Editorial El Comercio

La guerra contra el no la ganarán solo las . Aquí los actores centrales son otros, entre los que se cuenta a la policía, la fiscalía, el Poder Judicial y el Congreso. Pero eso no quiere decir que los alcaldes y sus equipos se puedan desentender del principal problema de la ciudadanía hoy por hoy.

Por eso debe llamar la atención el tipo de gasto en seguridad ciudadana que hacen los municipios. Y de acuerdo con un informe publicado ayer en este Diario, el espacio para mejorar las inversiones en el sector es amplio. Por ejemplo, las centrales de videovigilancia –que incluyen sedes, equipos y software– son el principal gasto en este campo. Si bien estas pueden ser útiles para investigaciones posteriores, sirven de poco como mecanismo de respuesta inmediata ante un hecho delictivo, sobre todo si faltan unidades de patrullaje para una reacción rápida. Las decenas de miembros del serenazgo observando el asalto suceder por cámara podrían ser más efectivos en la calle previniéndolo.

Por otro lado, destaca también el gasto en uniformes para serenos, que asciende a S/23,9 millones en los distritos de Lima Metropolitana. Según fuentes de El Comercio, el monto es especialmente elevado por el desgaste, la alta rotación de personal y el pedido de algunos alcaldes para lucir el logo de su gestión. En consecuencia, se gasta más en uniformes –indumentaria que a la larga no hace mayor diferencia– que en equipos de comunicación o de protección para los mismos serenos. Ocho distritos, además, tienen brigadas caninas desde el 2023, con costos que oscilan entre S/61 mil y S/344 mil. Queda por explicar exactamente qué se ha conseguido con el uso de los canes.

No cabe duda de que las municipalidades son aliados fundamentales en el combate al crimen y que el gasto en seguridad ciudadana es urgente, pero este no se puede hacer de cualquier manera, ni mucho menos con cálculo político ni para las cámaras (de videovigilancia o de TV). Cualquier inversión debe tener un impacto medible sobre resultados concretos, en la forma de captura de delincuentes o de reducción general de la incidencia criminal. Más aún, los especialistas apuntan a la importancia crucial de la integración con sistemas más amplios, por ejemplo, a nivel de ciudad –no solo de distrito– y con la policía. De lo contrario, tan solo se traslada el problema de un distrito a otro. Las centrales de videovigilancia pueden verse modernas e impactantes, pero, si no son parte de un esfuerzo más grande, tarde o temprano los criminales descubrirán que son solo pantalla.


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