Un cálido dúplex no solo encierra la historia en común de una joven pareja de artistas peruanos, Diego Lama y Daniela Napurí, sino que se muestra como una galería de arte moderno, en donde el color y el diseño se apoderan hasta del último rincón.
Desde el ingreso, una sensación de curiosidad se apodera de quien ingresa, pues lo primero que salta a la vista son grandes bastidores de tela, apoyados unos sobre otros. Inmediatamente, se vislumbra un impactante cuadro del peruano Giancarlo Vito, que cubre toda la pared. Es oscuro y muestra un gran cuchillo de cocina, lo que genera una sensación de exaltación. Frente a él, un colorido James Dean hecho por Diego Lama resguarda más piezas de arte colocadas en un aparador blanco que se mimetiza con la pared.
En la sala, el talento y el buen gusto de Daniela Napurí se hace evidente. Ella creó una decoración neutra que muestra muebles de distintos tiempos, estilos, materiales y orígenes, que se exhibe como un lienzo en blanco para los cuadros y esculturas, como el cuadro del artista dominicano Fernando Peña Defilló, que corona un sofá de cuero negro.