Juguetes y comida son los temas que dominan la Navidad en todo el mundo. Al revisar algunos avisos publicados en el diario decano a lo largo del siglo XX podemos conocer cómo han ido evolucionando los gustos de los consumidores en estos dos aspectos de las fiestas de fin de año.
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En 1911 al panetón le salió competencia. La fábrica nacional La Estrella publicó un aviso en el diario decano donde anunciaba:
“Participamos a nuestros clientes y al público en general que para el día de Pascua inauguraremos un establecimiento de pastelería en la plazuela del teatro, número 77. Hemos montado con hornos especiales importados de Alemania, se elaborarán con el mayor aseo: pan de dulce, pan de Guatemala, pan de manteca, chancay, bizcochos, pasteles y toda clase de dulces”.
El aviso afirmaba que se ha utilizado material selecto para la elaboración de sus productos y que estarán disponibles en las bodegas y panaderías. Por supuesto, no podían faltar las ofertas de los almacenes de abarrotes que ofrecían un surtido completo de confites, chocolatitos de fantasía, vinos, licores y aguas gaseosas a precios sin competencia.
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En la lista de tareas navideñas figuraba comprar y enviar tarjetas. Frente al local del correo esperaban a los interesados postales de felicitación de Pascua y Año Nuevo. Y pensar que ahora con un ‘meme’ o ‘emoticón’ ya estamos saludando a la familia y amigos.
Para la Navidad de 1923, Papá Noel protagonizó el aviso de The English Store donde se ofrecía a los padres y madres un gran surtido de juguetes con precios de ocasión. La zapatería Borea Hermanos, ubicada en la calle Virreina 483, vendía calzado para que los engreídos de la casa pudieran hacer deporte o salir de paseo.
Joyería con piedras preciosas, lapiceros, cigarreras, tarjeteros y relojes de oro eran ofrecidos por Zettel y Murguía en el portal de Botoneros.
En cuanto a los espectáculos brillaban el ring “aire libre” con las peleas de Pedro Troncoso vs. Kid Langford y Domingo Farfán vs. Andrés Quiñones. ‘Molinos de viento’ y ‘La Casta Susana’ eran las obras presentadas en el teatro Forero. Además se inauguraba la temporada de corridas de toros en Acho.
Ya para los años 70 los avisos publicitarios eran más elaborados así como los productos y servicios que se ofrecían. Muebles 501 hacía uso del ingenio publicitario con la yapa navideña; mientras que Momoplastic, ubicada en Caquetá, tenía muñecas Susan, alcancías, tractores, aviones, autos y pistolas de juguete.
En 1971 encontramos un aviso de pavos de la avícola ‘Santa Mónica’. Hasta su local en Lince acudían sus clientes para tener asegurada la cena navideña. Abrían desde las 8:00 a.m. hasta la medianoche. Pavos ‘Bertha Elena’ tampoco se quedaban sin formar parte de la fiesta. Ofrecían pavos doble pechuga criados en granja. Tenían dos locales, uno en Monterrico y otro en Santa Catalina. Y la pollería El Ají Seco dejaba un momento las brasas para vender pavos y canastas navideñas. Lo más importante aceptaban tarjetas de crédito.
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Entre avisos de pavos destacaba el de panetón por kilo y en caja para regalo. Con letras grandes ofertaban el kilo a S/.190.00 y si era en caja S/.290.000. Para comprobar su calidad debías acudir a la feria ‘Limeña’ ubicada en la esquina de Tacna y Emancipación. Por supuesto no existían las grasas trans.
Para 1982 el querido personaje Chewbacca, de la Guerra de las Galaxias, era uno de los juguetes más solicitados. Junto a él, Monterrey vendía damas chinas, mini cámara de fotos, vaqueros, auto loco a pilas y aviones. Los precios variaban entre 1,245 a 7,995 soles. Por supuesto Papá Noel regalaba un 20% de descuento con la tarjeta Másreal.
Terminando los años 80, Barbie era la reina indiscutible de las listas de regalos, seguida de juegos de mesa. Lamentablemente, los precios estaban muy elevados debido a la hiperinflación del gobierno de Alan García. Para muestra, una pelota de vóley costaba 26,900 intis y un juego de bingo 52,600 intis. En aquellos años, las casas comerciales realizaban sorteos para animar sus campañas navideñas.
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