
Cuando se trata de vehículos todoterreno, no hay nada mejor que probarlos fuera de la ciudad y en condiciones más complicadas, ya que se perciben mejor sus capacidades. Por esa razón llevamos el Ford Explorer 4WD hacia Marcapomacocha a través de la carretera Canta y también por un tramo de trocha carrozable. Aquí te contamos nuestra experiencia de manejo partiendo desde Lima por la madrugada.
Sobre el Ford Explorer, es un SUV grande que nació en 1991 y actualmente está vigente con la sexta generación que a fines del 2024 recibió una actualización o facelift. Esa nueva versión ya disponible en Perú y es la que nosotros manejamos.
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Tramo Lima-Carabayllo
En rutas fuera de Lima, que implican cruzar zonas de alto tráfico, siempre es mejor salir durante la madrugada. Partiendo a las 4 am, lo primero que notamos es que las luces principales LED se encienden automáticamente y que ofrece una iluminación potente. Ya al manejarlo, se percibe la comodidad en su andar y cuando cruzamos los múltiples rompemuelles. En general, es un vehículo fácil de manejar en la ciudad, a pesar de medir más de cinco metros de largo.
Por ejemplo, nos evitamos cambiar la marcha al detenernos en el semáforo, ya que cuenta con autohold. También, cuando circulamos por calles angostas, activamos el sistema de cámaras 360° para estar más seguros de no golpear o raspar el carro. Un detalle a tomar en cuenta es que el diámetro de giro es aproximadamente 11 metros, por lo que los giros en forma de “U” hay que tomarlos con precaución.

La dirección es eléctricamente asistida, por lo que a bajas velocidades el giro del volante es suave, mientras que a altas velocidad obtiene mayor rigidez. Los frenos son de discos ventilados en las cuatro ruedas con ABS + EBD, lo que permite un frenado seguro. De todas formas, se debe frenar desde una distancia prudente, tomando en cuenta que es un SUV de dos toneladas de peso. No frenará como un auto liviano o deportivo. No obstante, existe una versión Explorer ST que lleva unos frenos Performance con más capacidad y que también está disponible en el Perú.
Durante este tramo cruzamos las calles del Centro de Lima, luego tomamos la Autopista Panamericana Norte hasta Trapiche, para después ingresar hacia la Av. Túpac Amaru. En el trayecto, el rendimiento con su motor de cuatro cilindros de 2,3 litros Ecoobost fue una media de 5,3 km/litro o 20 km/galón. Es un consumo alto, pero realmente no creemos que sea lo más importante para aquel usuario que paga US$65.990 por esta versión Platinium. Tal como dice el dicho,“quien tiene para el whisky, tiene para el hielo”. En todo caso, la relevancia de conocer el consumo no es tanto por cuánto rinde por galón, sino para tener en cuenta la autonomía que siempre es importante cuando partimos a rutas donde no hay muchas estaciones de combustible.
Carabayllo-Laguna de Siete Colores (a 30 min de Canta)
Saliendo de Carabayllo, pasamos por Chocas, Trapiche, Cocayalta, Yangas y Santa Rosa de Quives. La mayor parte de este tramo solo tiene un carril de ida y otro de vuelta, por lo que aquí empiezan los rebases o adelantamientos. Como en este trayecto ya inician algunos ascensos, pasamos del modo Eco al Normal, para obtener una mejor respuesta en la aceleración.
En esa línea, el Ford Explorer de 300 hp y 420 nm, acelera realmente rápido. Tiene una excelente salida, pero su aceleración es aún mejor. Concretamente, acelera de 0 a 100 km/h en un poco menos de siete segundos. La relación peso-potencia es 6,66 kg/hp, siendo una cifra muy superior frente a sus rivales. Estamos ante una relación similar a la que poseen sedanes livianos como el Mazda 3, VW Jetta, entre otros.

De Santa Rosa de Quives continuamos por la carretera asfaltada hacia Canta. En ese trayecto, percibimos un ligero esfuerzo del motor, puesto que pasamos de 940 a 2.800 metros de altura. Pero, realmente lo pasamos sin problema alguno. El turbo compensó bastante bien la pérdida de oxígeno, por lo que mantenía casi la misma respuesta que en la costa.
En esta carretera hay que destacar que el sistema de mantenimiento de carril funcionó correctamente, ya que el volante vibraba cuando salíamos de nuestro carril. Lógicamente, esto solo ocurría en los tramos donde las líneas amarillas estaban bien pintadas.


Yantac-Marcapomacocha
Después de unos kilómetros de pasar la Laguna de 7 colores, tomamos el desvío hacia el pueblo de Yantac. El trayecto es pura trocha y está en regular estado. Sin embargo, la lluvia propia de esta temporada del año, agudiza los huecos y baches que se forman por la misma erosión del paso del agua.
Esta situación nos permitió probar la capacidad de su tracción 4WD, así como la estabilidad en una superficie con menor agarre. El resultado fue más que esperado, el SUV no patinó en ningún momento ni tampoco se ladeó el eje trasero.

En este tramo consumió tanto combustible de forma equivalente manejando en la ciudad, ya que revolucionamos un poco más el motor para afrontar las subidas en la trocha.
Retorno a Lima
Un dato importante es que al regresar el consumo mejoró notablemente por el descenso desde las montañas. Sinceramente, estábamos casi seguros que tendríamos que repostar combustible o que quedaríamos con el tanque en reserva, pero no fue así. En Marcapomacocha nos marcó una autonomía de 220 kilómetros y el tramo de regreso son 170 km; es decir, apenas nos quedaríamos con 50 kilómetros de rango. Entonces, pisar a fondo el acelerador ya no era una opción.
No obstante, una vez que salimos del desvío e ingresamos a la carretera hacia Canta, el descenso permitió que el rendimiento mejorase considerablemente y, por ende, la computadora recalcule y aumente la autonomía.

Hasta antes de ingresar a Lima Metropolitana y su tráfico, el consumo alcanzó hasta los 7,9 km/litro o 30 km/galón. Respecto a la autonomía, pasamos de 220 a 100 km, pese a que recorrimos 170 km.
Finalmente, nosotros calculamos que con su tanque de 70 litros puede rendir hasta 400 km en una ruta de similares condiciones a la sierra. Evidentemente, esta cifra podría ser mayor si es que lo conducimos en una carretera en la costa como hacia Trujillo o Ica.








