Es lo primero que nos ponemos al despertar y –al menos en los últimos seis meses, para una buena parte de la población– es el calzado que más horas usamos cada día. La pantufla es un objeto noble, quizá la pieza más generosa de todo el vestuario. Su función nunca ha sido ser bonita ni trendy ni combinable: tan solo busca ser cómoda. Dejémoslo claro antes de empezar: pantufla que no es confortable no es pantufla y punto.
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Partiendo de esa regla inquebrantable, muchas marcas locales e internacionales han sabido respetar aquella esencia para plasmar su estilo particular en diseños marcados por la extravagancia y el glamour. Ahora, ¿por qué dotar de todas esas características al único zapato que nunca sale de casa? La respuesta es más bien otra pregunta: ¿por qué no?
En el colorido mundo de la pantufla siempre hay algo para cada quien/pie. Desde los modelos cargados de accesorios –cuernos de unicornio, orejas de chancho, cabezas de flamencos; se ha visto de todo– disponibles en supermercados o grandes almacenes, hasta la versión clásica en blanco que se ofrece de cortesía en los hoteles y termina durando varios inviernos en casa. No hay mucho que pensar en este terreno: si se sienten bien al andar, se quedan.
Evidentemente, las grandes casas de moda del mundo también incluyen pantuflas –y a sus primas hermanas, las no menos elegantes chancletas– en sus colecciones. Encontramos, por ejemplo, a la singular dreamy flat loafer de Louis Vuitton, modelo hecho totalmente de visón con el emblemático monograma de la casa francesa que viene en tonos blanco, gris, rosado o natural. Su precio base es de $2120 e incluye una bolsita de seda para los viajes. Descuide, hay una versión ligeramente más económica con el talón abierto, la suite flat mule, que puede ser suya por $1520. Gucci, Dior y una larga lista de firmas de alta costura también las tienen en sus catálogos temporada a temporada. Parece que a la gente le gusta empezar el día con buen pie.
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En el Perú la oferta ha crecido a pasos -literalmente- agigantados. La diseñadora peruana Jessica Butrich no había contemplado la posibilidad de desarrollar una colección exclusiva de pantuflas (a excepción de las que tiene en su línea para novias) hasta hace unos meses. La cuarentena hizo que las cosas para ella, como para muchas otras marcas, tomaran un rumbo inesperado. “Definitivamente hemos tenido que adaptarnos a estos cambios; no estaba en los planes tener esta línea en un futuro cercano”, nos cuenta Jessica.
Slippers Butrich es fruto de la coyuntura. “La idea es presentar diseños muy cómodos sin perder el estilo que nos caracteriza. Nuestras slippers son de terciopelo y elaboradas a mano de manera tradicional. Están pensadas para quienes quieren verse especialmente lindas en la comodidad de su casa, con un diseño muy sofisticado”, sostiene. La respuesta ha sido bastante favorable.
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¿Ponerle una cuota de estilo a nuestra vestimenta diaria -así sea una pijama- tiene un efecto positivo en nuestro estado de ánimo? Sin duda. “Para que una pieza cotidiana se convierta en un objeto de lujo lo más importante son los materiales y el diseño”, indica Camila Pareja-Lecaros, al frente de la marca de calzado peruano Donna Cattiva. Es clave, no obstante, que el producto funcione y sea cómodo; de lo contrario, se aleja de su objetivo inicial.
“Por más que nuestro mundo y nuestros rubros hayan dado un giro, y debamos trabajar desde casa, es importante seguir una rutina aunque no vayamos a salir: vestirnos, mirarnos al espejo. Es una sensación que nos regresa a una vida que solíamos tener. Este es un momento en el cual necesitamos estar bien con nosotros mismos, cuidarnos”, finaliza Camila. Tener una suela suave y placentera con la cual pisar es un buen comienzo para lograrlo.
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Llanka’q Warmis Peletería es un colectivo integrado por artesanas residentes en Cieneguilla provenientes de la isla de Amantaní, en el Lago Titicaca. Su magnífico trabajo puede encontrarse a la venta en la tienda virtual de Ruraq Maki, y la amplia línea de productos disponibles incluye varios modelos de pantuflas, para niños y grandes. Todas son elaboradas con materiales naturales como alpaca, baby alpaca y piel de ovino. No olvidemos que además de confortable, la pantufla también tiene que ser abrigadora. Como dice el dicho -probablemente dicho primero en Lima- el frío entra por los pies.
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