(Fotos: Alessandro Currarino)
Carlos Castillo
Lourdes Fernández Calvo

La señora Lucía se ha parado en la puerta de la parroquia San Francisco Solano, en el Rímac, como si fuera una especie de encargada de dar la bienvenida a los fieles que llegan de forma masiva para la misa dominical de las 11:30 de la mañana. Ha cedido su puesto de venta de los resúmenes de la homilía, para recibir a las familias que llegan con apuro a conseguir un sitio dentro del templo. "Hoy es especial porque nuestro hermano mayor ha sido llamado por Dios y lo vamos a celebrar", cuenta. 


La señora Lucía se refiere al sacerdote , recién designado por el Vaticano como el nuevo Arzobispo de Lima. El 'padre Carlitos', como lo conocen los vecinos del Rímac, es considerado como una persona humilde que "siempre tiene tiempo para quienes necesitan ser escuchados". En menos de 15 minutos, se han reunido varios fieles católicos que se animan a saber lo que saben (y piensan de él): "El padre siempre nos habla del machismo", "Es muy sencillo, siempre viene en su 'bicla' como él la llama", "Gracias a él volví a venir a misa".

Como si nada hubiera cambiado, el electo Arzobispo de Lima llega y se mezcla entre los vecinos a saludarlos y agradecerles por la asistencia. Al templo, llegaron también los vecinos de la parroquia San Lázaro, también del Rímac, en donde fue párroco durante cinco años. "Ojalá hubieran más padres como él. Cuando llegó a San Lázaro, la iglesia estaba en ruinas. Gracias a él tenemos un salón parroquial y se restauró el cuadro El bautismo de Cristo que está en la parroquia", cuenta Luis Olivi Silva, coordinador general de catequesis de la iglesia San Lázaro.

El sacerdote fue recibido con palmas y durante la misa, dedicó varios mensajes de reconciliación para los feligreses: "Todos tenemos que respetarnos juntos, hay que aprender a reformarnos juntos. Tenemos muchos desafíos que enfrentar. Hay que saber escuchar".

Luego anunció que el próximo 2 de marzo, día en que recibirá la ordenación episcopal y asumirá como arzobispo, realizará una caminata con los feligreses desde la parroquia San Lázaro, en el Rímac, hacia la Catedral de Lima. El nuevo Arzobispo dijo que continuará ofreciendo misa en el Rímac hasta esa fecha.

-"El obispo debe salir en defensa del inocente"-

"Debí traer mi bicicleta", dice mientras se sube a un auto plomo que lo llevará a su casa luego de abrazar a decenas de feligreses que lo esperaron a la salida de la Iglesia. "Hoy me llevan en carro", dice.

En el camino, solo se concentra en responder con claridad nuestras consultas. No evita ninguna de ellas, no lo distrae ni el auto que casi choca su auto, ni el chofer que grita groserías. 

"Lima es un gran centro de negocios ahora, es la Lima antigua pero ligado a todos. Está bien que haya negocios y haya progreso pero también hay mucha injusticia y poca educación y olvido de muchas personas, maltrato a la mujer, entonces, tenemos que resucitar a Lima, hacerla recapacitar", comenta sobre la capital.

—¿Qué hacemos con los casos de abuso sexual dentro de la Iglesia?, le preguntamos. 

"Hay que investigarse y sancionarse a quien haya cometido delitos contra los niños, contra la mujer, todo el que ha violentado a otra persona. Ese es en el corto plazo, tiene que haber sistemas de justicia mucho más claros que sepan y que disciernen y vean la gravedad de esto y se impongan bien las sanciones y se respeten las decisiones del juicio, y no haya todo este negocio que "yo te bajo la pena no importa que hayas hecho esto y cuanto quieres". 

—¿Esto incluye a casos como el del Sodalicio?

"Quien comete delito tiene que ser investigado y tiene que ser sancionado. Entonces hay que demostrar el delito. Una parte es el juicio eclesiástico que ayuda a esclarecer, si esto se ha producido entonces es la víctima que, luego probado y demostrado, puede denunciar al poder civil; pero si la persona no lo hace, el obispo debe salir en defensa del inocente. Como iglesia tenemos el deber de ponernos en la parte del perjudicado. Yo quisiera en el caso de las víctimas de eclesiásticos, poder reunirme con ellos, vamos a tomar un poco de tiempo pero quisiera también formar una comisión preparada para que lo trate y se acelere la cosa. El caso del Sodalicio está demorando demasiado porque ha habido una cosa clarísima. Quiero hablar con ellos, quiero ver si en estos días, tengo que recibir información, ordeno ese asunto, me reúno con el concejo presbiteral y se forma una comisión de expertos para que se vea qué juicios vamos a analizar, qué vamos a denunciar, qué juicios vamos a empezar", asegura.

—¿Qué ayuda puede brindar la Iglesia a las mujeres que son maltratadas?

“Si podemos haremos un centro de escucha de la mujer maltratada para que en la Iglesia también se trate eso; también para reparar las heridas porque, muchas veces, puede haber casos superables pero también hay otros en los que las heridas quedan en lo más hondo del corazón y las trasladan a los hijos”, prometió.

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