Chile, la nación más rica de Sudamérica y hogar de una industria de fondos de pensiones de US$214.000 millones, se prepara para convertirse, una vez más, en centro financiero regional.
El gobierno presentará un proyecto de ley al Congreso dentro de seis meses para que sea más atractivo para compañías extranjeras vender acciones y bonos en el mercado local, dijo el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, el martes.
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Las medidas permiten que fondos de pensiones locales negocien bonos en el mercado extrabursátil (actualmente deben hacerlo a través de un mercado establecido) y simplificar los impuestos cobrados a inversionistas extranjeros, entre otros cambios.
“Nuestro objetivo es ubicar a Chile al mismo nivel que los centros financieros internacionales más importantes”, dijo Larraín a periodistas en Londres. “Queremos ser un centro financiero de clase mundial y para eso hemos estudiado los casos de Hong Kong y Singapur”.
Pero, debemos tener paciencia. Chile ha hablado de convertirse en centro financiero desde la década de 1990, sin mucho éxito. En 2009, el exministro de Hacienda Andrés Velasco anunció exenciones de impuestos para los extranjeros que buscaban invertir en el mercado local.
Si bien eso impulsó la presencia extranjera en el mercado local, el comercio de acciones es pálido en comparación con países como Brasil.
La negociación de acciones en la bolsa de Santiago promedió US$154 millones por día en los últimos 12 meses, frente a un promedio de US$4.000 millones en la bolsa de valores de Brasil y US$9.600 millones en Hong Kong.