Por cuarto año consecutivo tras la coyuntura sanitaria que paralizó la realización de los recorridos procesionales, el nuevamente recorre las principales calles limeñas del Centro Histórico emocionando y conmoviendo a sus fieles devotos. A propósito de su icónica historia, ahora vamos a ayudarte a descubrir el secreto detrás de la real imagen del Cristo de Pachacamilla pintada sobre un lienzo, y la casi imperceptible diferencia que existe con la que recorre anualmente parte de la capital en andas.

ESTA ES LA PRINCIPAL DIFERENCIA QUE EXISTE ENTRE LA IMAGEN DE LA PINTURA ORIGINAL DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS Y LA QUE RECORRE LA CIUDAD EN ANDAS

Cada año, y entre los meses de octubre y noviembre, la venerada imagen del Señor de los Milagros recorre el Centro Histórico de Lima y distritos aledaños, siendo en 2025 el Callao, la provincia constitucional donde el tradicional Nazareno Móvil dirá presente para trasladar a su sagrada figura, y terminar bendiciendo a los fieles devotos chalacos.

Tomando en consideración la relevancia que tiene para el Perú, existe un hecho que hoy llama la atención, y pasa incluso inadvertido cuando se trata de glorificar al Cristo de Pachacamilla.

A propósito de la imagen del Señor de los Milagros que todos conocemos, el detalle casi imperceptible al cual nos referimos es aquel que figura relacionado al pie derecho adelantado y clavado de Cristo en pintura mural, mientras la imagen llevada en andas, lo tiene al izquierdo ocupando esa misma posición.

Cabe resaltar, que con el transcurrir de los años, el venerado Cristo Moreno que representa a Jesucristo crucificado, ha evidenciado ligeros cambios como el detallado líneas arriba, pero sin perder la esencia religiosa dejada por quien la pintara por primera vez.

¿QUIÉN FUE LA PERSONA QUE PINTÓ LA PRIMERA IMAGEN DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS?

La historia sobre el esclavo que pintó la imagen original del Señor de los Milagros que actualmente recorre las calles limeñas en andas de los hermanos cargadores pertenecientes a la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas (HSMN), data del siglo XVII cuando la población de la ciudad capital crecía vertiginosamente con la llegada de siervos provenientes del África occidental.

De acuerdo a información compartida por el sitio web de noticias católicas, ACI Prensa, hace más de 300 años, los denominados angolas conformaron una congregación o hermandad que tenía como integrante a un hombre llamado Pedro Dalcón, conocido por sus amigos o compañeros con el seudónimo de ‘Benito’, quien posteriormente se convertiría en el creador de un bello lienzo hecho a mano con la imagen representativa del Cristo de Pachacamilla.

Raúl Porras Barrenechea fue uno de los historiadores peruanos que acogió el suceso como tal, y según sus fuentes y enfoques escritos sobre el tema, el esclavo africano, motivado por su propia fe, pintó a Jesucristo crucificado sobre una pared de adobe en 1651, y a partir de entonces el retrato representaría el comienzo de una devoción que iría consolidándose con el acontecimiento de hechos simbólicos.

Cabe resaltar como parte de la narrativa en torno a ‘Benito’, que habría dedicado parte de su vida a atender a las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla que azotaba Lima por ese entonces, y asimismo pese a que no contaba con estudios completos de pintura, en sus tiempos libres disfrutaba de realizar obras de arte en lienzo.

ESTO OCURRIÓ CON LA IMAGEN DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS LUEGO QUE PEDRO DALCÓN LO PINTARA EN PACHACAMILLA

Tras llevar a cabo tan majestuosa e icónica obra en el barrio de Pachacamilla, el creador del Señor de los Milagros fue testigo de cómo la imagen de su autoría permaneció inquebrantable pese a los embates de la naturaleza.

El 13 de noviembre de 1655, un terremoto estremecería y sacudiría tanto Lima como el Callao, dejando muertes, derrumbes y desolación a su paso, pero misteriosamente la pared de adobe no se desplomaría y conservaría intacta.

A partir de entonces, la fe en el Señor de los Milagros en Perú y otras 260 ciudades de diversas partes del mundo debido a la conformación de hermandades, se traduciría en tradición, fervor y creencia que supera toda adversidad.

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