En la Grecia maravillosa y del dispendio, un locutor podía jubilarse de manera anticipada (55 años los hombres, 50 años las mujeres) porque su profesión era de riesgo. ¿De riesgo? Cubrir un suceso en ocasiones puede poner en peligro la vida del periodista, ¿pero leer las noticias todos los días en un estudio de radio o TV reduce la expectativa de vida del narrador? Sí, en la Grecia artificial de la década pasada advirtieron que los micrófonos se llenan de bacterias que amenazan la salud del trabajador. Derecho adquirido.
Cuando en el 2009 reventó la crisis en Grecia, el tema de los jubilados que se infiltraron en los regímenes especiales para las verdaderas profesiones de riesgo fue un ejemplo irrefutable de la irresponsabilidad en la que habían incurrido las sucesivas administraciones gubernamentales que terminaron gestando la debacle.
Ayer, seis años después y con un ultimátum de sus acreedores sobre su cabeza, el gobierno del izquierdista Alexis Tsipras pidió un tercer rescate financiero, esta vez por 50.000 millones de euros según el diario español “El País”, a cambio, finalmente, de reformar de manera profunda y de inmediato el tema de las pensiones. El domingo se sabrá si los acreedores aceptan.
Pero sigamos con el ejemplo de las jubilaciones anticipadas, pues el locutor es solo un grano de arena en esa playa de vivos en que se convirtió el sistema de pensiones griego.
Como sucede en muchas partes del mundo, originalmente la jubilación anticipada en Grecia estaba destinada a trabajadores de verdaderas ocupaciones de riesgo: mineros, a quienes laboran en canteras, a los que tienen contacto con cal viva, a los curtidores y estibadores, a los que laboran en astilleros y limpian y reparan los buques y tanques de la marina mercante, desactivadores de bombas y quienes efectúan los trabajos más duros de mantenimiento en fábricas u hospitales, de acuerdo con un listado del diario español “ABC”.
Sin embargo, el abanico se fue abriendo e ingresaron al sistema, haciéndolo añicos, profesiones u oficios que no necesariamente son de riesgo, hasta sumar 600 las categorías laborales de privilegiados que se jubilaban de manera anticipada con pensión completa.
A los locutores les siguieron los peluqueros, pues alegaron los políticos clientelistas que ellos utilizan tintes y otros productos químicos que perjudican sus organismos.
Y la lista sigue: quienes trabajan en la producción de medicamentos, de cosméticos, perfumes, albañiles, empleados en hornos industriales.
También los encargados de lavado, blanqueo y planchado industrial, empleados de los mataderos, los oficinistas en industrias mineras y petroleras, técnicos de radio, porteros, mozos, cocineros, pasteleros, cajeros de supermercados, jefes de estación, controladores de autobuses, maquinistas de metro, operadores de proyectores de cine, empleados del mercado central de verduras de Atenas, trabajadores que cargan los barriles en las fábricas de cerveza.
No olvidemos a los trompetistas y flautistas (la justificación era que los soplidos pueden provocar reflujo gastroesofágico), y un interminable etcétera.
Un último dato: en Grecia una mujer separada de su marido puede jubilarse desde los 50 años siempre y cuando tenga hijos menores de edad a su cargo: si no ha cotizado los 35 años que fija la ley, recibirá la mitad de la pensión que le corresponde durante los primeros cinco años.
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DE SACRIFICIO EN SACRIFICIO
Hasta el 2010, con infiltrados y legítimos, los pensionistas de las listas especiales sumaban 700.000 trabajadores. Luego del rescate financiero de la Unión Europea y del FMI dicha lista se ha ido depurando.
Además, en el plano general, primero se subió la edad de jubilación de 61 a 63 años y medio, y desde el 1 de enero del 2013, la edad legal de jubilación es de 67 años, aunque la mayoría lo hace a los 62 (a partir de esa edad se puede recibir una pensión completa siempre que se haya cotizado 40 años).
Desde el 2010, las pensiones han disminuido entre un 10% y un 15% para los que cobran menos (de 500 euros al mes para abajo) y más del 45% para las más elevadas (más de 3.000 euros). En enero del 2014, en promedio los pensionistas cobraban 713 euros al mes.
Pero no es suficiente para rescatar al sistema. Los acreedores exigen a Grecia un ahorro de 1.800 millones de euros en pensiones y que estas no sean subsidiadas por el Estado, lo que supondría mayores recortes a quienes reclaman que ya han pagado suficiente por la irresponsabilidad de sus gobiernos.
Y detrás de los jubilados hay un doble drama: según Atenas, cerca del 50% de los hogares griegos vive de la jubilación de un miembro de la familia.
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DATOS:
2,6
millones de griegos son pensionistas en la actualidad (sobre una población de 11,3 millones de habitantes). Además, hay 3,5 millones de trabajadores y 1,2 millones de desempleados.
20,5%
de la población de Grecia tiene más de 65 años. En el 2013, Grecia gastaba 13% de su PBI en pensiones.