Los pastores van a las urnas: el voto evangélico en el Perú
Los pastores van a las urnas: el voto evangélico en el Perú
Gino Alva Olivera

En 1990, el pastor evangélico Carlos García y García participó en una elección con atisbos bíblicos: enfrentaba a Mario Vargas Llosa en la segunda vuelta. David y Goliat en la arena política. Al final, el agnóstico escritor obtuvo el 37,6% de votos y el desconocido ingeniero agrónomo, el 62,4%. Un hondazo mortal en las urnas. 

García y García, entonces líder de la Iglesia Bautista, se convirtió en segundo vicepresidente de la República y Cambio 90 –el movimiento que lo acogió– en una nueva fuerza política. El triunfo de Fujimori también fue un punto de quiebre para la primera minoría religiosa del Perú. Por primera vez, los evangélicos tenían verdadera representación: 16 diputados y cuatro senadores resultaron electos. Solo dos de ellos no pertenecían al naciente fujimorismo. 

El aporte de los protestantes fue clave en la campaña: recolectaron firmas para inscribir al partido y contribuyeron en la formación de comités locales. Fujimori reconoció esa ayuda otorgándoles el 21,6% de participación en su lista de diputados y el 18,3% en la de senadores. Así lo revela “Políticas divinas” (2008), investigación publicada por el Instituto Riva-Agüero, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 

Pero el David de Cambio 90 acabó convirtiéndose en Judas. “Desde el principio del régimen de Fujimori fui marginado. Yo rechacé el golpe de 1992”, señaló García y García en una ceremonia que organizó el Congreso en el 2002 para condecorarlo. Para ese entonces, Alberto Fujimori se refugiaba en Japón y Alejandro Toledo gobernaba el país. 

El milagro electoral evangélico fue fugaz: en 1995 colocaron a cinco representantes en el Congreso; en el 2000, solo uno; en el 2001, tres; en el 2006 y en el 2011, cuatro. 

A pesar de la evidente mengua de la representación protestante en el Legislativo, al menos cinco partidos que participan en estas elecciones han convocado para sus listas parlamentarias a líderes de ese credo. 

Un nuevo escenario
Si a inicios de la década de 1990 la lucha de los protestantes fue la igualdad religiosa, ahora sus esfuerzos están enfocados en “la defensa de la familia y la vida”; en buen cristiano, férrea oposición a la unión civil entre personas del mismo sexo y al aborto. 

“Un pastor aporta credibilidad. Tiene un compromiso directo con Dios, no con otros intereses”, contó a este Diario un miembro de la Alianza Cristiana y Misionera, una de las iglesias evangélicas más representativas del país y a la que ahora asiste García y García. 

Precisamente, un pastor de esa congregación, el legislador Julio Rosas, postula a la reelección con Alianza para el Progreso del Perú (APP), el partido de César Acuña. Él abandonó Fuerza Popular el año pasado después de que Keiko Fujimori se mostró a favor de la unión civil.

“He asumido el compromiso ante Dios y la patria de seguir defendiendo los principios y valores en defensa de la vida y la familia”, escribió Rosas en Twitter para confirmar su incorporación a APP. Días antes, su nuevo líder político se pronunció así: “La postura de César Acuña es no a la unión civil”. 

En esta campaña, Acuña tiene a su diestra a , pastor evangélico que postula a la segunda vicepresidencia y a la reelección en el Congreso. Lay fundó en el 2005 su propio partido, Restauración Nacional, para postular un año después sin éxito a la presidencia. En esa elección, consiguió poco más de medio millón de votos en un país con más de 28 millones de habitantes. 

En el 2010, los 391.000 votos que cosechó no le alcanzaron para llegar al sillón municipal de Lima. Recién en el 2011 obtuvo una curul en el Congreso después de sumarse a la alianza de varios partidos que lideró Pedro Pablo Kuczynski. La perseverancia es una virtud casi divina. 

El mito del rebaño
Los números pueden parecer fríos, pero suelen ser contundentes. El perfil político de un pastor evangélico no se construye solo en base a su prédica religiosa, sino también a méritos personales, trayectoria profesional y cualidades tan subjetivas como el carisma. 

Humberto Lay es el líder de Emmanuel, una iglesia con apenas 12.000 fieles, y llegó al Parlamento con 200.000 adhesiones. Rosas, en cambio, representa a una congregación de más de 150.000 miembros solo en Lima, pero consiguió una curul con 75.000 votos. 

“No existen consignas políticas en el pueblo evangélico. No se debe hacer política partidaria desde el púlpito. No solo porque la ley lo prohíbe, sino por respeto a la libertad”, relató Humberto Lay a este Diario. 

Cuestión de palabras
En política, las palabras son tan determinantes como las formas. “Estoy a favor de la unión civil en cuanto se refiere a respetar los derechos patrimoniales de las parejas”, expresó la candidata Keiko Fujimori durante su ponencia de octubre pasado en la Universidad de Harvard. 

Aunque parezca liberal, la propuesta es más bien conservadora y aceptada por gran parte de la comunidad evangélica peruana. Es la unión como un contrato que admite “el manejo de bienes adquiridos en conjunto”, pero no reconoce que dos personas del mismo sexo puedan constituir una pareja. El fondo es económico, pero no conyugal. 

Aunque Julio Rosas ya no está a su lado, Keiko Fujimori ha renovado su vínculo con los cristianos evangélicos para esta campaña. En la lista al Congreso de Fuerza Popular, postula Juan Carlos González, pastor de Agua Viva, una iglesia a la que acuden más de 60.000 personas solo en Lima. 

Aunque no se considera homofóbico, González sí es un tenaz crítico de las relaciones entre homosexuales. “Hay un sexo hombre y uno mujer, no existe otro. Si alguien me lo demuestra, tal vez pueda cambiar de parecer. En la parte patrimonial sí estaría de acuerdo, pero recuerda que los juegos de palabras…”, arguye. 

Una encuesta de Ipsos publicada en El Comercio este mes muestra que el 62% de peruanos se opone a la unión civil. Los juegos de palabras podrían ser cruciales en esta campaña electoral.

Pastores que postulan
Con Keiko Fujimori: Juan Carlos González, pastor de la iglesia Agua Viva, va al Congreso con el número 8 por Lima.

Con César Acuña: Humberto Lay, pastor de la iglesia Emmanuel, a la segunda vicepresidencia y al Congreso con el número 1 por Lima. También Julio Rosas, pastor de la iglesia Alianza Cristiana y Misionera, va al Congreso con el número 8 por Lima.

Con Nano Guerra García: Orestes Sánchez, pastor de la iglesia Asambleas de Dios, al Congreso con el número 9 por Lima. Además, Juan Gonzales, representante del Movimiento Misionero Mundial, al Congreso con el número 6 por Lima.

Con Fernando Olivera: Antonio Chauca, pastor líder de la misión cristiana Shalom, al Congreso con el número 3 por Lima.

Con Francisco Diez Canseco: Claudio Zolla, ex pastor de la misión Campeones para Cristo, a la primera vicepresidencia y al Congreso con el número 2 por Lima.

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