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Piero Pierantoni: El ‘italiano’ que fue el último alcalde de Lima durante la dictadura militar
Con el retorno de la democracia, Eduardo Orrego Villacorta fue elegido en 1980 para ocupar el máximo cargo de la comuna limeña, que durante el régimen de facto fue ejercido por siete distintos burgomaestres.
El 2 de enero de 1980, el ingeniero Piero Pierantoni Cámpora, oriundo de Génova, juramentó como nuevo alcalde provincial de Lima, designado en reemplazo de Roberto Carrión Pollit, quien había renunciado al cargo. Tanto el nombramiento del nuevo burgomaestre de la capital, así como el alejamiento de Carrión Pollit, fueron dados a conocer a través de dos resoluciones supremas. El Gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez, tras aceptar la dimisión de Carrión Pollit, le otorgó las gracias por los importantes servicios prestados, subrayando que durante el ejercicio de su función había demostrado responsabilidad, eficiencia y cooperación.
Cuando el general Juan Velasco Alvarado interrumpió el orden democrático en 1968, el alcalde en funciones era Luis Bedoya Reyes, quien había sido elegido por voto popular y se mantuvo en el cargo hasta el 31 de diciembre de 1969, cuando fue reemplazado por Eduardo Dibós Chappuis, designado por el régimen de turno. Este gobernó la ciudad hasta 1973 en que falleció en Munich por un ataque cardíaco. Entonces Lizardo Alzamora ocupó su lugar hasta el 22 de setiembre de 1975, cuando el general Arturo Cavero Calixto juramentó como la máxima autoridad de Lima junto a 30 concejales nombrados por el Ministerio del Interior.
El 27 de abril de 1978, otro general asumió la administración de la capital. Se trató de Enrique Falconí Mejía, quien se había desempeñado como Jefe de la Casa Militar. El 9 de febrero de 1979 tomó la posta el empresario Roberto Carrión Pollit, el penúltimo de los burgomaestres de Lima nombrados por el régimen de facto que dirigió el país durante 12 años (1968-1980).
Alcalde ingeniero e italiano
“El flamante alcalde de la Ciudad de los Reyes es un conocido industrial de amplia trayectoria en la empresa privada”, señaló El Comercio en su portada. Piero Pierantoni había nacido en Génova, Italia, y se había nacionalizado peruano. Estaba casado con Madeleine Grellaud Garbín, peruana, con quien tuvo cinco hijos. Obtuvo el grado de Ingeniero en la antigua Escuela Nacional de Ingenieros (hoy Universidad Nacional de Ingeniería), en 1953.
El nuevo burgomaestre juramentó en el Palacio Municipal, intercambió saludos con su antecesor Roberto Carrión Pollit y brindó un discurso a los trabajadores de la comuna y a la prensa. El flamante alcalde estudió en el Colegio La Inmaculada de Lima, fue fundador de diversas empresas privadas en el sector pesquero, y al momento de su designación pertenecía a varias entidades de carácter social y profesional.
El alcalde Piero Pierantoni inauguró su administración poniendo en marcha un amplio operativo de limpieza ante la deplorable situación en que se encontraba el Centro de Lima. Lo paradójico fue que los trabajadores dedicados a esta labor iniciaron una huelga que duró varios meses y tuvo en jaque su breve gobierno. Por otra parte, Pierantoni lideró un “Pacto de Caballeros” con los Partidos Políticos para evitar que la propaganda electoral deteriorara aún más el ornato de la ciudad, en vísperas de las elecciones presidenciales.
También realizó un viaje a Italia, la tierra de sus ancestros, para llevar al papa Juan Pablo II una carta del presidente del Perú y participar en el Congreso de alcaldes de las grandes ciudades del mundo, en Milán. Asimismo, durante su mandato ejecutó las obras de remodelación de la Plaza de la Bandera y de la Plaza Bolognesi. El 27 de julio dejó el cargo en vísperas de la toma de mando del arquitecto Fernando Belaunde Terry, pero se le mantuvo en funciones hasta la juramentación de su sucesor, el electo en las urnas Eduardo Orrego de Acción Popular.
Carrión Pollit, el predecesor
En su carta de “renuncia irrevocable” al cargo, dirigida al presidente de la República, Carrión Pollit precisó que “urgentes e ineludibles obligaciones personales” habían motivado su renuncia a casi once meses de su nombramiento como alcalde de la capital. Dejaba constancia que su labor al frente de la comuna limeña, “no se hubiera podido cumplir sin el apoyo del presidente de la República, el ministro de Economía y Finanzas y el ministro del Interior”.
Finalmente, Carrión Pollit agregó que “no estimó que la ocasión fuera propicia para hacer un recuento de actividades y crónica de obras realizadas. Sé que usted y los vecinos de nuestra ciudad serán mis mejores jueces: a su veredicto me someto”.
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