poco a poco y su tiempo de vida útil planteado en un inicio no se cumple.
“Al final se pierde la inversión, pues recuperar nuevamente la infraestructura va a resultar mucho más caro que lo que se iba a gastar en mantenimiento. Entonces, muchos alcaldes simplemente la dejan desaparecer. De igual forma, vale decir que una ciclovía está en mal estado no solo cuando está a punto de desaparecer, basta con que sea insegura, sin protección respectiva, llena de basura o desmonte, o invadida por otros vehículos y comerciantes. En la práctica una ciclovía así es inutilizable”, sostuvo.
Silva precisó que la ley 30936 (Ley que promueve y regula el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible) establece que las ciudades tienen que ser paulatinamente adecuadas a una nueva visión de transporte y que las emergentes habilitaciones urbanas tienen que incluir en su plan de desarrollo ciclovías, entre otros tipos de infraestructura. Sin embargo, esto no está pasando.
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“Aquí hay un tema de populismo, una visión un poco retrógrada de lo que es el desarrollo urbano. Falta un nuevo enfoque de las ciudades, visión de la que carecen nuestras autoridades”, precisó.
El experto agregó que un factor importante es que, a nivel de ejecución de proyectos, los primeros resúmenes ejecutivos y perfiles de ciclovías carecían de una evaluación de sostenibilidad social, es decir, la identificación de actores que de algún modo iban a verse afectados positiva o negativamente por la infraestructura. En el segundo caso, están quienes podrían percibir algún tipo de riesgo en tener que compartir el espacio público con los ciclistas.
“Por ello, lo que ha estado pasando en muchos lugares, en Lima y regiones, incluso durante la pandemia, es que gremios de transporte (taxis, colectivos, mototaxis) sencillamente han comenzado a invadir las ciclovías o las han comenzado a destruir”, explicó.
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En tanto, Nilton López, fundador del colectivo CicloAxión, dijo que con el ingreso de nuevas gestiones municipales se han tomado decisiones destinadas a reducir espacios públicos en favor de ciclistas y peatones. “Algunos de los casos más sonados son los de Magdalena, con el retiro de parte de una ciclovía y macetas en su mercado, y en Lince con el retiro de bancas”, expuso.
En esa línea, consideró que se requiere el mantenimiento y la mejora de todas las señales en las ciclovías (tanto verticales como horizontales), así como la implementación del semáforo ciclista en vías con intersecciones, a fin de ayudar al correcto uso de las vías de manera estructurada y sincronizada. Sobre el diseño de ciclovías, dijo que son pocas las que realmente cuentan con el ancho mínimo, tanto las de un sentido como las bidireccionales.
López explicó que en el caso de Lima y Callao hay pocos factores que puedan deteriorar la infraestructura ciclista, pues no se cuenta con climas extremos como sí los tienen otras ciudades. En cambio, el peligro latente es la invasión de estos espacios. “Vehículos motorizados los usan para estacionarse, para carga y descarga, siendo más agudo el problema cuando se suma los residuos sólidos e invasión de comercio informal. Todo eso deteriora la vía”, dijo.
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Por ello, López consideró que perder cada vez más espacios para ciclistas los pone en más riesgo al que ya están expuestos cotidianamente. “Lo que se necesita es conectar de manera física a ciclistas con los sistemas masivos de transporte para lograr acercarnos más rápido a la movilidad sostenible. Hoy, el uso de la bicicleta y otros medios es muy necesario, por lo que la seguridad de los ciclistas debe ser una política prioritaria en nuestras ciudades”, añadió.
Vale precisar que varias de estas ciclovías, como las de las avenidas 28 de Julio y Angamos-Primavera, son de competencia de la Municipalidad de Lima. Solicitamos detalles sobre la situación de estas vías, pero al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta. En el caso de la primera, el municipio de Miraflores informó que solicitó a la comuna capitalina su modificación y cambio a otra calle paralela. El cambio de ciclovía aún no se concreta.
La problemática en regiones
Jorge Cortez, miembro de Aciper La Libertad, manifestó que la idea de ciclovías en la ciudad de Trujillo nació durante la pandemia del covid, como una iniciativa temporal, pero llevada a cabo de manera desordenada. Luego, se ha ido degradando poco a poco junto al transporte público.
“Este proyecto no sé concreto al 100% y tras esto ha venido una nueva gestión, así como el tema de los huaicos. Entonces, hay una problemática de infraestructura, como las pistas de la ciudad que están muy dañadas, que se tiene que solucionar primero para después priorizar espacios para ciclovías”, dijo.
Agregó que la actual gestión municipal “no ha hecho absolutamente nada en favor de incentivar el uso de la bicicleta”. A la fecha, precisó que las ciclovías en Trujillo son muy contadas: tres nada más. Fuera de las pertenecientes al proyecto temporal de ciclovías, el cual ha quedado enfrascado en un tema judicial por presunta corrupción.
Cortez resaltó el hecho de que las autoridades de la región le dan prioridad al auto en vez de avanzar hacia otro modelo que contemple la promoción de vehículos sostenibles. “Esta visión se repite en otras ciudades del país”, sostuvo.
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Por otro lado, Javier Víctor, miembro de Aciper de Huancayo, contó que el trazo de la ciclovía principal de la ciudad fue modificado y no es el que se contempló originalmente. “Ocurrió por la presión de unos cuantos vecinos que se oponían totalmente a la construcción de ciclovías. De la noche a la mañana se realizó un nuevo trazado”, dijo.
Entonces, la red vial resultante obligaba a los ciclistas a hacer el triple de recorrido. Por eso, casi nadie utiliza esta ciclovía y los ciclistas más experimentados utilizan la calle Real, sorteando carros y arriesgándose a accidentes.
Este fue el argumento que utilizó como justificación la municipalidad para retirar la ciclovía y algo parecido se planea hacer en las demás provincias.
Vale decir que Chiclayo es otras de las ciudades del país donde la problemática de la falta de ciclovías y su afectación crece cada vez más.