Aquel lejano primer mundial
El mundial de Sudáfrica nos pisa los talones, y amenaza capturar la atención de los habitantes del planeta, quienes, esta vez, enlazados por los medios y las redes sociales, vivirán cada partido “pegados” a sus televisores, computadoras o celulares. Pero no siempre fue así. Por unos instantes viajemos a 1930, hace ochenta años, hasta la primera copa mundial en Uruguay, y descubramos cómo informó El Comercio sobre la participación de la selección peruana en esa cita internacional.
El Perú formó el Grupo C con Rumania y Uruguay, la selección anfitriona. Los primeros once históricos que pisaron la cancha en un mundial fueron: Valdivieso (El Mago), De las Casas, Soria, Denegri, Galindo, García, Lavalle, Neira, Villanueva, Lores y Souza.
Para el debut contra los rumanos, el 14 de julio, miles de aficionados se congregaron frente al balcón en las puertas del diario El Comercio, donde se colocó un altoparlante a través del cual un locutor leería los cables que las agencias harían llegar a nuestro diario.
El primer gol en un mundial
A las 2:45 de la tarde (hora uruguaya), el árbitro chileno Alberto Warnken pitó el inicio del encuentro en el Estadio Pocitos, ante dos mil espectadores.
Los hinchas peruanos no habían terminado de ubicarse cuando se escuchó por el altavoz un tempranero y mal presagio: “Los rumanos marcan el primer goal”, decía el escueto cable. El subsiguiente despacho complementaba la información: “El primer goal de los rumanos se produjo a raíz de un entrevero en la valla peruana”. El autor había sido Adalbert Desu.
Pero aún faltaba mucho pan por rebanar. Los informes de las agencias -cortos y concretos- no dejaban de contar el minuto a minuto. Pronto la brusquedad dominó las acciones. Se produjo un fuerte encontronazo entre Galindo y el delantero rumano Steiner, quien salió de la cancha con la pierna fracturada.
Los aficionados de la época, ataviados con corbatas, sombreros, borsalinos y bastón, permanecían “enchufados” a las puertas del diario: “Después de quince minutos de juego, los rumanos continúan dominando y llevando la mayor parte de sus ataques contra la valla peruana”, perifoneaba el relator.
“A la media hora de juego los europeos siguen atacando, pero el entusiasmo de los peruanos logra equilibrar las acciones”, describe un despacho recién llegado. Las cosas no cambiarían hasta el final de la primera etapa. El sistema de información organizado por Decano había mantenido en vilo a los hinchas durante 45 minutos.
Se reanuda el segundo tiempo y un cable de United Press (UPI) alerta sobre el juego fuerte: “El half peruano Galindo tiene una incidencia con un jugador rumano, cambiándose entre ambos serios golpes”.
El subsiguiente cable cuenta el desenlace de la situación: “…Galindo es expulsado del campo. Se reanuda el juego”. Según la FIFA fue Mario De las Casas.
Minutos después se escucha: “Los peruanos marcan el primer goal”. La salva de aplausos rompe el silencio en las puertas de El Comercio. Era el minuto 75.
El wing izquierdo Luis de Souza Ferreyra se convirtió en el primer jugador peruano en anotar en un mundial: “Agarré el balón casi de volea con la pierna derecha y la mandé al otro palo”, refirió en una entrevista a Deporte Total en el 2007, un año antes de fallecer.
Desde el arco, el peruano Juan Valdivieso observó toda la jugada, que luego describiría en detalle: “Galindo había desbordado, se fue por el lado derecho, se convirtió en un puntero mentiroso y centró para la pierna derecha de Luis de Souza Ferreyra”. Efectivamente, Galindo no había sido el expulsado.
El partido se reanuda. “Los peruanos actúan ahora con enorme entusiasmo. El juego adquiere una gran movilidad”, señala el siguiente despacho de Associated Press (AP).
Empero, no mucho después, a los 85 minutos de juego, los europeos ponen el 2 a 1. Inmediatamente otro lacónico cable sepulta las esperanzas peruanas: “Se ha producido el tercer goal rumano”. Constantin Stanciu había marcado dos tantos consecutivos. La derrota quedaba consumada.
Ante el local charrúa
Sin embargo, tres días después Perú jugaba su última chance ante Uruguay. El choque sería el corolario de la ceremonia oficial de apertura, que coincidía con la inauguración del histórico Estadio Centenario.
Cuando más de 70 mil uruguayos se acomodaban en las flamantes graderías del novísimo recinto, muy lejos de allí, miles de aficionados peruanos rodeaban nuevamente la entrada principal de El Comercio. El árbitro belga Jan Langenus ordenó el inicio del juego pocos después de las dos de la tarde, hora peruana.
Los primeros cables fueron poco alentadores. “Empezado el encuentro Urdinarán remata y la pelota pega en el travesaño del arco nacional. Luego, una serie de córners llevan peligro sobre la valla peruana; el embate de los campeones olímpicos es constante”, se escucha por el altavoz.
“De las Casas, peruano, se luce oponiendo tenaz resistencia a los ataques constantes de los uruguayos”, agrega un cable de AP. Los hinchas de la época siguen con atención el perifoneo de las acciones. “Un córner contra los peruanos lo ejecuta Urdinarán, pero la pelota la rechaza Pardón con un golpe de puño”.
“El forward peruano Lores shotea, y Ballesteros detiene la primera pelota de la tarde”. Los peruanos salían tímidamente del fondo. “Un peligroso ataque peruano lo detiene bien Nazzasi.”, dice otro cable.
Luego se escucha que un avance peruano es detenido por el half izquierdo uruguayo Gestido. En esa jornada, el consagrado defensa charrúa soportó el vaivén del endiablado puntero derecho José María Lavalle. Este duelo es una de las leyendas que sobrevivió con mayores luces del partido con los celestes.
Al día siguiente, el periódico El País publicó una nota titulada “La Sombra negra de Gestido”, en donde se destacaba la habilidad de Lavalle. Al referirse al delantero el texto era contundente: “Había sido el mejor jugador de la cancha, sometiendo a Alvaro Gestido, una gloria del fútbol nacional, a una verdadera tortura, porque no había tenido forma de controlarlo”.
A pesar de ello, el dominio fue de los locales. “Pocos instantes antes de terminar el primer tiempo, Pardón, arquero peruano, salta rechazando la bola, cuando se creía que era un goal inminente”.
En el cierre de la primera etapa, el cable indicaba que la muchedumbre ovacionaba estruendosamente a los peruanos “por su magnífica defensa al mantener a raya a los campeones olímpicos y al conseguir que estos no abran la cuenta en el primer tiempo, el cual terminó cero a cero.”
“El segundo tiempo entre Perú y Uruguay comenzó a las 4:17 p.m., hora de Montevideo”, se anuncia por el alta voz. Los cables son perifoneados uno tras otro hasta que se anuncia la apertura del marcador. “El ´Manco´ Castro marcó el primer goal uruguayo, a los 17 minutos de juego”. El artillero celeste, quien había perdido parte del brazo derecho tras un accidente a los 13 años, define y estalla el Centenario.
A pesar del esfuerzo de los nacionales, los campeones olímpicos mantuvieron la diferencia hasta el final del encuentro, sellándose así la primera participación mundialista del combinado peruano.
Al referirse al público convocado, El Comercio dijo: “El gentío palpitó de entusiasmo cuando nuestros compatriotas, en magnífica lucha, supieron defender con todo brillo los colores peruanos, rivalizando con los campeones olímpicos”.
Ante 90 mil espectadores, la final se jugó en el Centenario entre uruguayos y argentinos el 30 de julio, venciendo los locales por 4 a 2, y coronándose así como los primeros campeones del mundo.
Los nuestros regresaron y continuaron jugando en sus equipos. Luego de 60 años, en 1990, El Comercio y una empresa cervecera lograron reunir a seis sobrevivientes de aquel equipo. Unidos por el balón apreciamos a Luis de Souza Ferreyra, Lizandro Nué y Mario de las Casas.
(Miguel García Medina)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio