Bodas reales: de cenicientas a princesas
Como todas las niñas que un día creyeron en el cuento de hadas, estas bellas mujeres vieron realizadas sus fantasías cuando conocieron y se enamoraron del añorado príncipe azul. Sus conmovedoras, intrépidas y algunas trágicas historias de amor, pintaron de colores (no todos rosas) y llenaron de sabores (dulces o amargos) la imaginación de sus miles de seguidoras. Con motivo de la boda del príncipe William de Inglaterra y Catherine Middleton, Huellas Digitales hace un recorrido por los enlaces más representativos de la monarquía europea, que desde el siglo pasado ha visto convertirse en princesa a más de una plebeya.
De Hollywood a Mónaco
Cuando Grace Kelly conoció a Rainiero III, ella ya era una figura consagrada del Hollywood dorado de los años 50’. Pero el amor que tocó su corazón la llevó de la gran pantalla al principado de Mónaco. Fue el 19 de abril de 1956, en que celebraron su fastuosa boda, luego del flechazo ocurrido el año anterior en el Festival de Cannes.
La vida como Su Alteza Serenísima la Princesa Gracia de Mónaco, estuvo llena de altibajos. Dejó su prometedora carrera de actriz para dedicarse a su familia y a sus labores en el principado.
Lo tenía todo en apariencia, pero la prensa especulaba que no era feliz, pues nunca superó el hecho de haber dejado su profesión, además que lidiaba también con problemas de alcohol.
Rainiero, príncipe de Mónaco, la amó mucho; sin embargo esto no fue suficiente para salvarla de la tragedia que la acechaba. Falleció el 14 de septiembre de 1982, tras sufrir un accidente automovilístico, en el que viajaba con su hija menor Estefanía.
Lady Di, la princesa del pueblo
Diana Spencer tenía solo 19 años cuando el príncipe Carlos de Inglaterra le pidió matrimonio. Su rostro angelical y sus correctos modales conquistaron a los británicos, quienes quedaron cautivados desde que se convirtió en Su Alteza Real la Princesa de Gales, el 29 de julio de 1981.
Durante su matrimonio, Lady Di -bautizada así por la prensa anglosajona- vivió momentos difíciles. Debió luchar contra el desamor de su esposo, las rigurosas normas de la monarquía y los problemas de bulimia que la afectaron sobremanera.
Su relación siempre estuvo bajo la sombra de Camila Parker Bowles (antiguo amor del príncipe) y aunque se dedicó de lleno a las labores benéficas y a sus dos hijos, no pudo superar la frustración de ver su matrimonio arruinado.
Se divorció del príncipe Carlos en 1996, y aunque el destino le devolvió la ilusión del amor al conocer a Dodi Al-Fayed, esta no duró mucho. El 31 de agosto de 1997, la princesa Diana falleció, tras un accidente automovilístico, al huir de una persecución de paparazzis. El trágico hecho ocurrió en el Túnel de l’Alma, en la margen norte del río Sena en la ciudad de París, Francia.
La controvertida Mette-Marit Tjessem
Fue a finales de los años 90’, en el Festival Quart, cuando el príncipe Haakon vio por primera vez a Mette-Marit. Desde un inicio, su relación causó controversia debido al pasado de ella (su ex pareja había estado en prisión, era madre soltera, concursó en un programa de televisión para buscar novio y aceptó vivir en unión libre con el príncipe).
Como era de esperarse, la monarquía noruega se oponía a la pareja, pues si bien la unión libre es común en este país, no era el comportamiento propio para un miembro de la nobleza europea.
Sin embargo, contra todo pronóstico negativo, se casaron el 25 de agosto de 2001 en la Catedral del Salvador de Oslo. Después de la boda, recibió el título de Su Alteza Real, Princesa Heredera Mette-Marit.
Máxima, la primera princesa latina
Máxima Zorreguieta, licenciada en Economía, desarrollaba una prominente carrera en importantes firmas de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, para esta argentina de nacimiento, el destino le tenía preparado otro camino.
En 1999, durante una fiesta en Sevilla, surgió el amor entre ella y el príncipe Guillermo de Holanda. Casi inmediatamente la prensa comenzó a investigar y especular sobre el futuro de la relación.
El más grande impedimento por parte del gobierno holandés, era el pasado del padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, quien fuera miembro civil del régimen del dictador argentino Jorge Videla.
Ante tal oposición, el príncipe holandés defendió su compromiso con esta frase: “Yo opté por Máxima de forma incondicional, con todos los riesgos de la decisión”.
La boda se realizó el 2 de febrero de 2002, sin la presencia de los padres de la novia, condición que pusieron los miembros de la realeza holandesa para consentir el matrimonio, el cual le permitió recibir el título de Princesa de los Países Bajos.
Mary Donaldson, la australiana que conquistó Dinamarca
Dinamarca cedió a la moda de las bodas con plebeyas. Los daneses se rindieron ante la gracia y simpatía de la abogada Mary Donaldson, australiana que robó el corazón del príncipe Federico, hijo de Margarita II.
Ellos se conocieron durante las Olimpiadas de Sidney 2000, y desde allí se volvieron inseparables. La mayor preocupación de la reina Margarita era precisamente la vida amorosa de su hijo, pues éste había tenido romances controvertidos con modelos y cantantes rockeras, que no eran bien vistos por la realeza danesa.
Por ello, el matrimonio celebrado en la Catedral de Copenhague el 14 de mayo del 2004, se convirtió en una fiesta nacional y fue transmitido en directo por televisión, dejando aquel día las calles vacías de todo el país.
La periodista y el príncipe de Asturias
Narraba noticias para el Telediario, cuando Felipe Borbón quedó prendado de su belleza y no dudo en concertar una cita con ella, a través de amigos en los medios informativos.
De esta manera, se conocieron los hoy príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz Rocasolano. Periodista de orígen humilde, divorciada y sin linaje noble.
Supo ganarse a los miembros de la nobleza española por su naturalidad y espontánea disposición para adentrarse a los rigurosos formalismos del protocolo real.
Y tras obtener la aprobación de los Reyes españoles, se casaron el 22 de mayo de 2004 en la Catedral de la Almudena de Madrid. A partir de ahí, ostenta el título de Su Alteza Real Princesa de Asturias.
Como vemos, los príncipes de hoy ya no escogen a sus compañeras solo por su linaje. Ellos las prefieren instruidas, con grado académico, desenvueltas y con una actitud que tenga una mezcla perfecta de sentimientos nobles y coraje para enfrentarse a las vicisitudes que implica pertenecer a la realeza.
Aunque no todas las historias contadas aquí tuvieron finales felices, al menos a muchas de ellas se les cumplió el sueño de ser princesas, realidad que en la actualidad no está muy lejos de las simples mortales.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Fotos: Agencia