Ayer en la noche se precipitó al mar el avión piloteado por el teniente José Romanet, en las cercanías de Ancón. Romanet era un denodado espíritu y un fiel representante del tipo de aviador francés: audaz y perfecto conocedor de su profesión. Su juventud, la agilidad de su temperamento, su denuedo y su labor ardorosa de maestro fecundo habían convertido al teniente Romanet en un personaje muy querido en nuestros medios aeronáuticos. Vino en la Misión Militar Francesa de Aviación y se quedó como profesor de la Escuela Civil de Pilotos de Bellavista.
H.L.M.