300 años de Christoph Willibald von Gluck
Un 2 de julio de 1714, hace 300 años exactamente, nació el compositor alemán Christoph Willibald von Gluck. Este compositor es reconocido por sus grandes aportes al mundo de la ópera, y por sus novedosas técnicas que influyeron en la ópera romántica del siglo XIX en adelante.
Los sábados 5 y 12 de julio desde el mediodía escucharemos en el programa “Tardes de ópera” de Radio Filarmonía 102.7 fm sus óperas mas conocidas: “Orfeo y Eurídice” e “Ifigenia en Táuride”. También puede escuchar a traves de la web de la radio, filarmonia.org
Biografía (portal El poder de la música)
Compositor alemán cuya labor por la renovación de la ópera fue decisiva en el desarrollo del género. Nació en Erasbach en el Palatinado, el 2 de julio de 1714. Hijo de un guardabosques, estudió música en el seminario jesuita de Komotau (hoy día Chomutov, República Checa), en Praga y en Milán. En ésta última ciudad recibió clases del compositor italiano Giovanni Battista Sammartini (1698-1775). La primera ópera de Gluck, Artajerjes, se estrenó en La Scala de Milán en 1741. Durante los nueve años siguientes compuso y estrenó aproximadamente 16 óperas en varias ciudades europeas. Entre ellas destacan Sofonisba (1744) y Artamene (1746). En 1750 marchó a Viena, que a partir de entonces sería su centro de trabajo, si se exceptúan breves periodos en Nápoles, Roma y París. En 1754 María Teresa, emperatriz de Austria, le nombró director de ópera del teatro de la corte. Entre las óperas que compuso desde 1750 hasta 1760 se encuentran La clemenza di Tito (1752) y Antígona (1756).
Hasta 1762 compuso en el estilo de sus contemporáneos, cultivado especialmente en Italia y marcado por una música destinada a los virtuosos del canto. Pero con el tiempo, Gluck se mostró en desacuerdo con el carácter convencional de la ópera italiana que se distinguía por una brillantez superficial y una densa ornamentación melódica. Comenzó a desarrollar un nuevo estilo, por medio del cual intentó recuperar el propósito original de la ópera: expresar sentimientos y emociones transformados en palabras, por medio de la música. Persiguiendo este fin colaboró con el gran renovador del ballet, el francés Jean Georges Noverre. Hacia 1760 entró en contacto con el poeta italiano Ranieri di Calzabigi; éste escribió un libreto para Gluck que coincidió perfectamente con las ideas del compositor sobre el equilibrio que debía existir entre la música y las palabras. La ópera que resultó de esta unión fue Orfeo y Eurídice, que sobrepasó en grandeza, calidad dramática y espontaneidad a todas sus anteriores composiciones. Se estrenó con gran éxito en Viena el año 1762. Del resto de sus grandes óperas sobresalen Alceste (1767) y Paris y Elena (1770), con textos de Raniero de Calzabigi; Ifigenia en Áulide (libreto de Ruullet, 1774) y Armide (1777).
Las reformas operísticas de Gluck no siempre fueron bien acogidas, especialmente en París, donde, entre 1774 y 1781, hubo un enfrentamiento entre los defensores de las ideas del compositor alemán y aquellos que preferían las óperas italianas y las del compositor napoleónico Niccolò Piccini. El director de la ópera de París encargó a los dos músicos la composición de una obra basada en el mismo texto, Ifigenia en Táuride. La de Gluck (con libreto de Guillard) se convirtió en su obra maestra y se estrenó en la capital francesa en 1779. La de Piccini, estrenada en 1781, se considero inferior. Las innovaciones de Gluck dejaron huella en el desarrollo del género operístico. Sus ideas influyeron sobre compositores como Wolfgang Amadeus Mozart, Luigi Cherubini, Ludwig van Beethoven y Richard Wagner. Gluck murió en Viena el 15 de noviembre de 1787. © M.E.