Renzo Giner Vásquez

. Yo me había hecho pruebas moleculares y de sangre; recién a la cuarta salí positivo. Muchas cosas se te vienen a la cabeza”. Imaginaremos que se llama Frida, ese es el nombre que pidió poner. Tiene 25 años, vive en San Juan de Miraflores y trabaja en una agencia bancaria de San Isidro, en plataforma. Es decir, de cara al público.

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En el Perú, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, entre el 60% y 65% de la población económicamente activa tiene entre 20 y 40 años. En la cuarentena, y cuando se reanudaron algunas actividades comerciales, empezó también a ser un sector altamente amenazado. Según la Organización Mundial de la Salud, actualmente la pandemia de coronavirus está siendo impulsada por jóvenes adultos.

“‘Eres joven, tranquila, no te va a pasar nada’. Eso me decía yo”, recuerda Frida. Vive con sus padres y su hermana, que sufre de problemas respiratorios. Su abuela habita el primer piso; su otra abuela vive al frente.

Toda la población es igual de susceptible. Hay una falsa percepción porque al inicio no se hacían muchas pruebas a niños y jóvenes. Lo que sucede, además, es que en menores de 50 años hay una mayor cantidad de asintomáticos”, explica a El Comercio el infectólogo e internista de la clínica Ricardo Palma, Julio Cachay.

En marzo, cuando decretaron cuarentena, Frida no dejó de ir al trabajo. En los meses en los que tuvo que atender al público, vivió experiencias incómodas. “Algunos clientes se quitan la mascarilla, otros se acercan a reclamar y tosen delante de nosotros”, narra. Junto con ella trabajan varias personas de características similares: menores de 40 años, que viven con otros miembros de su familia, muchos de ellos adultos mayores.

A veces se olvidan que todos somos personas, por más que yo estoy detrás de una ventanilla también tengo familia”, añade la joven.

Según Cachay, además, “este virus es altamente transmisible”. Frida utilizaba mascarilla, protector facial, guantes y alcohol en gel. Pero igual se contagió.

Los síntomas duraron 15 días, pero estuvo aislada un mes. “Los primeros dos días fueron los más duros psicológicamente. Al tercer día comencé a vomitar, perdí el apetito y tuve dolores de cabeza. Al quinto día no podía dormir, sentía que iba a morir”, recuerda Frida.

El miedo a morir o a afectar a las personas más significativas es lo más frecuente. El primer paso es aceptar la situación y buscar ayuda médica lo más rápido posible para reducir la ansiedad”, explica la médica psiquiatra y terapeuta de familia del Centro de Investigación y Desarrollo en Salud Mental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Vanesa Herrera.

Los jóvenes están llevando la transmisión al hogar y quienes están siendo perjudicados son nuestros abuelitos, nuestros padres”, dijo recientemente la exministra de Salud Zulema Torres.

Herrera, además, alerta que no se debe descuidar la salud mental en los jóvenes, sobre todo porque los índices ya eran preocupantes desde antes. “Uno de cada cinco jóvenes peruanos tenía algún problema de salud mental antes de la pandemia. Preocupa el consumo excesivo de alcohol, el poco control de impulsos y que el suicidio sea la segunda causa de muerte de personas de entre 15 y 29 años en el país”, precisa Herrera.

Superada la enfermedad, un nuevo factor de estrés surgió para Frida, esta vez al volver al trabajo. “Creía que sería inmune, pero una compañera salió positiva luego de tres meses de haber superado la enfermedad”, narra.

Sí, se están reportando casos de reinfección, aunque son muy escasos. Esto pasa porque se contagian por cepas diferentes, hay que investigar por qué sucede eso. Además, eso nos dice que la posible vacuna se tendría que poner cada año porque el virus cambiaría”, detalla el doctor Cachay.

Sobre el temor de volver a ser contagiado, la doctora Herrera recomienda mantener un seguimiento médico. “Con información clara podemos reducir la ansiedad, mientras que las noticias falsas, por ejemplo, podrían aumentar la angustia. A los compañeros, además, les pedimos no estigmatizar a quienes ya sufrieron de la enfermedad, eso afecta a los pacientes recuperados”, concluye la especialista.

Consejos para la salud mental

La doctora Herrera asegura que tanto durante la pandemia como en el tiempo posterior a ella, además de estar atentos a nuestra salud física no deberíamos descuidar la mental. Por ello deja algunos consejos para lidiar con la incertidumbre, miedo e hiperalerta, los tres factores que más han incrementado en la población.

Afrontar. Cada persona tiene su propio estilo de afrontamiento. Algunos buscan evitar la situación, otros son agresivos y hay quienes buscan evadir la realidad. El ideal es hallar un punto de equilibrio entre la vida social, laboral y espiritual.

Aislamiento. Encerrarse en su cuarto no siempre es la mejor elección, se puede buscar un punto medio como realizar videollamadas y pedirle a tu entorno que no solo hable del virus.

Situación incierta. Debemos aceptar que habrá varios cambios, no podemos controlar todo, pero hay que recordar que la mayoría de ellos son transitorios.

Compañía emocional. Es importante mantener una alta empatía y la escucha activa si alguien cercano se ha contagiado. Además, no dudar en contactar a un especialista en salud mental si es necesario.

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