Giselle Silva, la mujer que transformó su dolor en arte
En menos de tres años, Giselle Silva Panez perdió a cuatro personas muy queridas. Su abuela Olga, su gran amiga Magareth, su padre Max y su amado Raúl.
Habían pasado ocho meses de la muerte del padre de Giselle cuando un domingo de enero del 2017, Raúl, su gran amor, sufrió un infarto fulminante mientras caminaban hacia su casa. Fueron minutos de desesperación. Él estaba tendido en el piso mientras ella lo sostenía en sus brazos a la espera de la ambulancia.
Giselle es psicóloga clínica y doctora en filosofía por la Universidad de Zürich. Ella sabía que lo seguía en su camino era sacar todo el dolor que tenía dentro por las cuatro pérdidas seguidas. Por entonces, se encontraba en el último año de la ‘Formación de Artes Expresivas’ en TAE Perú.
“Tenía a la mano el poder acudir al arte para expresar a través de la música, danza, poesía, pintura, lo que no podía decir en palabras. Expresar todas esas emociones, esos estados emocionales intensos”, cuenta Giselle.
En abril del 2017, debía hacer su tesis para graduarse como terapeuta. Esto fue algo sincronico, confiesa Giselle, pues, tenía que elegir un tema que la atraviese personalmente para poder hacer su investigación. Tras dos años de esta introspección artística, Giselle presentó su trabajo basado en sus duelos, en especial en el de Raúl y recibió una de las mejores noticias.
Sus profesores le dijeron que su investigación podría plasmarse en un libro. Al escuchar esto, Giselle sintió en ese momento que esa era la manera de honrar el amor tan sublime que hubo entre los dos. Además, era la oportunidad de ayudar a las personas que también pasan por duelos y situaciones parecidas, así como a profesionales que acompañan procesos de duelo.
Así, nació ‘La travesía del duelo. Las artes como guía del proceso de recuperación’, libro publicado en diciembre del 2020, que nos hace reflexionar sobre la vida, la muerte y el amor que transita entre ambas. Ese amor que nos permite crear desde el dolor, desde la rabia, desde la oscuridad para poder recuperarnos y sanar. Y lo más importante, valorando y respetando nuestros tiempos.
“En nuestro sistema social pasado un tiempo razonable la mayoría de personas del entorno te dicen: ya pues, es hora de pasar la página. Ya pasó, tienes que escribir un nuevo capítulo, te empujan a cerrar el telón”, añade Giselle. Además, explica que pasar la página o cambiar de libro, para una persona que atraviesa un proceso de duelo es muy doloroso, porque el tiempo interno no es el que te dicta la sociedad, “es el que marca tu vínculo y tu personalidad”.
Para Giselle, “cerrar el telón” por presión social es distanciarte de tu ser querido, es interrumpir el vínculo espiritual que vas a querer mantener siempre con esa persona que ya no está físicamente. En ese sentido, sostiene que el arte ayuda mucho, pues transforma esa pérdida en un encuentro distinto con la persona que ya no está más.
“Crear una pintura, una canción o un poema, de alguna manera, te da la posibilidad de que tu ser querido perviva a través de esa creación”. Y esto no tiene que ver con que una persona sepa o no dibujar, cantar o tener una prosa privilegiada. “En la Terapia de Artes Expresivas hablamos de baja técnica y alta sensibilidad, esto significa que no necesitamos ser los pintores con la gran técnica, sino simplemente estar abiertos, desde nuestros sentidos a poder conectarnos con una actitud sensible”.
Probablemente esto no va a ser fácil, pero no hay que dejar de intentarlo. No hay que tener miedo de enfrentarse a las emociones que se despiertan, acota Giselle. Quizás, es solo recuperar nuestra mirada de niña o de niño, de pintar sin importar que nos estamos saliendo de la línea.
“Los niños pequeños son bien contemplativos y se sorprenden, por ejemplo, cuando una gota de agua corre por la bañera. Recuerdo que mi hijo, que hoy tiene 18 años, se quedaba fascinado mirando con su dedito el recorrido de las gotas. Él me invitaba también a fascinarme con esa gota de agua brillante y que resbalaba haciendo su caminito. Y esa, creo, es un poco la actitud que debemos tener ante lo que podemos re-encontrarnos”, explica Giselle.
El duelo, un viaje de transformación
En el libro, además de explicar las fases o procesos del duelo a través de su propia experiencia, Giselle también la dedica a cómo acompañar el duelo. Por ello, en la última parte, hay varios ejercicios que las personas que están pasando por una pérdida o el que está acompañando, pueden hacer para empezar a soltar.
Uno de ellos es crear imágenes, metáforas o pequeños relatos que puedan ayudar a entender la magnitud de nuestro dolor. “Por ejemplo, cuando murió Raúl para mí fue como un rayo que me atravesó y partió en dos”, quien la escuchaba se daba cuenta de la magnitud del dolor que sentía. Otra frase que decía, era: “fue como una bomba que me explotó en la cara”. Ambas imágenes te dan mucha información de inmediato.
También, agrega que los que acompañan duelos deben comprender que el duelo es circular, que va ir y venir, y que el proceso se resuelve cuando ocurre esta internalización feliz, jubilosa, de la persona que ha fallecido. “Cuando eso pasa, la llevas como alguien bueno y vivo dentro tuyo. Y eso se resuelve en el espacio imaginal, que es el territorio mental y afectivo de la imaginación”.
A esto hay que sumarle la memoria, otra aliada del duelo, “porque permite traer, al espacio imaginal, todo lo que necesitas para resolver en el presente una nueva forma de relacionarte con la persona que partió”. Ese espacio, añade Giselle, nos permite editar una nueva película con nuestro ser querido, podemos seleccionar los recuerdos buenos, todo lo que necesitamos de él o ella con un nuevo final y es ahí donde se resuelve el duelo. “No te quedas vacía, con la idea de que no le dije esto y sanas las heridas”.
La muerte y el duelo, es un proceso complejo, fuerte. Pero debemos tener el valor para poder enfrentarlos y no cerrarnos. Y las artes expresivas son una gran alternativa. “Es solo animarse a cantar, a bailar. Y bailar no significa ser irreverente con la persona fallecida, bailar es mover tu cuerpo y conectarte contigo misma. Otra opción es escribirle una carta o quizás, honrarlo cantando o diciendo su nombre varias veces”. Lo importante es animarse a expresarse en el espacio imaginal.
Giselle confiesa que en su caso, Raúl está presente en cada línea del libro. Su muerte no ha quedado en la nada. Detrás del telón, él está. “Yo completé algo que tenía que decirle a Raúl diciéndole te amo con todo mi ser en la playa”, eso a mí me hizo bien y se instaló en mi cerebro como una experiencia vivida”.
Para conocer más de ‘La travesía del duelo’ y poder acceder al libro, ingresa aquí
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Este domingo 24, a las 11:00 a.m., conversaré con Giselle sobre cómo las artes pueden ayudarnos a superar la muerte de un ser querido.