A mediados de noviembre la Comisión Multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno del Niño señaló que pasaba del estado de alerta “no activo” al de “vigilancia” en relación al posible desarrollo de La Niña costera, debido a un descenso en la temperatura superficial del mar en la costa.
Con el reciente antecedente de El Niño costero –que se caracterizó por no tener alcance global y afectó a Perú y Ecuador– es probable que surja la interrogante sobre qué diferencia hay entre este y el fenómeno de La Niña. Si bien ambos procesos naturales comparten una denominación similar y tienen un nexo claro, se trata de procesos distintos.
Relación
En primer lugar, es necesario aclarar que los fenómenos de La Niña y El Niño son parte de un patrón climático más grande llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Este último es una variación irregular periódica en los vientos y la temperatura superficial del mar en la sección tropical este del Océano Pacífico.
La fase de calentamiento del ENOS es lo que se conoce como El Niño, mientras que el periodo de enfriamiento es conocido como La Niña.
Ambos fenómenos se pueden suceder, pero es importante señalar que el hecho de que el El Niño tenga lugar, no necesariamente implica que el fenómeno de La Niña se produzca en el periodo inmediatamente posterior que le corresponde y viceversa.
De hecho hay periodos en los que ninguno de estos eventos tiene lugar y son denominados "neutros".
Diferencias
En términos sencillos, suele considerarse a ambos fenómenos como opuestos, pues El Niño se relaciona directamente con el debilitamiento de los vientos alisios y el ascenso de la temperatura de las aguas en el las costas de Perú y Ecuador, regularmente frías.
Por el contrario, durante el fenómeno de La Niña la temperatura del mar disminuye, debido a que los vientos se hacen más fuertes y desplazan el agua cálida en mayor volumen hacia el oeste del Pacífico.
Durante El Niño, la costa peruana, sobre todo en el norte, se ve afectada por las lluvias ocasionadas por el alza en la temperatura marítima, lo que trae como consecuencia inundaciones como las vistas en 1997 y en El Niño costero que tuvo lugar a inicios de este año.
La Niña se asocia a un descenso de las precipitaciones en la costa norte y a temporadas de sequía que suelen afectar los cultivos. Sin embargo, en la región andina y también en la amazónica se puede observar un gran incremento en precipitaciones.
Probabilidad de incidencia en el Perú
El último comunicado de la Comisión Multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno del Niño (Enfen) indicó que la posibilidad de incidencia de La Niña en el próximo verano es de un 23% en la Región Niño 1+2, que incluye las costas de Perú y Ecuador. En el caso de El Niño, las estimaciones llegaban al 1%.
Según el reporte, las probabilidades de que las condiciones sean neutras alcanzan el 72%. No obstante, la entidad citada mencionó que se encontró un descenso anómalo en la temperatura superficial del mar en la región del Pacífico Central, donde las posibilidades de que La Niña tenga lugar llegan al 65%, lo que sí provocaría a un incremento de las precipitaciones en la sierra y la selva.
Síguenos en Twitter...