A 15 años del levantamiento de Locumba
Pocos recuerdan cuando el actual presidente de la República, Ollanta Humala Tasso, se sublevó en Tacna contra el gobierno de Alberto Fujimori, quien había sido reelecto por tercera vez en unas elecciones que fueron consideradas ilegítimas. El 29 de octubre del 2000 el entonces comandante del ejército se amotinó con 50 de sus hombres y tres civiles.
Aquel alzamiento militar es recordado como el “Levantamiento de Locumba” porque se produjo en aquel distrito tacneño. Allí el comandante Ollanta ejercía de primer jefe de unidad de un grupo de artillería antiaérea en el Fuerte Arica (sede de la Sexta División Blindada).
Junto a él se encontraba su hermano, el mayor de Infantería en retiro Antauro Humala Tasso, hoy preso por haber realizado un segundo levantamiento llamado el ‘Andahuaylazo’ durante el gobierno democrático de Alejandro Toledo, allá por el 2005.
Ambos hermanos aparecieron por primera vez en la escena política después de Locumba; se supo además, que eran seguidores de una ideología extremista llamada Etnocacerismo, la cual fue fundada por su padre Isaac Humala.
En abril del 2014, la primera dama y esposa del mandatario, Nadine Heredia, reveló a la revista “Cosas” que fue ella quien lo motivó a concretar el levantamiento. Acotó que Humala “no estaba moralmente bien”, “ni bien de ánimos para hacerlo”, y si bien en un principio le sugirió que no realice el levantamiento con esos ánimos, quince días después se puso firme: “’Tienes que hacerlo, no hay forma de que no lo hagas…’ Si él me ve más firme, se fortalece…”, dijo en la entrevista.
El levantamiento
A las 4:15 de la mañana del 29 de octubre los hombres de Ollanta Humala estaban armados con ametralladoras y fusiles FAL y tomaron por nueve horas el asiento cuprífero de Toquepala (Tacna), donde se aprovisionaron de alimentos, medicinas y combustible.
Allí el comandante Humala emitió un comunicado en el que señaló que la medida era en protesta por la actuación del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, que le habría prestado apoyo al ex asesor Vladimiro Montesinos.
Sin embargo, existe también una coincidencia entre la fuga del ex asesor y el levantamiento de Locumba debido a que sucedieron en la misma fecha y casi la misma hora. Además, en el 2004 el programa ‘La ventana indiscreta’ reveló que se habían realizado llamadas del celular del ‘doc’ al fuerte Arica. Por tales motivos se especula que el levantamiento fue una farsa.
Tras emitir el comunicado, Humala instaló su puesto de comando en Área Plaza, la zona céntrica de la ciudad. Horas más tarde dio a conocer a los pobladores que había tomado el campamento minero y les pidió que dejaran de circular en los alrededores. A los funcionarios de Southern Perú les pidió suspender el trabajo.
Algunos trabajadores de la mina aseguraron que los alzados en armas dispararon al aire en las afueras de la capilla de Santa Fortunata. Pese al susto, el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Toquepala, Domingo Quispe, explicó que no se produjo ningún hecho de fuerza y que la ocupación se realizó en orden.
Como reacción al levantamiento de los Humala, el Comando del Ejército se pronunció y calificó dicha acción como “una grave situación de indisciplina”. Asimismo dispuso que se debía tomar las acciones correspondientes a fin de debelar la actitud adoptada por el teniente coronel y “salvaguardar la estabilidad política y social del país”.
Los militares insurrectos permanecieron en el lugar hasta la 1:15 p.m, hora en que empezaron la retirada. Algunos días más tarde, desde la clandestinidad, Humala se comunicó con el corresponsal en Tacna de Radio Programas del Perú (RPP) y señaló que iba proseguir con la sedición, pese que pudieran resultar asesinados o capturados por la policía.
“Ahora soy un desempleado más, prófugo de una cacería orquestada por generales montesinistas. Si atrapan a mi hermano Antauro o me atrapan y no hay testigos, nos asesinarán, y si hay testigos, nos encarcelarán, y tratarán de aplicarnos la máxima pena y tal vez nos acusen de terroristas y nuestra suerte sea la cadena perpetua”, expresó.
El 10 de diciembre de ese año los hermanos se rindieron y en Lima se les abrió un proceso por rebelión, sedición e insulto al superior. Sin embargo, once días después, Ollanta Humala fue amnistiado por el Congreso de la República y su hermano Antauro fue puesto en libertad por el Juzgado de Derecho Público. El abogado de este último, Javier Valle Riestra, había presentado un recurso de hábeas corpus por su libertad, debido a que no podía ser acusado en el fuero militar por encontrarse retirado.
El 22 de diciembre, día de su liberación, Ollanta dio un último mensaje ante cámaras: “al pueblo peruano, a los reservistas de Tacna y Moquegua, a las comunidades de la sierra de Moquegua, a todos ellos mi agradecimiento por haberme apoyado en esta lucha por la democracia”.
Finalmente, Humala dijo que no podía dar más declaraciones porque había sido reincorporado al Ejército. Después se conoció que se le designó como agregado militar en París y luego en Corea del Sur, hasta su retorno al Perú cuando participó en las elecciones generales 2006 e inició una vida activa en la política nacional.
(Diego López Marina)
Foto: Archivo El Comercio
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