Amarillo quiero ser
Foto: www.thesimpsons.com
Me gustaría ser amarillo, por lo menos una vez a la semana. Vivir en Springfield y acercarme a Homero e invitarle una cerveza, tal vez luego un par de donas. Conversar con Marge y tentarla con ir a un casino. Claro, organizar alguna travesura con Bart y escuchar a Lisa tocar su saxofón. Al final solo cargar a Maggie y dejarla dormir en su cuna. Sí, definitivamente el mundo de los Simpson sería mi mundo ideal. Después de tantos años puedo decir con total seguridad que ninguna familia ajena a la mía ha influido tanto en mi adolescencia y juventud. La serie creada por Matt Groennig es una institución que enseña y dice las cosas con tal claridad y lucidez que se pueden hacer tesis académicas y formular lecciones de vida.
Lo que más me gusta de los Simpson es que se atrevieron a ser imperfectos y burlarse de todos sin miedo, sin límites, sin contemplaciones. Hasta los personajes secundarios pueden ser los principales sin ningún problema. He visto los episodios repetidos una y otra vez y creo que toda madrugada sin planes puede ser restaurada cuando se ofrecen cuatro capítulos seguidos.
A lo largo de tantas temporadas ha habido capítulos que se me han quedado grabados, ya sea por lo que decía, o por lo divertidos. Como el episodio en que Homero obtiene una licencia laboral por sobrepeso y usa un vestido de mujer y al final salva a toda la ciudad de una explosión nuclear, o aquel en que Moe se convierte en todo un poeta gracias a la ayuda de Lisa.
También disfruto todavía del capítulo en que organizan en la ciudad un festival de cine y Homero es el jurado. Y cómo olvidar aquel en que Homero casi cae en la tentación con una amiga del trabajo. Pero uno que realmente me conmovió fue ese en el que Homero cuenta a sus hijos la razón por la que no hay fotos de Maggie en los álbumes familiares: “Do it for her”.
Esos son algunos de los que recuerdo por ahora. ¿Cuáles son sus capítulos favoritos de los Simpson?