Primeros apuntes sobre la Berlinale
Algunos apuntes sobre la Berlinale hasta el momento:
1) La competencia oficial está floja, hasta el momento. Ni “Jack”, ni “La voie de l énnemi” ni “Beloved Sisters” convencen del todo. No son malas, alguna de ellas (sobre todo la segunda) tiene momentos de interés, pero se sienten constreñidas, como si tuvieran una camisa de fuerza que las estuviera obligando a transitar ciertas formulas que ya conocemos, y muy bien.
2) Por el momento, ir a la sección Forum no tiene pierde. Sí, la cosa comenzó mal con “Thou Wast Mild and Lovely”, de la gringa Katherine Decker; pero después la cosa levantbastante. De esa sección vi la mejor película de la Berlinale hasta el momento: “10 minutes”, cinta coreana de Lee Yong-seung, una ópera prima (hecha como trabajo de graduación de la universidad) que resulta ser una mirada ácida, con harto humor negro, al frágil mundo laboral de los jóvenes en Corea. Lo que le puede salir mal al pobre protagonista (un joven al cual se le asegura un trabajo que al final no se le otorga) le sale peor, y el director, con mano segura, está ahí para retratar, de forma implacable, como si el maltrato que vemos fuera lo más normal del mundo. Y quizá lo es, y no solo en Corea.
Más reflexiones sobre el mundo laboral: “Que ta joie demeure”, de Deni Coté, es un documental que observa gente trabajar en fábricas del Québec. El cineasta canadiense pone en escena un mundo en el que la máquina es casi un elemento más de los trabajadores retratados. Los 20 minutos finales, en los que vemos una representación de las relaciones entre los personajes, son notables.
3) “Güeros”, cinta mexicana de Alonso Ruizpalacios, está bien lejos de ser perfecta. Es muy larga, por momentos redunda mucho en su humor absurdo, enfatiza demasiado en elementos que ya quedaban claros de antemano. Pero cuando el cineasta deja que sus personajes, sus locaciones y ese mundo decadente que retrata respiren (como sus travellings por los pasillos de las universidad tomada por los alumnos, nos metemos de lleno en la absurdidad de las situaciones y los personajes. Es ahí donde la cinta se hace genuina, y se aleja de los cálculos que, en muchos momentos, dañan el resultado final.
4) “The Grand Budapest Hotel”, de Wes Anderson, la cinta inaugura del festival, no me gustó. Y cada día que la pienso me irrita y me aburre más: el director y su mundo de miniatura pueden sorprender los primeros quince minutos, pero llega un punto en el que todo tiene el mismo ritmo, la misma intensidad naïf, y todo comienza a funcionar por acumulación.
5) El Forum fue el lugar para descubrir un melodrama de alta intensidad: “Doshaburi”, de Noboru Nakamura, es una cinta japonesa de los años 50 que es una tragedia pura, pero con esa mirada tranquila e implacable que tiene buena parte del cine japonés de esa época. La Berlinale es una buena forma de mirar al pasado.
6) No estoy seguro de lo que voy a decir, pero creo que en ningún país del mundo dejarían a la gente entrar a las salas de cine con cervezas como si fueran botellas de agua. Chela y cine en Berlín: si existe el paraíso, fácil se parece a esto.