(Foto: AFP)
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/ PIERO CRUCIATTI
Redacción EC

La rápida expansión del en el mundo deja cada vez menos tiempo para funerales y despedidas apropiadas, una situación que ha provocado impactantes y dramáticas escenas en China e Italia, los países más golpeados por el COVID-19.

En todos los lugares donde se ha presentado la enfermedad, más allá de las culturas y religiones, las tradiciones para honrar a los muertos y consolar a los deudos han sido anuladas o limitadas para evitar la propagación del virus.

Desde cuestiones prácticas como el manejo de los cuerpos, cuyo tratamiento debe hacerse con extrema precaución, hasta los encuentros de consuelo, afectados por las recomendaciones de aislamiento social. Muchos aspectos relativos a la muerte están siendo reconfigurados ante la emergencia que representa el COVID-19.

Cuerpos apilados en Italia

Uno de los peores panoramas es el que se ve en Italia, que hoy tiene el número más alto de fallecimientos fuera de China, donde surgió el virus por primera vez.

En Bérgamo, al noreste de Milán, las morgues están llenas y los crematorios nunca dejan de funcionar y aún así no se dan abasto. El ejército envió soldados y camiones a esa ciudad esta semana para llevar cuerpos a provincias menos abrumadas.

Con el sistema de salud llevado al límite y los servicios funerarios colapsados, no hay capacidad para realizar autopsias o analizar cuerpos para detectar coronavirus.

Los cadáveres son envueltos en bolsas protectoras de plástico especiales y enterrados o incinerados con nada más que una rápida bendición de un sacerdote.

El diario estadounidense “The New York Times” indica que la ley nacional de emergencia emitida la semana pasada en Italia prohibió las ceremonias civiles y religiosas, incluidos los funerales, para evitar la propagación del virus. “Los funcionarios han permitido que los sacerdotes recen una oración en los entierros”, afirma el medio.

Además, la cuarentena vigente y la prohibición de reuniones públicas que rige en el país hace imposible la realización de rituales ligados al duelo.

Asimismo, por el alto contagio de la enfermedad, los familiares no han podido tener acceso al cuerpo fallecido.

El estricto protocolo chino

China, donde el virus apareció a fines del 2019, ha logrado contener, al menos por ahora, la enfermedad. Sin embargo, el COVID-19 ha provocado más de 2400 muertes en su territorio continental.

Por ello, el país asiático emitió en febrero un estricto protocolo para manejar los cuerpos de los pacientes fallecidos por coronavirus.

Entre las disposiciones que se indican en el protocolo emitido por la Comisión Nacional de Salud, el Ministerio de Asuntos Civiles y el Ministro de Seguridad Pública, que sigue vigente, se ordena que los muertos por el coronavirus no pueden ser enterrados donde quieran sus familiares ni tampoco tener una ceremonia de despedida.

Asimismo, se indica que los restos de los fallecidos infectados deberán ser incinerados en una funeraria designada y cerca de donde están, no serán transportados entre diferentes regiones y no serán preservados por entierro u otros medios.

Las tradiciones funerarias como una ceremonia de despedida están prohibidas y los cuerpos deberán ser desinfectados y colocados en una bolsa sellada por trabajadores médicos y no se podrán abrir después del sellado.

Las funerarias deberán enviar personal y vehículos especiales para entregar los cuerpos de acuerdo con la ruta designada, y los cuerpos deben ser incinerados en crematorios designados, subrayó la directriz.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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