Es Messi. No hace falta que corra quince kilómetros ni que su participación en el partido sea notoria para demostrar que es uno de los mejores jugadores del mundo. Ni tan participativo ni tan escondido, pertenece a esa selecta clase de magos con botas que necesitan apenas de una jugada para convertir un tsunami de críticas en otro de elogios. Anotó un golazo en el Maracaná, sirvió al menos dos pases de gol y se fue contento.
Un centrocampista. El principal problema de Argentina en el primer tiempo fue la ausencia de un jugador que acompañe mejor en el mediocampo a Mascherano. Dedicado a la marca el hombre del Barcelona, el equipo albiceleste no tuvo quién dé salida prolija al juego en el mediocampo. Y esto generó dos cosas en el equipo de Sabella: que Messi se aleje del área en busca de tener contacto con el balón, y allí es menos peligroso; y que Agüero quede incomunicado de la volante, parado entre dos centrales bosnios de mejor contextura física.
El ingreso de Gago. En el inicio del segundo tiempo solucionó el problema y el otro: el transporte individual exagerado de la pelota. No fue el de Argentina un fútbol hilvanado en la primera etapa. No priorizó la circulación de la pelota, con el fin de dinamizar el juego, ni marcó el desnivel a través de su capacidad para asociarse. De hecho, se puso en ventaja gracias a un gol en propia puerta de Kolasinac a los tres minutos. De allí en adelante, no generó más ocasiones de gol. Y sí lo hizo Bosnia, primero con un mano a mano que salvó Romero y segundo cuando salvó en la línea un potente cabezazo.
Premio a la insistencia. Sabella cambió el esquema de juego tras el descaso. Dejó el 5-3-2 y mandó un 4-3-3 con el tridente Messi-Higuaín-Agüero en ataque. Mérito del entrenador y sinceridad al reconocer al final del partido que se equivocó. Bosnia, igual, no perdió nunca la esperanza del empate en su debut en una Copa del Mundo. Se mostró rebelde, no se creyó inferior, pero le hizo falta una mejor disposición táctica ofensiva. El descuento de Ibisevic a los 84 minutos fue más un premio a la insistencia que al buen juego.
¿Explotará Argentina? El Mundial todavía no nos ha ofrecido la mejor versión de Argentina. El triunfo no tapa de ninguna manera las dudas en el funcionamiento de un equipo que sigue exageradamente dependiente de la inspiración de alguno de sus mejores futbolistas. El verdadero potencial del equipo aún está oculto. Eso sí, le es suficiente para ganar. El tiempo dirá si solo se trataba de Bosnia y Herzegovina.