El culto del dióxido de cloro
Recientemente, un desinfectante llamado dióxido de cloro ha hecho noticia en el Perú. Su historia, y sobre todo el modo en que ha llegado a convertirse en un objeto de culto, es digno de un análisis sociológico y antropológico. Hoy veremos algunos hechos sobresalientes de esa historia.
Los personajes
Hay dos personajes que destacan en la historia de esa sustancia química, usada desde hace muchos años como blanqueador de la pulpa de madera para hacer papel y como desinfectante del agua potable y superficies contaminadas.
El primero es un ingeniero norteamericano llamado Jim Humble, que en 2006 escribió un libro “La Solución Mineral Milagrosa del Siglo XXI”, y en el que afirmaba que el dióxido de cloro -a la que llamó Solución Mineral Milagrosa (MMS)- curaba decenas de enfermedades, entre ellas, cáncer, SIDA y autismo. Lo grotesco de su historia es que, de acuerdo con un reporte de la Cadena ABC de Estados Unidos de octubre de 2016, asegura ser un dios de la galaxia Andrómeda y que tiene de miles de millones de años, habiendo solicitado ser asignado a la nave espacial que vigilaba el planeta tierra. Fundador de la Iglesia de Sanación y Salud Génesis II -para lo que tuvo que comprar el titulo religioso de obispo- fue visto por última vez en Guadalajara.
El segundo es un alemán llamado Andreas Kalcker, un autoproclamado científico, que obtuvo un dudoso titulo de Medicina Alternativa y Biofísica Natural en la Universidad Abierta de Ciencias Avanzadas, una fábrica de diplomas online con sede en Florida. Al ver el potencial comercial del MMS, Kalcker fundó Earth Help Project, una organización de fachada, cuyo objetivo es promover y vender MMS. Su libro, La Salud Prohibida, ha sido retirado de Amazon, que tiene un aviso de que el libro esta en revisión si uno trata de comprarlo. Lo cierto es que ha sido retirado desde que la MMS causara intoxicaciones por ser usada como enema en niños, cuyos padres creyeron que su autismo podía ser curado con esa sustancia. Ahora, en plena pandemia, Kalcker ha convencido a muchos ingenuos de que el MMS cura y previene Covid-19.
La sustancia
El dióxido de cloro es un gas muy inestable que se produce cuando el clorito de sodio (un desinfectante relacionado al hipoclorito de sodio o lejía), entra en contacto con un ácido. Los comerciantes venden una solución al 28% de clorito de sodio y recomiendan que los usuarios lo mezclen con jugo de limón, que provee el ácido cítrico. Industrialmente, usan acido clorhídrico (muriático) para su preparación. Lo que la gente toma entonces es un químico muy poderoso, usado desde hace muchos años como desinfectante y en la industria del papel. Según la creencia de Humble y Kalcker -de la que no hay ninguna prueba científica- el dióxido de cloro, purifica el organismo, promoviendo la curación de todo tipo de enfermedades. No hay estudios científicos que avalen esas afirmaciones, todas sus pruebas son testimonios y anécdotas.
Debido a los severos efectos del MMS (que los fanáticos creyentes piensan que es una prueba de que la pócima esta funcionando), los comerciantes han desarrollado el CDS o solución del gas dióxido de cloro, que según ellos es mejor tolerado.
Según la FDA, el MMS puede causar insuficiencia respiratoria por alteración de la hemoglobina (metahemoglobinemia); cambios en la actividad eléctrica del corazón (prolongación del intervalo QT), que pueden llevar a arritmias cardíacas potencialmente fatales, presión sanguínea baja potencialmente mortal causada por deshidratación; insuficiencia hepática aguda; anemia por destrucción de glóbulos rojos (anemia hemolítica), vómitos y diarrea severos, y la muerte.
El negocio
Debido a que es relativamente sencillo disolver el clorito de sodio en agua destilada, los comerciantes invierten unos pocos soles en esa sustancia química y en el agua destilada y preparan cientos de frasquitos que venden a muchas veces su precio real, lo cual sin dudas, constituye un negocio redondo. Es probable que muchas de las protestas y vitriólicos ataques que reciben quienes se oponen al MMS, sean originados por los comerciantes que temen perder sus pingues ganancias. Obviamente, en esta época de pandemia, estos han logrado el apoyo de mucha gente asustada con la Covid-19, que cree que esa toxica sustancia química los va a curar o va a impedir que la infección por el coronavirus los lleve al hospital.
El culto
Pero un interesante asunto, especialmente para sociólogos y antropólogos, es que muchos de los adeptos al dióxido de cloro pertenecen a un variopinto grupo de fanáticos religiosos, movimientos antivacunas, oponentes a la Organización Mundial de la Salud, y creyentes en teorías de conspiración de que existen poderes ocultos y extraños que desean dominar a la humanidad. En su simpleza, creen que el dióxido de cloro representa la pureza de la naturaleza, y representa la antítesis del trabajo de los médicos, que al estar apañados con la industria farmacéutica, contribuyen al desarrollo de las enfermedades con fines comerciales. Un reciente invitado a mi programa radial, que osó decir que el dióxido de cloro era inútil, fue salvajemente atacado en los medios sociales, recibiendo amenazas personales y contra su familia.
Corolario
Es decepcionante que la Comisión de Salud del Congreso de la Republica, que preside el Congresista Omar Merino de APP, haya intentado invitar al Sr. Kalcker, para que haga una exposición sobre el MMS. Es mas triste aun, saber que el Congresista Rubén Ramos de UPP y el gobernador regional de Arequipa Elmer Cáceres, exijan que el Minsa apruebe el dióxido de cloro para su uso por la población.
Es muy bueno saber que el Minsa y el Colegio Médico del Perú han rechazado este peligroso químico.