Muchas veces los adultos tienen la idea equivocada de que las vacunas son solamente para recién nacidos o niños pequeños. Sin embargo, los adultos mayores también deben vacunarse para reforzar su sistema inmunológico y evitar que sufran enfermedades o epidemias estacionales.
Estas vacunas son importantes pues evitan males que pueden causar secuelas o discapacidad a largo plazo, indica el presidente de la Sociedad de Gerontología y Geriatría del Perú, Pedro Salomé.
Además, si bien se considera a una persona como adulto mayor a partir de los 65 años, es recomendable que desde los 50 años se acerque a un control de vacunación, explica el especialista.
A continuación, tres vacunas imprescindibles:
1. Herpes Zóster
El Herpes Zóster es una enfermedad severa que pone en riesgo al 95% de personas de la tercera edad. Se manifiesta a través de una erupción en la piel que aparece generalmente en una mitad del cuerpo o de la cara. Puede causar complicaciones como pérdida de la visión, neumonía, pérdida auditiva, sobreinfección bacteriana, debilidad muscular parcial, hepatitis e incluso hasta la muerte.
Cabe destacar que los estudios señalan que más de 600 millones de personas son afectadas en todo el mundo por este mal. Ante ello, la vacunación se convierte en la mejor solución puesto que ha demostrado no solo reducir a más de la mitad el riesgo de desarrollar la afección, sino también reducir en un 67% el riesgo de desarrollar la neuralgia posterior a la enfermedad.
2. Enfermedad Neumocócica
La enfermedad por neumococo es un padecimiento potencialmente mortal. Puede presentarse cuando la bacteria Streptococcus pneumoniae causa infección en los pulmones (neumonía), la sangre (bacteriemia) y el cerebro (meningitis).
La enfermedad neumocócica tiene un gran impacto sobre la salud de la población debido a que produce cerca de 1.6 millones de muertes anuales en todo el mundo. En los países en desarrollo, la mayor parte de la carga de la enfermedad se encuentra en los adultos mayores y en los niños menores de 2 años.
3. Influenza
La influenza es una enfermedad viral respiratoria aguda, se transmite mediante el contacto con las secreciones respiratorias de los estornudos, la tos y el habla, pero también puede contraerse al tocar con las manos superficies contaminadas con el virus.
El impacto de esta enfermedad en el adulto mayor es preocupante, ya que la tasa de mortalidad en mayores de 65 años es del 22%, y esa cifra aumenta en personas de 80 años a más. En las jóvenes, este índice se reduce al 0.2%.
Fuente: Sociedad de Gerontología y Geriatría del Perú