Tras la muralla de Armando Robles Godoy
En una época en que las producciones cinematográficas peruanas apostaban por lo comercial, Armando Robles Godoy (1923-2010) recibió tres premios internacionales por una de sus películas más íntimas, “La Muralla Verde” (1970). A propósito de los 40 años de su primer éxito internacional, Huellas Digitales le rinde un merecido homenaje al creador y a su recordado filme.
“La Muralla Verde” es la tercera realización de Robles Godoy, tras el documental “Ganarás el pan” (1965) y su primer largo de ficción “En la selva no hay estrellas” (1967). Se trata, además, de una de las primeras películas peruanas catalogadas como una superproducción. Poseía un presupuesto que rodeaba los 150 mil dólares, monto considerado elevado en un país donde la industria cinematográfica era nula.
Su importancia para sentar las bases del cine peruano se traducen en la obtención de tres premios en el Festival de Panamá, realizado en octubre de 1970, donde compitió con películas europeas. El Comercio informa sobre el retorno del cineasta a Lima. En la nota publicada el sábado 17 de octubre, Robles Godoy cuenta que tras el premio recibió invitaciones de Italia y España para presentar su película. Asimismo, se hace hincapié sobre el grato recibimiento del público limeño.
La premiada cinta contó con la brillante participación del actor mexicano Julio Aleman (Mario), conocido por su participación en largometrajes y telenovelas. Su trayectoria sigue aún vigente, hace poco participó en la producción latinoamericana de la cadena Fox “Tiempo Final” como invitado; además de ser un actor muy solicitado por las telenovelas de su país. En el reparto también encontramos valores nacionales como Sandra Riva (Delba) y Jorge Montoro (jefe de tierras de montaña), quienes aportaron su talento para la realización del largometraje.
Historia de una lucha desigual
“La Muralla Verde” cuenta la historia de una familia de clase media limeña que se establece en la selva, cerca de la ciudad de Tingo María. Mario y Delba, padres del pequeño Rómulo, empiezan así su labor de colonos. En su lote construyen una humilde casa, además de cultivar maíz y cafetos en aquellas dos hectáreas. Luego de unas semanas, funcionarios del Estado llevan a cabo la reforma agraria, afectando el lote de Mario. Tras reclamos fallidos, este decide ir hasta Tingo María para realizar engorrosos trámites.
Entretanto, el jefe de Gobierno anuncia su llegada a la mencionada ciudad, viajando con toda su comitiva por la carretera. Ante la ausencia de su padre, Rómulo es atacado por una serpiente venenosa. Melba, desesperada, intenta llevarlo a Tingo María, pero su viaje es atrasado por la falta de transporte. Rómulo muere en el hospital de la ciudad. Tras su entierro, Mario y Delba quedan desolados en la pequeña casa.
Robles Godoy edifica “La Muralla Verde” en base a dos pilares importantes. El primero está relacionado directamente con su vida. El director peruano fue colono en la selva de Huánuco durante ocho años, conociendo de cerca las dificultades de los habitantes de la zona. Durante esos años se convirtió en padre, escribió cuentos y obras de teatro que luego serían premiadas. Tras ello, se instala en Lima, desarrollando diversas facetas como escritor, periodista y cineasta.
El segundo pilar de su obra responde al contexto político del Perú de esa época. Recordemos que nuestro país sufría los embates de la dictadura militar al mando del general Juan Velasco Alvarado, quien impulsó la reforma agraria, entre otras medidas de expropiación. Es la confrontación entre la burocracia del sistema y el esfuerzo individual, narrado en 110 minutos de filmación.
Si comparamos esta película con otras realizaciones de finales de los años 60, podemos apreciar diferencias narrativas y de composición, propias de una época donde lo íntimo y experimental se abría paso en Latinoamérica. Cintas como la chilena “El Chacal de Nahueltoro”, donde se cuenta un sangriento crimen; la brasileña “Antonio Das Mortes”, perteneciente a la corriente del Cinema Novo; o la cubana “Memorias del subdesarrollo”, ofrecen su propia manera de contar historias.
“La Muralla Verde” se erige como una obra crítica a las reformas estatales y sitúa a sus protagonistas como víctimas del atraso que acechaba a los ciudadanos más olvidados de nuestro país. Si bien es cierto la cinta no responde a reglas estéticas comunes al cine hollywoodense, su apreciación es condición sine qua non para acercarnos a la obra de Robles Godoy y conocer uno de los largometrajes más importantes en el desarrollo del cine peruano.
(Iván Gonzales)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio