(Composición: El Comercio)
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Redacción EC

Con la explosión del escándalo de corrupción de , que se extendió desde Brasil a la mayor parte de América Latina, la corrupción continúa como uno de los problemas más graves de la región, de acuerdo a los resultados del Latinobarómetro 2017, elaborado entre junio y agosto de este año con datos de 18 países de la región.

Además, los ciudadanos perciben que no se hace lo suficiente para enfrentar ese mal. En el Perú, por ejemplo, solo el 27% cree que “se está progresando en reducir la corrupción en las instituciones del Estado”. En Brasil, la cifra alcanza el 33%; y en Ecuador, el país con los mejores resultados, llega a 55%.

“Está claro que un escándalo transnacional que afecta a la mayoría de países de América Latina genera, sin duda, que los encuestados sean mucho más conscientes del problema de la corrupción y del gran impacto que tiene sobre la política y el gobierno. Ya no hablamos solo de corrupción al menudeo, sino de la que involucra a actores importantes de la política y también del ámbito privado”, dijo a El Comercio Percy Medina, jefe de IDEA Internacional en el Perú.

El secretario general de la asociación civil Transparencia, Gerardo Távara, hizo hincapié en que otro problema es que las autoridades llamadas a enfrentar la corrupción no actúan de la forma en que la población espera. Por ello, no sorprende la poca confianza que tienen los peruanos respecto al Poder Judicial (18%), gobierno (18%), Congreso (13%) y partidos políticos (11%).

En el otro extremo, el mayor nivel de confianza de los peruanos está en la Iglesia Católica (63%), las Fuerzas Armadas (43%) y los organismos electorales (38%).

(Composición: El Comercio)
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“La confianza no es gratuita, se logra con una actitud proactiva de las autoridades para hacer frente a los problemas. Si esto continúa por ese camino, podría ser muy riesgoso que crezca la sensación de impunidad. Lo que uno percibe en el país es que hay algunas reacciones de las autoridades un tanto intermitentes, pero no se ve un liderazgo constante y continuo frente a la corrupción”, destacó Távara.

En el caso específico de nuestro país, sin embargo, la delincuencia está considerada el problema más grave (37%). Le siguen la corrupción (19%), la economía (7%), el desempleo (7%), problemas de educación (5%) y pobreza (3%).

En setiembre, Proética publicó una encuesta nacional en la que también se identificó a la corrupción como uno de los principales flagelos en el país: el 71% consideró que aumentó la corrupción en los últimos cinco años, mientras que el 49% proyectó que seguirá aumentando durante los próximos cinco años. Además, el 50% respondió que los poderes del Estado no gestionan adecuadamente la lucha anticorrupción.

En el caso del Ejecutivo, se han implementado menos del 30% de las recomendaciones que formuló hace casi un año la Comisión Presidencial de Integridad. El 70% de las observaciones ni siquiera se ha puesto en debate.

—Paradoja democrática—
Aunque el Latinobarómetro advierte que por quinto año consecutivo no se percibe una mejora en el respaldo a la democracia, la mayoría de ciudadanos de América Latina (70%) considera que, aun con sus dificultades, es “el mejor sistema de gobierno”.

No obstante, con 60%, el Perú se encuentra diez puntos por debajo del promedio regional en esa área, incluso debajo de Venezuela (77%), país sudamericano que atraviesa una profunda crisis política y económica. En la cima están Uruguay (84%) y Ecuador (83%).

Asimismo, el Perú es uno de los países en los que se ha registrado una “disminución muy significativa” de apoyo a la democracia en los últimos 22 años. Del 2016 al 2017, por ejemplo, hubo un descenso de 8 puntos, de 53% a 45%. La mayor caída en este aspecto fue en México: de 48% a 38% en el mismo período.

“Muchas encuestas ya han demostrado que en el Perú hay una débil confianza en las instituciones, así como un apego débil a algunos valores democráticos. Pero esto no quiere decir que la gente esté en contra o que prefiera el autoritarismo, sino que la adhesión a la democracia en un amplio sector es bastante débil todavía”, destacó Medina.

La directora fundadora de Latinobarómetro, Marta Lagos, mostró su preocupación por los resultados del barómetro. “Tenemos una democracia enferma. No hay ningún indicador que nos diga que la democracia va mejor. La democracia va mal en muchos países de la región”, dijo a la prensa al presentar los resultados.

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