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| Crónica
El día en que Julio Iglesias conmovió a Susana Higuchi en Palacio y la frase que le dejó Alberto Fujimori
El cantante español vino para dar dos conciertos en Lima, pero tenía un tema pendiente con Susana Higuchi, por lo que la todavía “primera dama” de la Nación lo invitó a almorzar a la Casa de Pizarro, el 8 de noviembre de 1991.
El jueves 7 de noviembre de 1991, un día antes de la visita de Julio Iglesias a Palacio de Gobierno, en la tarde, casi noche, había jurado en el Salón Dorado el nuevo primer ministro, Alfonso de los Heros, junto con todo el gabinete ministerial. Fue un remezón político más, en un país de continuos remezones. El viernes 8, la Casa de Pizarro tendría otro tipo de remezón: la visita del divo español Julio Iglesias, quien conoció allí en persona a la primera dama, Susana Higuchi, de quien quedó impresionado; y no menos también del presidente Alberto Fujimori.
Julio Iglesias había llegado al Perú, el miércoles 6 de noviembre. Lo hizo a todo dar en su avión privado, al que el artista llamaba “El Pájaro Loco”. Vino a Lima porque debía ofrecer dos únicas presentaciones: el viernes 8 (cena-show) y el sábado 9 (función popular), en el Círculo Militar del Perú, en Jesús María. Sus músicos y técnicos llegaron por su cuenta, el jueves 7, en un vuelo ordinario de nuestra otrora línea de bandera AeroPerú.
El divo internacional había planificado una conferencia de prensa para el jueves 7, a las 5 de la tarde, en el Salón Independencia del Lima Sheraton Hotel. Como todo un personaje exclusivo, a su conferencia solo ingresaron los medios invitados, y fue tan escrupuloso con la hora que, una vez empezada la cita, no había forma de entrar a la sala.
Al día siguiente, hacia el mediodía, varias horas antes de su primer concierto, Julio Iglesias –ese cantante de excepcionales cifras, que hasta esa fecha había vendido más de 160 millones de LP, por los que había sido premiado con 961 Discos de Oro y 350 Discos de Platino– debía ir a Palacio de Gobierno. Había sido invitado especialmente por la oficina de la primera dama Susana Higuchi para almorzar en el recinto palaciego.
En verdad, el músico español tenía un tema de qué hablar con Higuchi, esposa del presidente Fujimori, quien ya para entonces vivía una clara tensión familiar, y pronto se alejaría del poder. El tema era ver los detalles de un concierto que, a beneficio de la Fundación Por los Niños del Perú, Higuchi planeaba ofrecer al año siguiente, y para ello debía asegurar la presencia del divo del canto.
Adelantó a la prensa que, durante el almuerzo palaciego, la señora Higuchi seguramente le pediría dar un concierto “para los críos”. Y aseguró: “Yo lo voy a hacer con mucho cariño… Esto no se sabe, pero quiero decir que soy el `chairman’ de la Unicef de las Naciones Unidas”. Luego explicaría que representaba a ese organismo en el mundo entero. Julio Iglesias parecía vivir su mejor momento a sus 48 años. Dijo esa tarde a la prensa: “Ya estamos aquí, en Perú, eso es lo importante, y vamos a cantar”.
El divo retornaba al Perú luego de 11 años. Fue en 1980 la última vez que vino a cantar. Antes volvía a América Latina y al Perú con más frecuencia, pero su internalización lo había convertido en un artista global, alguien que pertenecía al mundo entero.
El encuentro entre Julio Iglesias y Susana Higuchi
El viernes 8 de noviembre de 1991, Julio Iglesias salió del Hotel Sheraton y se acercó a Palacio de Gobierno un poco antes del mediodía. Acostumbrado a ser perseguido por los “paparazzis” de todo el mundo, y acosado por los reporteros de espectáculos y sociales, el cantante se vio rodeado de pronto por otro tipo de periodistas: los que solían cubrir la fuente de Palacio, todos de las secciones de Política de los medios de prensa nacionales.
No era cualquier cantante, eso lo sabían hasta en Palacio de Gobierno. Era una estrella de nivel mundial. El encuentro fue en el Salón Azul de la residencia palaciega. Susana Higuchi de Fujimori lo recibió con una venia y un apretón de manos algo solemne.
Higuchi tenía la misión de comprometerlo a que cantara el año siguiente en una presentación en favor de la Fundación Por los Niños del Perú, que ella aún presidía. Con Susana al lado, el divo comentó informalmente a la prensa que, para él, “era un honor el hecho de ser recibido en Palacio de Gobierno por la señora Fujimori, de estar presente en un país donde he cantado durante muchos años, ya por dos generaciones, y ustedes seguramente no habían nacido y usted, señora, quizá tampoco hubiera nacido”, le dijo Julio Iglesias con galantería.
La alegría del artista español era evidente. Julio Iglesias se detuvo a ver los detalles del salón palaciego, y luego afirmó que estaba, por supuesto, muy contento de regresar a nuestro país, “a esta tierra de habla hispana, y ver esas gentes del pueblo peruano, con sus ojos bellísimos que tiene, y poder cantarles después de tantos años. Es un honor ser recibido por el presidente y su mujer. Creo que es un honor para cualquier español que visite el Perú”, dijo el divo con una complacencia que conmovió con inevitable sorpresa a la primera dama del Perú.
“Desde China hasta Finlandia, y, ahora vamos a cruzar hasta Filipinas. Dentro de dos semanas será el concierto para los críos en nombre de la Unicef. Si ellos quieren vendremos a ayudar a los de aquí lo más pronto posible, tal vez en la próxima primavera”, vaticinó el cantante.
El gran Julio Iglesias se atrevió a hablar de política. Dijo que se ha quedado admirado de la popularidad del entonces jefe de Estado, “que sale de repente elegido en unas elecciones insospechadas en un país, como el Perú. Con los ojos rasgados y con un criterio absolutamente peruano”, sentenció.
Entre la cortesía y el halago, Julio Iglesias se fue de Palacio de Gobierno, en el mismo instante en que, en el Círculo Militar del Perú, en Jesús María, con seguridad ya estaban acabando de montar el escenario donde cantaría en español y en otros cinco idiomas más canciones inolvidables como “Hey”, “De niña a mujer”, “Nathalie”, “Lo mejor de tu vida”, “Me olvidé de vivir”, “Amor, amor, amor” y otros muchos éxitos de su extenso repertorio musical.
Antes de irse del Perú, horas antes de su segundo concierto, dijo a los periodistas que lo seguían en el Hotel Sheraton de Lima algo muy interesante o curioso que le sucedió en su visita a Palacio de Gobierno. Fue a raíz de una breve conversación con el propio presidente Fujimori, ese día en que la anfitriona era Susana Higuchi.
Alfredo Kato, periodista de El Comercio, le preguntó qué pensaba de la pobreza y la crisis del Perú. El artista español le respondió: “Hablé con el presidente Fujimori y me prometió que, si vuelvo en el año 2000, voy a encontrar un país totalmente distinto, y creo en sus palabras”. Sin duda, habría encontrado al Perú muy diferente si hubiese venido ese año el buen Julio Iglesias.
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