Sacramento. La carrera de Joseph James DeAngelo, Golden State killer, como policía tuvo un abrupto final cuando fue detenido por robarse un repelente de perros y un martillo en una tienda de un suburbio de Sacramento en 1979.
Y las autoridades se preguntan ahora si esos elementos los pensaba usar en una siniestra serie de crímenes que se sospecha cometió en esa época.
DeAngelo, de 72 años, fue acusado el miércoles de ser el individuo que aterrorizó barrios suburbanos de California con una serie de brutales violaciones y asesinatos en las décadas de 1970 y 1980, que nunca fueron resueltos y que dejaron perplejas a las autoridades por décadas.
Se le imputaron ocho asesinatos en tres condados tras ser vinculado con esas matanzas a través de su ADN. Las autoridades dicen que fue responsable de una docena de asesinatos en total y de unas 50 violaciones, y no descartan que se le puedan imputar más cosas.
La mayoría de sus delitos, sobre todo las violaciones y dos asesinatos, ocurrieron en los tres años que sirvió como policía de Auburn, en las afueras de Sacramento.
Sus ataques a mujeres que dormían --a veces también a sus parejas-- en barrios de clase media y alta al este del capitolio estatal acabaron con la inocencia de gente que no cerraba con llave las puertas de sus casas y de niños que iban en bicicleta a la escuela y jugaban afuera hasta el anochecer.
Aumentaron las ventas de cerraduras. Se mantenían encendidas las luces toda la noche. Se habló de crear patrullas civiles para vigilar los barrios y tratar de pillar a este atacante enmascarado y armado que pasó a ser conocido como el Violador del Área Oriental.
“Cambió todo”, expresó la procuradora del distrito de Sacramento Anne Marie Schubert, quien tenía 12 años cuando sucedieron los delitos. “Hay recuerdos muy vívidos. Puedes preguntarle a cualquiera que pasó su infancia por aquí. Todos tienen algo que contar”.
La policía volvió a interesarse en el caso hace dos años, al cumplirse el 40 aniversario del primer ataque de que se tenga noticias.
Pero hasta hace una semana, DeAngelo, que vivía en una casa bien mantenida en el barrio suburbano de Citrus Heights, donde tuvieron lugar muchos de los ataques y donde fue pillado robando, nunca estuvo en su mira.
Todo se resolvió “a la velocidad de la luz” en los últimos seis días, según Schubert, pero las autoridades se negaron a revelar qué fue lo que les hizo llegar a DeAngelo.
El sheriff de Sacramento Scott Jones dijo que detectives “con mucha determinación” consiguieron muestras de ADN de algo que DeAngelo había descartado, sin revelar de qué se trataba. El material genético no coincidió plenamente con el que tenían, pero se acercaba tanto que los investigadores consiguieron una segunda muestra, la cual no dejó dudas.
“Sabíamos que buscábamos una aguja en un pajar, pero también sabíamos que la aguja estaba allí”, manifestó.
En mayo de 1977, cuando los frecuentes ataques empezaban a concitar la atención de toda la nación, el violador le dijo a una víctima que mataría a dos personas si veía publicadas historias del ataque, según un artículo de la Associated Press de la época.
Unos ocho meses después, tras otros nueve ataques, cumplió su promesa, de acuerdo con las autoridades.
Brian y Katie Maggiore fueron asesinados a tiros en Rancho Córdova el 2 de febrero de 1987 mientras caminaban con su perro.
La cantidad de ataques bajó precipitadamente cuando fue despedido por la policía. Pero las acciones se hicieron más violentas y se desplazaron hacia el sur de California.
Entre octubre de 1979 y agosto de 1981 hubo nueve asesinatos. Luego de una violación y asesinato en el condado de Orange cinco años después, el asesino habría dejado de matar y violar.
Si bien es inusual que un asesino en serie deje de matar, Jones dijo que no hay indicio alguno de que DeAngelo haya cometido más delitos a partir de 1986.
“No hay ningún delito con el mismo patrón ni nada que nos permita vincularlo con él a partir del 86”, manifestó Jones.
DeAngelo tuvo otro incidente policial además del robo en una tienda, pero Jones no dio detalles.
El sospechoso, quien sirvió en la Armada y estuvo en la guerra de Vietnam, aparentemente hizo una vida normal de suburbio en una modesta vivienda de tres dormitorios en Canyon Oak Drive.
Durante 27 años trabajó en un depósito de los supermercados Save Mart en Roseville, suburbio de Sacramento, hasta que se retiró el año pasado, indicó una portavoz de la firma, Victoria Castro.
“Nada de lo que hizo en su trabajo nos hubiera hecho sospechar que tenía relación alguna con los crímenes que se le atribuyen”, manifestó en un comunicado.
DeAngelo construía avioncitos con control remoto y cuidaba meticulosamente su casa y su jardín, indicaron vecinos.
Natalia Bedes-Correnti dijo que DeAngelo parecía un “abuelo bonachón” que vivía con una hija y una nieta. Pero también maldecía en voz alta cuando se sentía frustrado.
La policía vigiló su casa y siguió sus pasos varios días hasta que finalmente lo detuvo el martes por la tarde cuando caminaba cerca de su vivienda.
Cuando lo arrestaban le dijo a la policía que tenía algo en el horno. Le contestaron que ellos se ocuparían.
Fuente: AP