El presidente Martín Vizcarra pronunció ayer un discurso en Tacna salpicado de muchas imprecisiones. (Foto: Reuters)
El presidente Martín Vizcarra pronunció ayer un discurso en Tacna salpicado de muchas imprecisiones. (Foto: Reuters)
Maria Alejandra Campos

Tradicionalmente este Diario publica La Posverdad de la Política los sábados en su edición impresa, sin embargo, el discurso de  en Tacna contiene tantas imprecisiones que me voy a tomar la libertad de tratar de imitar el espíritu de la sección en cuestión.

1. “Diversos problemas se ciernen sobre el país, como la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, que pretenden afectar la moral, la integridad y el deseo de cambio que tenemos todos”.
La pobreza es un problema estructural que no “pretende” nada porque no es una actividad deliberada de los ciudadanos, mientras que la corrupción sí lo es. “El deseo de cambio”, entendido como el , podría, en la retórica oficialista, aportar a luchar contra la corrupción, sin embargo, adelantar elecciones difícilmente podría mejorar la situación de pobreza y desigualdad que existe en el país. De hecho, desde su anuncio en 28 de julio a la fecha, las proyecciones de crecimiento oficiales del Perú se han ajustado a la baja al menos en 0,5 puntos (de 3,5% a 3,0%).

2. “¿O los seguimos enfrentando [los desafíos] con la confianza en quienes somos, los principios y valores que representamos y los increíbles logros que podemos alcanzar cuando trabajamos juntos?”.
Justamente, si se adelantan elecciones ya no se van a poder enfrentar los desafíos en este gobierno. Sobre los “increíbles logros”, no puedo recordar ninguno del que esta administración pueda jactarse. Una reforma judicial trunca y una reforma política reducida a su mínima expresión, son parte de su herencia.

3. “Unidad y fortaleza para abrir una nueva etapa donde podamos impulsar el verdadero progreso para todos, con una democracia sólida que garantice la gobernabilidad en el mediano y largo plazo”.
El adelanto de elecciones no tiene nada que ver con signos de “verdadero progreso” como mejor educación, salud, infraestructura o reducción de brechas. Además, la democracia sin duda no va a ser más “sólida” porque las elecciones sean en el 2020. Sin bicameralidad, reelección, circunscripciones más pequeñas, límite de invitados ni reformas a nivel regional y local y con voto preferencial, lo que se vendría sería más de lo mismo.

4. “Sé que nos van a seguir atacando, nos van a seguir difamando, van a seguir dando la espalda a los peruanos intentando defender privilegios”.
El presidente Martín Vizcarra aún no es investigado por el Caso Chinchero, pero si el Ministerio Público decidiese seguir ese camino, tendría que ser la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, quien se encargue de la tarea. Cabe recordar que el propio Vizcarra respaldó el nombramiento de Ávalos luego de que Pedro Chávarry renunció al cargo.

5. “No nos van a ganar porque estamos de lado correcto, estamos al lado del pueblo”.
En temas de gobierno, “el pueblo”, entendido arbitrariamente por el mandatario como ‘la mayoría’, no siempre está del lado correcto. Fue ese pueblo el que apoyó el autogolpe de Alberto Fujimori en 1992 y también es aquel que hoy está en contra de la igualdad de derechos para la comunidad LGTB.

El adelanto de elecciones podría tener argumentos válidos bajo los cuales sustentarse, pero claramente el camino de la demagogia populista no hace más que deslegitimarlo.