Cuando Pedro Castillo era presidente, la gente solía preguntarse: “¿De dónde saca a estos ministros?” Ahora que es un recluso de la Dinoes que trata desesperadamente de recuperar su libertad, la pregunta que todos se hacen es: “¿ De dónde saca a estos abogados?”
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Los programas de humor político son los principales beneficiados. Cada semana, los integrantes de la defensa legal del expresidente les escriben involuntariamente los libretos. Sin ir muy lejos, el viernes se desarrolló una audiencia en la que se sustentó una acción de amparo en contra de su detención. El representante legal de turno de Castillo (cambia tanto de abogados que es difícil recordar el nombre de todos) argumentó que su defendido no cometió el delito de rebelión pues este solo leyó la palabra “disolución” pero que en realidad no disolvió nada. Y, para rematar con un ‘chistecito’ de dudosa gracia, afirmó que este no se alzó en armas pues lo único que alzó fue el papel que estaba leyendo. Fue tan desordenada su presentación, que uno de los integrantes de la sala advirtió que estaba planteando argumentos diferentes a los mencionados en su acción de amparo.
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A estas alturas es difícil precisar cuántos abogados ha tenido Castillo desde que dio su golpe de Estado. O desde que “alzó su papel”, según la versión de su nuevo jurisconsulto de cabecera. El cálculo más reciente indica que ya van 17. El único elemento consecuente que ha mostrado su defensa ha sido su inestabilidad. Tal vez en la próxima audiencia lo veamos acompañado de un nuevo rostro. Tal vez lo veamos solo. Con él ya nada es predecible.
Si su gobierno fue un caos, su defensa es un desastre. Las pugnas internas entre letrados han sido más que evidentes. Los puñales están a la orden del día y no hay el mínimo pudor por ocultar las discrepancias. Esta semana Walter Ayala anunció que había dejado la defensa legal del exmandatario en el proceso de amparo de restitución. Uno de sus colegas lo corrigió públicamente precisando que fue Castillo quien lo sacó. “Están que se matan entre ellos”, “Hay uno que es el que más habla y no hace nada”, “No operamos con un equipo, cada quien ve su caso”. Estas son algunas de las frases —dichas esta semana por los propios integrantes de la defensa del exmandatario— que grafican la crispada situación interna y que fueron recogidas para un informe de Alicia Rojas publicado en El Comercio.
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Como si no fuera suficiente con una defensa legal caótica, los defensores políticos de Castillo también brindan regularmente insumos a los creadores de memes. Ahí está el anunciado proyecto de ley de Guido Bellido para concederle al docente chotano una amnistía por los delitos de rebelión y sedición. Es decir, pedirá “olvidar” esos delitos, con lo cual admite que los cometió,mientras sus abogados se esfuerzan en negarlos.
El incesante desfile de los numerosos defensores legales de Castillo no solo plantea la interrogante ¿de dónde los saca ?. Más interesante sería saber ¿de dónde saca para pagar sus honorarios?
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