Oscar García

Es un asunto de estudio la devoción que la cultura coreana inspira en estas tierras desde hace más de diez años. De repente, los restaurantes de comida de ese país empezaron a proliferar en Lima, al igual que la culinaria callejera de allá, como los ‘corndogs’ y esos platos ultrapicantes. La televisión nacional se llenó de conmovedores doramas (telenovelas), y hasta en nuestras salas de cine asistimos a una frecuente incursión de películas coreanas en cartelera, mayormente de acción, desastres o de zombis. La fiebre por el género musical K-pop es otro lote que ya tiene sus años: se ha esparcido como un virus que atrapa a la juventud peruana y la obliga a correr a los parques de la ciudad para entregarse a la reproducción incansable de coreografías de sus admirados BTS o Blackpink.

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