En una época donde el tiempo vale más que nunca, la puntualidad va más allá de la cortesía: es una muestra clara de respeto hacia los demás. Aun así, llegar tarde se ha convertido en una práctica común, muchas veces disfrazada de excusas. Pero, ¿es solo una mala costumbre… o existe algo más profundo detrás de quienes, una y otra vez, parecen estar en guerra con el reloj? Diversos expertos encoinciden en que llegar tarde constantemente no es solo un mal hábito, sino que puede reflejar rasgos profundos de la personalidad y afectar negativamente nuestras relaciones personales y profesionales.

¿Qué hay detrás de quienes nunca llegan a tiempo?

Especialistas en comportamiento humano advierten que la impuntualidad crónica puede estar relacionada con el egocentrismo. El psicólogo Oliver Burkman señala que muchas personas que rompen sistemáticamente con los horarios lo hacen de forma inconsciente, como una manera de imponerse en las interacciones sociales, intentando tomar el control o captar la atención al llegar.

Esto no significa necesariamente que sean personas arrogantes o malintencionadas. En muchos casos, esta conducta esconde inseguridades emocionales, necesidad de validación o incluso una percepción distorsionada del tiempo y las prioridades.

¿Por qué llegar tarde puede dañar tus relaciones?

Cuando pactamos una reunión o una cita, lo que realmente establecemos es un acuerdo de respeto mutuo. Ser puntual es una forma concreta de valorar el tiempo del otro. Por eso, romper ese compromiso —por costumbre o descuido— puede enviar un mensaje claro, aunque no intencionado: “Mi tiempo importa más que el tuyo”.

Esta falta de empatía puede deteriorar tanto los vínculos personales como los profesionales. Según el psicólogo Oliver Burkman, reconocer la impuntualidad como un problema real es el primer paso para cambiar. El desarrollo de inteligencia emocional y autoconciencia es clave para modificar este patrón, informa El Heraldo.

¿Pero sabías que ser impuntual también puede tener un lado positivo?

Aunque parezca contradictorio, investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de la Salud de EE.UU. y la Universidad de Harvard han revelado que las personas impuntuales podrían tener menos estrés. Al no vivir obsesionadas con el reloj, su enfoque más relajado del tiempo les permite tomar decisiones con mayor claridad y, en algunos casos, ser incluso más productivas.

Los expertos de Harvard sugieren que la impuntualidad puede estar vinculada a una percepción distinta del paso del tiempo, así como a rasgos como la creatividad, el pensamiento divergente y una actitud menos rígida. Estas características no solo influyen en el bienestar mental, sino que también podrían estar relacionadas con una mayor longevidad, gracias a una menor exposición al estrés crónico.

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