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La nueva gestión de Donald Trump, al frente de Estados Unidos, ha tenido sus primeros choques con Latinoamérica, específicamente con Colombia y Brasil. Aunque ya días atrás los desencuentros con México habían estado en la agenda noticiosa, este nuevo episodio se ha producido por la duras condiciones en las que, según Bogotá y Brasilia, están siendo deportados los migrantes en aviones del gobierno estadounidense.
Por un lado, Lula da Silva optó por la protesta diplomática y convocó a Gabriel Escobar, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos, para pedir explicaciones por lo que consideró un trato “denigrante” con sus compatriotas deportados.
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Fue el pasado viernes 24 cuando llegó el primer avión militar estadounidense a Manaos, con 88 brasileños. Pero la sorpresa se dio al conocerse el estado en que viajaron: según la agencia AFP, los migrantes dijeron que no recibieron agua, fueron atados de pies y manos e impedidos de utilizar el baño durante el trayecto. Incluso había niños en el viaje.
La respuesta de Colombia fue diferente. El presidente Gustavo Petro optó por confrontar al gobierno de Donald Trump desautorizando la llegada de dos aviones militares de Estados Unidos con ciudadanos colombianos. Esto trajo una amenaza de aranceles y sanciones económicas entre ambos países, lo cual terminó resolviéndose con la aceptación colombiana.
Vienen nuestros connacionales desde EEUU libres, dignos, sin estar esposados.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 28, 2025
Estructuramos plan de crédito productivo, asociativo y barato para el migrante
El migrante no es un delincuente, es una persona humana libre. pic.twitter.com/hRbgCELIF6
Luego de 48 horas de suspenso, los ciudadanos colombianos arribaron a Bogotá este martes 28 en aviones enviados por su país.
Ricardo Ospina, director de noticias de Blu Radio, indica a El Comercio que hay una opinión dividida por parte de los migrantes que regresaron. Por un lado, hay quienes “dicen que fueron tratados bien en Estados Unidos y quienes dicen que recibieron comida en mal estado, que en el traslado siempre los mantuvieron esposados, y otros dicen que entienden esas medidas por seguridad”.
Pero no se trata de la primera deportación para Colombia. Explica el periodista que la respuesta del presidente colombiano se debería a una razón política.
“Fíjese las cifras. Gustavo Petro llega a la presidencia en el 2022. Ese año fueron deportados de Estados Unidos 3.753 colombianos. En el 2023, la cifra se dispara a 9.866 colombianos deportados. Estas son cifras de aduanas de Estados Unidos. Y el año pasado deportaron a 14.268 colombianos y Colombia nunca alzó la voz. En el 2023 en algún momento se expresó alguna molestia, pero todo se restableció y no pasó nada”, detalla Ospina.
Aunque Estados Unidos y Colombia dieron por superado el impasse, señala el periodista que actualmente hay procesos más engorrosos para colombianos que tienen visa y quieren ingresar a la primera potencia mundial.
![La tensión diplomática entre Estados Unidos y Colombia no dejó bien parado al presidente Gustavo Petro. (Foto: AFP)](https://elcomercio.pe/resizer/v2/CM3HCNISFFGDFG7AV3ESL6GZXI.jpg?auth=c082d6ec20c9071baa30cdef662b52423bef817a19818972d37ef32c07fe6f54&width=620&quality=75&smart=true)
Inteligentes y diplomáticos
Muy aparte de los incidentes con Brasil y Colombia, las deportaciones masivas de Donald Trump continúan. En la primera semana, México ha recibido más de 4 mil migrantes deportados, aunque según el gobierno mexicano la cifra está dentro de lo habitual. Guatemala también confirmó el arribo de dos aeronaves militares estadounidenses con migrantes.
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¿Qué es lo que pueden hacer los gobiernos latinoamericanos?
Para el analista internacional Rafael Piñeros Ayala, las tensiones que se vivieron el fin de semana con Estados Unidos se podrían repetir en diferentes medidas con cada país.
“Va a haber algo de tensión inherente, porque recordemos que el número de vuelos para algunos países, o el número de deportaciones puede ser significativamente alto. Entonces, creo que va a haber situaciones más repetidas como la que se generó el domingo 26”, explica el docente de la Universidad Externado de Colombia.
La agencia AFP informó que una caravana de más de mil migrantes partió del sur de México rumbo al norte la noche del sábado 25. Ellos conservan la "esperanza" de ingresar a Estados Unidos. Provienen de varios países de Latinoamérica. Se trata incluso de familias enteras, padres, niños, ancianos. "Hemos decidido ir hasta la frontera y que nos den una respuesta", dijo uno de los migrantes, a pesar de la dura política contra migrantes de Donald Trump, y el desplazamiento de militares en frontera.
![Rumbo a EE.UU.](https://elcomercio.pe/resizer/v2/IMSMXV5Y3ZCANOCGRFTY44H73E.jpg?auth=d327b13bfa043b8a9d9873a9fc9e5af77321514a65dd9c02b65adb8584289438&width=700&height=400&quality=75&smart=true)
México es el país con mayor número de deportaciones, seguido por países centroamericanos como El Salvador, Honduras y Guatemala. Por el lado sudamericano, señaló Piñeros Ayala, Colombia, Ecuador y Venezuela tendrían más deportaciones, seguidos en menor medida por Perú, Brasil y Argentina, y “pueden ser los países a los cuales más deportaciones haya y por lo tanto haya una mayor vulnerabilidad”.
La clave para sobrellevar estos problemas estaría en la vía diplomática, para garantizar la seguridad y los derechos de los migrantes deportados.
“Yo creo que hay que actuar con inteligencia, con diplomacia (...) La peor manera es utilizar las redes sociales de manera acrítica, de manera ‘calenturienta’, dando a conocer decisiones de Estado a través de canales públicos sin que eso corresponda con la realidad”, advierte Ospina, tomando como referencia lo sucedido en Colombia con el presidente Gustavo Petro.
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Pero en los últimos días también se ha planteado la posibilidad de una respuesta conjunta. Este es el caso de Honduras, cuya presidenta Xiomara Castro convocó este jueves 30 a los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para tratar los problemas migratorios. Incluso el presidente Gustavo Petro ha confirmado su asistencia.
Sin embargo, señala Rafael Piñeros Ayala que la CELAC es solo un órgano consultivo y no toma decisiones, además de que los acuerdos en materia migratoria son bilaterales. “No hay un acuerdo que vincule, un acuerdo jurídico vinculante entre América Latina y los Estados Unidos, ni entre los bloques de integración con Estados Unidos; y por lo tanto aquí hay 33 historias distintas que contar, y esas historias se contarán a partir de los acuerdos que cada Estado tenga con ese país en particular”, añade a este Diario.
¿Qué se espera de Estados Unidos?
La situación no es fácil para Latinoamérica. La nueva gestión de Donald Trump inicia mostrando su fuerza incluso con amenazas a países aliados.
“Es una cosa increíble porque en diplomacia nunca pasó una cosa así. Tú puedes amenazar contra otro país que consideras tu enemigo, pero [Donald Trump] está amenazando a todos, incluso a aliados cercanos como Canadá”, dice a este Diario el analista internacional Francisco Belaúnde, en referencia a la posibilidad de imponer hasta 25% de aranceles desde el 1 de febrero a Canadá.
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En Colombia las amenazas tuvieron efecto, y el presidente de Estados Unidos lo sabe. “La paz se logra con fuerza”, dijo Trump tras la pugna con su homólogo colombiano.
“¿Lo pueden imaginar? Tienen asesinos, narcotraficantes, pandilleros, asesinos de todo tipo, y no quieren que vayan esposados”, respondió el mandatario a la prensa. Para Belaunde, el problema en el tema migratorio es que el gobierno de Trump cree que todos son iguales y no hace diferencias, más allá de que ser ilegal en Estados Unidos ya sea un delito.
“Hay que tener en cuenta que las deportaciones masivas se han dado. La diferencia con Donald Trump es la retórica, para empezar, que lo convierte en una política, y además sumamente insultante porque él dice que todos estos inmigrantes ilegales son criminales, y son un problema para la seguridad en Estados Unidos. Entonces, es una combinación de retórica insultante, maltratadora, y por otro lado las dimensiones que le quiere dar”, apunta Belaúnde debido a la meta de deportar unos 11 millones de migrantes ilegales.
Del mismo modo, Piñeros Ayala señala que se nota en Estados Unidos un gobierno agresivo que quiere imponer condiciones, y el primer punto de fricción ha sido la migración, “un tema transversal a los Estados y que nos pone en una situación compleja porque muchos de los países de América Latina son expulsores de ciudadanos hacia ese país”. Además, cada país reacciona de manera diferente, como lo sucedido con la gran migración venezolana que evidenció más dificultades.
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