Especial: Un trotamundos llamado Nicola di Bari
Hablar de él, es hablar del cantante italiano más conocido para aquellas generaciones de latinoamericanos que crecieron en los años 60 y 70. Algunos lo llaman “El último romántico”, pero fue uno de los primeros italianos en darse cuenta de que más allá del Atlántico había también un público. Su nombre esconde una historia de 1700 años. Hoy hablamos del señor Nicola di Bari.
Es el 28 de enero de 1965. Un joven de gafas carey hace su debut en el Festival de San Remo, sin imaginarse que pocos años después se convertiría en uno de los grandes nombres de la más importante competición musical de Italia. Aquí lo vemos cantando el tema Amici miei (Amigos míos), el cual llegó a ubicarse entre los finalistas de aquel certamen.
Al inicio de este video puede escucharse al anfitrión de aquel festival, Mike Bongiorno, presentarlo así: “Nicola di Bari es nativo de Manfredonia y ha comenzado a cantar al lado de una pequeña tienda que vendía helados. Parece que se había estropeado el tocadiscos y, entonces, el propietario lo contrató esperando atraer a la gente. Ha tenido varios oficios, entre ellos albañil, botones y barman”. Una parte de esto es verdad.
En efecto, los orígenes de Nicola di Bari fueron bastante humildes. Nació en 1940 en el seno de una modesta familia de campesinos de Zapponeta, un pequeño pueblo del sur de Italia que en aquel entonces pertenecía a la comuna de Manfredonia. Como indica su sitio web oficial, cuando Di Bari tuvo 10 años, su familia comenzó a discutir cuál sería su futuro. Se decidió que no sería campesino, como su padre y hermanos, sino que se esforzarían por hacerle estudiar.
La verdad es que nunca pensó en cantar. Tenía la voz gruesa, áspera, cavernosa. Pero un buen día en el que se celebraba la fiesta del patrono de Zapponeta, Di Bari se encontraba paseando con sus amigos por el pueblo. En eso, le sorprendió ver a un anciano con el rostro desencajado en su pequeño puesto de helados. “¿Qué le pasa? ¿El negocio no anda bien?”, le preguntó. El viejo estaba desolado porque no tenía la voz necesaria para atraer a los clientes. Di Bari tomó un megáfono y comenzó a gritar: “¡Helados, helados, los mejores helados de Apulia! (la región donde queda Zapponeta)”.
Sus amigos le dijeron: “¿Por qué no cantas uno de los temas que haces durante el recreo en la escuela?”. Y Di Bari comenzó a cantar por juego. Sin embargo, la gente lo tomó en serio y fue acercándose. Di Bari logró atraer a tantos con su voz que el viejo consiguió vender todos sus helados. El primer sabor del éxito fue suficiente para que el muchacho de Zapponeta cavilara la idea de dedicarse al canto.
Pero el camino al éxito no es tan dulce como un gelato italiano. Como recuerda el diario español ABC, Di Bari tuvo que partir a la ciudad de Milán con sus sueños de ser cantante, aunque primero tuvo que ganarse la vida con lo que podía: fue camarero, aprendiz de albañil y empleado en un almacén discográfico.
Por cierto, su verdadero nombre no es Nicola di Bari. Él nació como Michele Scommegna, lo cual se explica porque nació un 29 de septiembre, día en que se celebra la fiesta de San Michele Arcangelo (o San Miguel Arcángel, en español). Allá por 1959, mientras partía con sus sueños rumbo a Milán, el joven Michele decidió llamarse “Nicola di Bari”, como un homenaje al santo del cual es muy devoto. “Desde niño mi padre me llevaba a la basílica de San Nicola. Fue una buena decisión llamarme así porque el santo siempre ha tenido una mano en mi cabeza”, le dijo al diario italiano La Repubblica.
Ahora bien, ¿quién fue San Nicola di Bari? No solo un obispo que vivió hace 1700 años. San Nicola di Bari fue la figura religiosa que dio origen al mito de San Nicolás… o Papá Noel.
Estas imágenes de 1966 corresponden al Cantagiro, un festival muy popular en Italia y el cual se inspiró en el famoso Giro de Italia, pues los cantantes partían en caravanas rumbo a todos los rincones del país. La gente los recibía como héroes. En aquel verano italiano de 1966, el Cantagiro comenzó en la localidad de Biella (Piamonte) y terminó en la comuna de Fiuggi (Lacio).
Precisamente, en este video podemos ver la jornada final en Fiuggi, a comienzos de julio de 1966. Nicola di Bari sube al escenario para cantar 3000 tamburi (3000 tambores), un tema romántico con pretensiones de himno para aquella generación baby boom. (“Este es el himno de los jóvenes, muchachos canten conmigo. 3000 tambores rojos están sonando para nosotros. 3000 palomas blancas están volando por nosotros”).
Estas dos fotos reflejan el espíritu de hermandad entre los participantes de aquel Cantagiro 1966. En la izquierda vemos a Nicola di Bari siendo abrazado por Gianni Morandi (ícono de la música pop italiana), quienes conversan con dos fans. En la foto de la derecha aparece Di Bari (de pie al centro con gafas), junto a cantantes italianos como Wilma Goich, Michele, Tony del Monaco y Mario Tessuto. Precisamente de este último, Nicola di Bari tomaría una canción y la volvería un éxito en América Latina: Lisa de los ojos azules.
Entre 1964 y 1967, Di Bari participó en muchos festivales y sus primeros logros le valieron la firma de un contrato con la importante casa discográfica RCA. De hecho, el primer disco sencillo lanzado con la RCA fue el siguiente. A ver si reconocen el tema.
Esta es la canción que hizo despegar su carrera. Giramondo (que en español conocimos como Trotamundos) fue un tema de 1967 compuesto por Rosario Leva, Sergio Bardotti (letra), Gian Franco Reverberi y el propio Nicola di Bari (música). Las imágenes que aquí vemos son de la película L’immensità (La ragazza del Paip’s), estrenada en aquel 1967.
“Corre Mónica que en el bar está Nicola di Bari, que te canta algo”, se escucha al inicio de este video. El filme L’immensità es la historia de dos jóvenes distintos entre sí: Mónica (interpretada por la actriz Giunj Marchesi) es una muchacha amante del baile y la música beat, quien se enamora de Dario (interpretado por el cantante Don Backy), un joven que ama la música clásica y es tímido.
En esta película, Nicola di Bari participó al lado de otros grandes cantantes italianos de la época, como Don Backy, Caterina Caselli y la mítica Patty Pravo.
Giramondo no solo fue la canción que le permitió a Di Bari volver a participar en 1967 en el Cantagiro, sino que le abrió las puertas de tierras sudamericanas. “Yo cantaba en Italia, pero no tenía el éxito verdadero. El éxito verdadero comenzó con Trotamundos en Buenos Aires. Después empezó a subir por todo el mundo”, recordó el italiano en una entrevista con Diario 26.
Ciertamente, fue en aquel 1967 que Di Bari hizo su primera visita a Argentina. “Llegué al Aeropuerto de Ezeiza. Nadie tenía un foto mía, ni imaginaban cómo era. Solo pensaban: ‘Con la voz ronca que tiene, debe ser alto, lindo, de ojos azules’, y mucha gente fue a recibirme”, le dijo a la radio argentina Comunas AM.
Pero avancemos en el tiempo y escuchemos la canción más especial para Nicola di Bari… y con la que comenzó su verdadero ascenso en Italia.
Es el 28 de febrero de 1970 y estamos nuevamente en el Festival de San Remo. Di Bari canta La prima cosa bella (La primera cosa bella), tema compuesto por el genial Giulio Rapetti “Mogol” y el propio Nicola di Bari. La canción alcanzó el segundo puesto de aquel San Remo, pero fue de lejos más exitosa en ventas que la ganadora, lo que le dio gran notoriedad al cantante pugliese. Y es la canción que con más cariño recuerda Nicola di Bari.
La prima cosa bella es, en realidad, un tema dedicado a la primera hija de Di Bari, Ketty Scommegna, quien había nacido dos años antes, en 1968. De hecho, Di Bari escribió la canción ese año y estaba convencido de que iba a ser un gran éxito. Sin embargo, los directivos de la casa discográfica, la poderosa RCA, tenían ciertas dudas. Dos años le tomó a Nicola convencerlos y llevar la canción a San Remo.
“La canción la escribí pocas horas después de que naciera nuestra primera hija. Mi mujer y yo le agradecíamos así a esta niña, que nos estaba regalando una emoción así de fuerte, así de importante, así de nueva”, dijo Di Bari en una entrevista con la RAI.
El inicio de La prima cosa bella dice: “He tomado la guitarra y toco para ti. Tiempo para aprender no he tenido y no sé tocar, pero toco para ti. ¿Oyes esta voz? Quien canta es mi corazón. Amor, amor, amor, es lo que sé decir, pero tú me comprenderás”.
El disco sencillo fue producido por Numero Uno, el sello discográfico de uno de los más grandes cantautores de Italia, Lucio Battisti, a quien se le puede oír tocando la guitarra en la grabación final. Pero La prima cosa bella fue interpretada también por unos conocidos nuestros. Véanlos.
Nosotros los conocimos como trío, pero muchos años antes de que tuvieran éxito en América Latina, ellos eran un cuarteto. Hablamos de Ricchi e Poveri (o “Ricos y Pobres”, en español), de los cuales trataremos con profundidad en otro momento.
Lo cierto es que La prima cosa bella fue una canción que debió ser interpretada en San Remo por Nicola di Bari y Gianni Morandi (recuérdese que en esa época, el festival italiano exigía que dos cantantes interpretaran un mismo tema). Sin embargo, a último momento, Morandi dio un paso al costado. En su lugar, la RCA decidió convocar a Ricchi e Poveri, quienes para entonces eran todavía unos desconocidos.
Si bien la final de aquel San Remo se llevó a cabo el 28 de febrero de 1970, fue transmitida en los países de América Latina recién un mes después. En su blog Los Hijos de Septiembre, el nicaragüense Orlando Ortega recuerda el día en que escuchó La prima cosa bella por televisión. “A pesar de haber sido el segundo lugar, fue el tema que cautivó a toda la audiencia nacional; en especial, la versión de uno de los dos intérpretes, que era un joven que tenía una poderosa y viril voz. La prima cosa bella era de una extrema sencillez, pero de un romanticismo escandaloso”.
Pero sigamos viajando en el tiempo. Los aplausos recibidos en San Remo no detuvieron a Nicola di Bari, quien en el verano italiano de 1970 sacó un nuevo éxito. Escúchenlo.
En este video, Nicola di Bari hace una curiosa aparición en cámaras, luego de haber estado escondido detrás de Corrado Mantoni, el presentador del recordado programa italiano Canzonissima. Este tema, titulado Vagabondo (“Vagabundo“, en español), fue compuesto por Adriano Tomassini, Alberto Morina y Giulio D’Ercole. Como recuerda el sitio web Hit Parade Italia, Vagabondo llevó a Nicola di Bari a ser toda una estrella en los países de lengua española.
Sin embargo, para Nicola di Bari la consagración llegaría en 1971. El pugliese volvió al Festival de San Remo para presentar una canción que se convertiría en su buque insignia. Seguramente, ustedes ya han deducido el nombre de la canción, que fue una gran composición de Franco Migliacci y Claudio Mattone.
En aquel San Remo 1971, Di Bari formó pareja con una jovencita de apenas 17 años, quien había sido descubierta por Migliacci: la toscana Nada Malanima, más conocida como Nada, cuya interpretación abrió la segunda noche de San Remo. Véanla.
Así es. En aquel Festival de San Remo 1971, la canción ganadora fue Il cuore è uno zingaro (El corazón es un gitano), que sería un éxito de ventas en todo el mundo. En el momento de la premiación, con lágrimas sobre el rostro, las únicas palabras que Nada pudo decir fueron: “Ciao, nonna” (Hola, abuela). Para ella era el esperado trampolín en su naciente carrera, pero para Nicola di Bari era la recompensa después de tantos años de lucha y sacrificios. Algunos lo llamaron “el triunfo del antidivo”, en vista de que Di Bari no calzaba con el arquetipo físico de una estrella de la música.
“Esta noche he logrado algo que no sé cuántos jóvenes podrán lograr”, dijo Di Bari luego de ser premiado. Sin embargo, al año siguiente regresó a San Remo y lo volvió a ganar, con el tema I giorni dell’arcobaleno (Los días del arco iris). Nicola di Bari pasaría así a la historia de San Remo por ser uno de los pocos artistas en ganarlo dos años consecutivos.
Antes de terminar esta historia, dos datos curiosos. ll cuore è uno zingaro tuvo dos versiones en español: una para América Latina (la que todos hemos escuchado) y otra para España, la cual se tituló Corazón gitano, con una letra diferente.
El segundo dato. Días antes de participar en aquel Festival de San Remo 1971, Nicola di Bari viajó a Chile como artista invitado del Festival de Viña del Mar, un certamen en el que también estuvo presente el español Nino Bravo. Aquella vez, el recordado cantautor chileno Víctor Jara le ofreció a Di Bari acompañarlo con su guitarra en el escenario. “Lloré de dolor cuando (dos años después) me avisaron que lo habían asesinado”, dijo Nicola.
Terminemos esta historia con Il cuore è uno zingaro, en la voz de Nicola di Bari (“Qué culpa tengo si el corazón es un gitano y se va. Cadenas no tiene, el corazón es un gitano y se va”). Las imágenes son del 27 de febrero de 1971 y al ragazzo de Zapponeta, aquel que nació en una familia de campesinos, lo acaban de premiar. La cosecha había llegado.
Hasta la próxima canción.
Agradecimientos:
Video 1: flaniman2 / Video 2: TELERICORDITRE
Video 3: nedllontop / Video 4: flaniman2
Video 5: flaniman 2 / Video 6: flaniman2
Video 7: TELERICORDITRE / Video 8: flaniman2
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