Piero Gayozzo

La o ‘buen nacer’ fue el nombre que sir Francis Galton le dio al proyecto dedicado a orientar la procreación humana hacia el bienestar de las futuras personas y de la sociedad. Consistía en hacer uso del conocimiento disponible para que las bebes gozaran de las mejores cualidades al nacer. A pesar de que su objetivo buscaba el bienestar de la humanidad, ha sido tachado por la inadecuada forma en la que se ejecutó.

La antigua eugenesia fue inspirada por la obra de Galton, pero fue construida sobre pseudociencias, fue conducida por el Estado y se ejecutó de manera autoritaria. Por estas razones, terminó siendo parte de proyectos indignos que causaron mucho sufrimiento. Masacres, genocidios, persecuciones y racismo mancharon las aspiraciones del proyecto eugenésico. Esta fue la antigua eugenesia. Hoy vivimos un contexto que nos invita a no abandonar el sueño de Galton y a abrazar el ideal de vivir la mejor vida que podamos en este planeta.

Los genes son los comandos básicos de la vida. Son responsables, en buena medida, de quienes somos. En ocasiones fallan y se manifiestan en la forma de enfermedades. De la mano de nuevas biotecnologías, como la fertilización in vitro, la ingeniería genética, los testeos y cribados cromosómicos, los análisis de sangre, las ecografías avanzadas y otras tecnologías reproductivas, la aspiración eugenésica de que los futuros niños nazcan con las mejores condiciones biológicas y genéticas de salud se vuelve una realidad. Se abre así la ventana hacia una nueva eugenesia.

La nueva eugenesia, como lo desarrollan expertos en ética como Nicholas Agar, Jonathan Anomaly o Julian Savulescu, debe recuperar el ideal galtoniano y utilizar la ciencia y las tecnologías avanzadas a su favor. A diferencia de la antigua, debe ser una alternativa para padres responsables y no una imposición del Estado; por ello, adopta una ética liberal, es decir, respeta la decisión de los padres sobre sus futuros hijos. La nueva eugenesia considera vital informar a las familias sobre los efectos positivos de las tecnologías reproductivas y genéticas en las personas. Como proyecto está al servicio de la humanidad, pues vivir una vida plena es el anhelo de cada ser humano. Ahora que contamos con los medios solo hace falta permitir que esta oportunidad de vida esté al alcance de todos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Piero Gayozzo es estudiante de Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos